Una protesta por mejores sueldos en la hostelería, 'entrante' de la Feria de Agosto de Málaga

La Feria de Málaga tiene mucha historia y por eso el Archivo Municipal va a exponer a partir del martes 14 de agosto el acuerdo de pleno del año 1491, que supone la creación efectiva de este evento. Junto a este documento también podrán contemplarse dos ejemplares procedentes de su hemeroteca: un volumen de La Ilustración Española, correspondiente al año 1887, con un grabado con la a la cabalgata histórica de ese año, y El Expreso del siglo XV, un número extraordinario publicado a finales del siglo XIX y que simula ser un periódico del 19 de agosto de 1487, fecha de la conquista de la ciudad por los Reyes Católicos.

El origen de la Feria de Málaga, hay que buscarlo en el año 1487, fecha en la que se produce la conquista de la ciudad por los Reyes Católicos. En 1489, por real cédula de los RRCC, se concede a Málaga una feria mercado, que conectaría con una institución medieval clásica, presente en buena parte de las ciudades españolas y europeas en aquella época.

Pero el inicio efectivo de los festejos actuales se producirá dos años después, en abril de 1491, cuando por Acuerdo de Cabildo, el ayuntamiento establece celebrar una feria anual, el día de la Virgen de Agosto, para conmemorar la conquista de la ciudad. Esta sería la primera referencia sobre la celebración de nuestras fiestas.

A lo largo de la historia, los festejos tienen un carácter discontinuo e irregular y se mezclan y diluyen, en ocasiones, con otras celebraciones religiosas, como el Corpus, que durante algunos años llega a tener el valor de feria

Existen experiencias curiosas y así, entre los años 1884 y 1886, se decide vincular los Festejos de la Ciudad a la Virgen del Carmen en un intento de darle un carácter marcadamente marítimo e, igualmente, favorecer un turismo incipiente que empezaba a desarrollarse por aquellos años.

Un hito clave en la historia de la Feria de Málaga será el año 1887, IV Centenario de la Reconquista. Tras la intermitencia en la celebración de siglos anteriores se establece ya, definitivamente, una celebración con regularidad anual, con una duración de unas dos semanas y un contenido más fastuoso

En un contexto histórico marcado por una crisis económica generalizada y acontecimientos desgraciados para la ciudad (filoxera, terremotos...) se inicia una nueva etapa para los festejos que tendrán ya una continuidad anual definitiva. El auge de un turismo en tímido crecimiento y el deseo de un mayor crecimiento económico, tras un periodo de crisis general, animan a revitalizar estos festejos. Se desarrolla, pues, una feria con un carácter religioso, profano, lúdico, artístico, taurino..., tal como se reflejan en las múltiples actividades que se realizan: la Cabalgata Histórica, con la escenificación de la entrada de los Reyes Católicos a la Ciudad; corridas de toros; fuegos artificiales; bailes; actos y funciones religiosas centradas en la devoción a la Virgen de la Victoria; certámenes y exposiciones sobre Bellas Artes, conciertos y regatas.

En este escenario, de finales del siglo XIX, hay que buscar también el origen de los carteles de la feria, que en estos primeros años tendrán una clara referencia visual al IV Centenario de la Reconquista. Estos carteles reflejan, además, a lo largo de los años la evolución en los gustos pictóricos y el contexto político, social o económico en el que se surgen.