El oasis sevillano que permite a PP y PSOE pactar en medio de la crispación

Un oasis pactista en medio de la tormenta de crispación. Sevilla ha visto cómo las tres administraciones, de distinto color político, se han reunido para asuntos dispares en poco más de un mes y con el objetivo de avanzar en asuntos que llevaban lustros atascados. La situación de la capital andaluza, gobernada por el PSOE, en una comunidad dirigida por el PP, contrasta con el alto nivel de crispación que marca la política nacional, con bloqueos que se convierten en verdaderas crisis institucionales, como ocurrió con la reforma del Tribunal Constitucional a finales de 2022.

El 19 de enero, la ministra de Política Territorial, Isabel Rodríguez, compartió mesa en uno de los salones nobles del Ayuntamiento de Sevilla con el consejero de Presidencia de la Junta, Antonio Sanz. El objetivo era impulsar una mesa institucional en la capital andaluza para activar proyectos como la ley de capitalidad que reconozca la singularidad de la tercera área metropolitana del país. Y de paso consiga financiación extra a una ciudad que cuenta con unas bolsas de pobreza que año tras año la llevan a lo más alto de la estadística de los barrios con menos renta de España.

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Seis días después, el 25 de enero, fue la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, quien se fotografió con el presidente de la Junta, Juanma Moreno, y la consejera de Fomento, Marifrán Carazo, en el Salón de los Tapices del Alcázar sevillano. Los representantes de las dos administraciones firmaron el acuerdo para ampliar el metro de la capital andaluza después de casi 15 años sin obras. La firma supone la llegada de 1.300 millones en esta década.

En las dos imágenes, aparecía como anfitrión el alcalde socialista de la ciudad, Antonio Muñoz. La mesa institucional sobre la capitalidad era una de sus aspiraciones, pero es cierto que el acuerdo del metro nació cuando en Sevilla gobernaba Juan Espadas, Susana Díaz era presidenta de la Junta y el ministro de Fomento era el popular Íñigo de la Serna. Muñoz ha continuado por la misma senda de su predecesor, que en los últimos dos mandatos ha pactado los presupuestos de la ciudad con todos los partidos, salvo con Vox.

Muñoz pretende extender el éxito de los acuerdos entre administraciones para acabar con las bolsas de pobreza que tiene la capital

El pasado 24 de enero, entre los dos encuentros de las tres administraciones en Sevilla, Muñoz aprobó los últimos presupuestos del mandato, a pesar de que faltaban justo cuatro meses para las elecciones. Lo hizo con el apoyo de los tres ediles de Ciudadanos en un intento por mandar un mensaje de moderación que le permita captar parte del voto que saldrá de la debacle naranja. Aunque es cierto que fue un capítulo más de esa costumbre sevillana de alcanzar pactos que no parecen posibles en otras partes del país. En Madrid, por ejemplo, afrontan 2023 sin presupuestos por la falta de entendimiento del Gobierno de José Luis Martínez-Almeida con sus socios de Vox. No son los únicos socios que pasan por turbulencias, como demuestra la situación del Gobierno central y la ley del solo sí es sí.

La buena sintonía Moreno-Muñoz

Una de las claves para este entendimiento que se ha puesto en práctica en Sevilla en los últimos meses tiene que ver con el buen nivel de entendimiento que hay entre Antonio Muñoz y Juanma Moreno. No siempre ocurre esto entre los inquilinos de la plaza Nueva —sede del consistorio sevillano— y San Telmo. Es cierto que tanto jefe del Ejecutivo andaluz como el regidor hispalense cultivan la imagen de moderación que tan útil le fue al malagueño para lograr el éxito de la mayoría absoluta.

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Ha llamado la atención que Antonio Muñoz, en el foro España a examen, organizado por El Confidencial, haya sacado dos de las banderas que más esgrime Moreno: la simplificación administrativa y la seguridad jurídica como forma de abonar las inversiones en su ciudad. La tesis del alcalde sevillano es que son dos elementos clave para hacer avanzar Sevilla en un mundo marcado por la competición entre ciudades.

Este buen entendimiento ha tenido varios episodios, con una primera reunión en San Telmo y una segunda en el ayuntamiento de la capital. El entorno del alcalde está convencido de que esta vía es la más útil para desatascar proyectos y lograr objetivos, como el de convertir Sevilla en la sede de la Agencia Espacial Española (AEE). Al contrario que el Gobierno central, que ha tenido que enfrentarse a quejas de varios alcaldes socialistas, como el de Granada, por el reparto de sedes institucionales, el de la Junta mostró su apoyo a Sevilla en su aspiración por lograr la NASA española, a pesar del distinto color político.

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La intención de unos y otros es seguir avanzando en este camino. Muñoz ha puesto ya el próximo objetivo en el coloquio celebrado en la redacción de El Confidencial, que ha contado con la participación de periodistas y analistas del periódico, así como de su director, Nacho Cardero. El alcalde ha puesto el foco en la necesidad de involucrar a la Administración central y a la autonómica para poner en marcha una estrategia integral en las bolsas de pobreza de la capital andaluza.

Año tras año, los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) colocan seis barrios sevillanos entre los más pobres de España. Destacan aquí Los Pajaritos o las Tres Mil viviendas. A pesar de que en este último barrio hay un organismo —el comisionado del Polígono Sur— que cuenta con apoyo de las tres administraciones, Muñoz ha pedido un esfuerzo inversor e institucional para acabar con este problema que, aseguró, le provoca "sonrojo". Entre las propuestas para las que Muñoz ha pedido apoyo a Junta y Gobierno, destaca la rehabilitación de viviendas, pero también la lucha contra el absentismo escolar. "Lo tenemos que liderar como ayuntamiento, pero necesitamos recursos de la Junta y del Gobierno de España", zanjó el dirigente socialista.