Motos de agua robadas para cruzar inmigrantes a todo gas por el litoral sur

El pasado 12 de septiembre, Salvamento Marítimo informaba de que la tripulación del helicóptero Helimer 202 auxiliaba a tres personas que se encontraban a la deriva en una moto acuática. Un rescate singular que se repetía instantes después. En esa ocasión, eran cuatro los ocupantes de otra moto de agua que se encontraba en apuros. Los siete individuos, inmigrantes que estaban intentando entrar en el país de forma irregular, fueron trasladados a Almería para recibir asistencia sanitaria y social.

Esta es la escena que en las últimas semanas se está repitiendo en el litoral este andaluz y que pone de relieve un nuevo 'modus operandi' de las organizaciones de trata de seres humanos protagonizado por individuos que roban motos acuáticas para partir desde costas argelinas y marroquíes y que, cargados con garrafas de combustible, se adentran en el mar para recorrer distancias que llegan a alcanzar las 90 millas —casi 145 kilómetros—.

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Fuentes del Instituto Armado consultadas por El Confidencial apuntan a una dinámica que en jornadas puntuales parecen desplegar una estrategia común para sortear a las patrullas policiales y los sistemas de radar. Un número considerable de motos acuáticas que se lanzaban al mar procedente de las costas marroquíes y que “en un porcentaje muy elevado tocaba tierra”.

La Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC) ya denunció a finales de agosto esta práctica en el litoral gaditano, aunque en esta zona es más comprensible si se tiene en cuenta que la distancia que hay que recorrer son los poco más de 14 kilómetros del Estrecho de Gibraltar. Lo que ha llamado la atención de los agentes y los servicios de rescate es que se estén utilizando estas embarcaciones para adentrarse en travesías mucho más largas, incrementando notablemente el riesgo de quedar a la deriva tras sufrir una avería o agotarse el combustible.

Distintas fuentes, por ejemplo, recordaban intervenciones de este tipo en puntos de la franja costera malagueña como Torrox o Nerja, así como en el litoral almeriense. Actuaciones en las que los inmigrantes llegaron a la playa en las motos de agua y esperaron la llegada de los agentes.

Como es lógico pensar, estas llegadas eran más habituales los días en los que la mar estaba calmada y las temperaturas eran más benignas, aunque las citadas fuentes señalaron que esta vía abierta por la inmigración irregular irá consolidándose y extendiéndose. Y en parte, porque se convierte en una lucrativa opción de negocio para cualquiera que pueda hacerse —de forma legal o ilegal— con una moto acuática. Sin ir más lejos, la Policía Nacional informaba recientemente de la detención en Algeciras del que calificó como “el piloto de motos de agua más activo en el tráfico clandestino de inmigrantes”. Este individuo, que en el pasado estuvo encarcelado por delitos de terrorismo y contra la seguridad nacional, pasó 12 horas a la deriva junto a un menor que supuestamente trataba de introducir ilegalmente.

Recientemente, fue detenido "el piloto de motos de agua más activo en el tráfico de inmigrantes"

“En las últimas semanas, ha proliferado la llegada de personas procedentes de Marruecos a la península a través de motos acuáticas. Estas son utilizadas por las organizaciones criminales dedicadas al tráfico de personas como un medio rápido y seguro para conseguir sus fines delictivos. Tanto es así que llegan a cobrar por pasaje hasta 10.000 euros”, precisaron fuentes de este cuerpo.

Las fuentes consultadas explicaron que en los últimos tiempos las redes de la inmigración que operan en el Estrecho y desde las costas de Argelia parecen optar por embarcaciones de menor tamaño y cuya detección por el Servicio Integrado de Vigilancia Exterior (SIVE) es más complicada. Desde lo que en el argot policial llaman las ‘papatango’, las ‘pateras taxi’, barcos recreativos, de seis o siete metros de eslora y motores potentes de unos 200 caballos, que en verano suelen arribar al litoral almeriense; hasta las motos acuáticas de distinta potencia, que crecen como medio de transporte de forma paralela al desarrollo del sector náutico en el norte de África.

“Esto va a ir a más”, señalan, para incidir en que las víctimas de las organizaciones de tratas de personas “no son conscientes” del peligro al que se enfrentan cuando se lanzan a una travesía así. Porque las motos de agua tienen una autonomía muy concreta que “varía dependiendo del número de ocupantes, la velocidad, el oleaje…”.

Evolución de las rutas

Después de que el cambio de postura de España sobre la situación del Sáhara pareciese provocar un mayor control de los flujos migratorios por parte de las autoridades marroquíes, las embarcaciones de las redes de trata de personas han retomado las distintas rutas hacia Ceuta, Melilla y las costas canarias o andaluzas, además de ampliar su radio de acción hasta la zona de Levante y Baleares con la reactivación de la denominada ruta argelina.

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Los datos publicados por el Ministerio de Interior registran una caída de las llegadas durante los primeros nueve meses del año, pasando de las 28.729 registradas en el mismo periodo de 2021 a las 23.197 del presente ejercicio. El mayor porcentaje de este descenso recae sobre la vía marítima, que experimenta una bajada interanual del 21,8%, pero que sigue siendo la utilizada mayoritariamente por los migrantes —21.228—.

La ruta terrestre, sobre la que supuestamente debía ejercer más control Marruecos, curiosamente experimenta un crecimiento de más de 23 puntos porcentuales. El Ejecutivo cifra en 376 el incremento de personas que accedieron a Ceuta y Melilla durante los tres primeros trimestres del presente año, hasta sumar un total de 1.969.