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El singular caso de una 'madame' de Mongolia que engañaba a jóvenes con cursos de moda
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OPERABA EN SAN SEBASTIÁN, MADRID Y FRANCIA

El singular caso de una 'madame' de Mongolia que engañaba a jóvenes con cursos de moda

Erkan era un "referente" internacional. Igual introducía irregularmente inmigrantes, obtenía ayudas con ellos, que ofrecía a las chicas drogadas por los bares de copas

Foto: Imagen de archivo de una operación contra las redes de prostitución en España. (EFE)
Imagen de archivo de una operación contra las redes de prostitución en España. (EFE)

Era una especie de conseguidora, la persona a la que acudían muchos compatriotas para que acortase cualquier trámite administrativo. Una ascendencia sobre una comunidad tan exótica que aprovechó para engañar a jóvenes universitarias de su país haciéndolas creer que podían viajar al extranjero para estudiar moda y confección. Pero a las que finalmente convertía en peones de su red internacional de hurtos y las ofrecía como meros trozos de carne entre borrachos de bares de copas. Es Erkan, la ‘madame’ de Mongolia. El único caso conocido hasta el momento en España. Una singularidad en el sórdido mundo de la trata de seres y explotación sexual capaz de sorprender a los agentes de la Unidad Central de Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales (Ucrif) que combaten a diario esta lacra.

El jefe de la investigación que posibilitó ponerle los grilletes y desarticular la organización criminal que lideraba explica a El Confidencial que se trataba de una 'rara avis'. Nunca antes los expertos en la lucha contra las redes de prostitución se habían enfrentado a una proxeneta originaría de Mongolia. Una mujer capaz de diversificar su red hacia distintas modalidades delictivas y que se había convertido en un “referente” internacional introduciendo irregularmente a ciudadanos procedentes de su país.

Foto: Agente de la Benemérita detiene a un hombre. (Guardia Civil)

Erkan, que llevaba “mucho tiempo” en España, ya había estado bajo el foco policial cuando las autoridades alertaron de un notable aumento de empadronamientos de ciudadanos mongoles en San Sebastián. Las sospechas, según las fuentes consultadas, radicaban en que esta mujer utilizaba distintos pisos para empadronar a “compatriotas” a los que supuestamente “cobraba 600 euros por ello”.

Este 'modus operandi', apuntaron, lo repitió en el caso de las jóvenes que supuestamente acababa prostituyendo. Chicas “de poco más de 20 años”, universitarias, con un nivel educativo y un estatus social elevado, a las que engatusaba con un futuro en el mundo del diseño y la confección y la posibilidad de desarrollarse en una sociedad occidental.

Polonia era la vía de entrada. Allí tenía un contacto que le proporcionaba documentos

La persona que le ayudaba en las tareas de captación era su hija, una joven atractiva que se desenvolvía con soltura por los campus universitarios de Mongolia, país a donde viajaba con cierta regularidad. “Les ofrecía venir a estudiar moda en España y les dibujaba un evidente mejor estilo de vida”.

Para introducirlas en el país, presuntamente obtenían la documentación a través de un contacto que tenían en Polonia. “Venían camufladas en distintos eventos, como miembros de una asociación cultural, por ejemplo, donde la presencia de una persona más solía pasar desapercibida”, señala el responsable del caso, que detalla que algunas de estas mujeres no llegaban a pisar suelo polaco y “eran desviadas directamente a España”.

Foto: Imagen: Irene Gamella.

Una vez llegaban a su destino, las matriculaban en instituciones educativas del País Vasco, pero no porque estuviesen preocupadas por su formación, sino porque era una vía de entrada de dinero a través de subvenciones y ayudas. Las jóvenes no llegaban a entrar en un aula y desde el primer momento les dejaban claro que debían pagar —casi siempre, con intereses— el coste de su viaje.

Era en ese momento cuando se disipaban sus sueños de acabar labrándose un futuro en el mundo de la moda y las chicas se enfrentaban a su nueva realidad: convertirse en ladronas y prostitutas de la organización presuntamente liderada por Erkan.

Derecho de pernada

“Les retiraban la documentación, les daban una falsa y las utilizaban, en un primer momento, para que perpetraran robos, hurtos, en establecimientos, pequeños comercios de ropa o perfumerías”, apunta el investigador, que explica que la red desplazaba a las chicas a Francia y Madrid para actuar. “Algunas de ellas fueron detenidas” en el país vecino, a donde se trasladaban por la cercanía con la frontera, hurtaban y regresaban a territorio español para dar salida a los productos en el mercado negro.

Según la Policía Nacional, la cabecilla se rodeaba de su entorno más cercano, al que encargaba las diferentes áreas delictuales como la captación, traslado, acogimiento y posterior explotación. Y la investigación reveló que las inmigrantes también acababan empleadas en talleres clandestinos en unas pésimas condiciones. “Una de sus víctimas se encontraba trabajando en un comercio de Madrid utilizando la identidad de otra persona”.

Las chicas eran drogadas y emborrachadas para que no opusiesen resistencia

“Pasado un tiempo, las jóvenes pasaban a ser explotadas sexualmente. No en prostíbulos, sino que las llevaban a bares de copas y las ofrecían a los clientes del local”, informa el mando policial, que añade que “las chicas eran drogadas y emborrachadas para que no supiesen lo que estaban haciendo”. Pero, antes de que esto ocurriera, explica, el hijo de la principal investigada presuntamente se cobraba su particular derecho de pernada y abusaba de las que le gustaban.

Las pesquisas apuntan a que la red “no tenía una infraestructura” sólida en este campo, simplemente “vieron una oportunidad” y se adentraron en el mundo de la prostitución. “Estaban empezando y no llegaron a saber cómo hacerlo. No supieron gestionarlo bien porque no les dimos tiempo a que se organizaran”.

Foto: Coche patrulla de la Policía Nacional. (iStock)

La investigación que llevó a la desarticulación de este entramado comenzó con la recepción en el correo electrónico trata@policia.es, establecido para la lucha dentro del Plan Policial Contra la Trata de Seres Humanos, de una información que podría indicar la existencia de un delito de trata de seres humanos con fines de explotación sexual, laboral y realización de actividades delictivas. No obstante, con el caso en marcha, los agentes supieron que una joven ya había denunciado en Mongolia lo que estaba ocurriendo, pero los cauces de información no fueron fluidos en ningún momento con las autoridades de este país.

Las pesquisas culminaron con dos víctimas liberadas y siete detenidos —tres en Madrid y cuatro en San Sebastián— por los delitos de trata de seres humanos con fines de explotación laboral, sexual y para cometer actos delictivos, favorecer la inmigración ilegal, pertenencia a organización criminal, falsedad documental y usurpación de funciones. Además, se realizaron tres registros donde se intervino documentación relacionada con la actividad delictiva.

La Policía Nacional recuerda que cuenta con la línea telefónica 900 10 50 90 y el citado 'e-mail' para facilitar la colaboración ciudadana y la denuncia anónima y confidencial de este tipo de delitos, no quedando reflejada la llamada en la factura telefónica.

Era una especie de conseguidora, la persona a la que acudían muchos compatriotas para que acortase cualquier trámite administrativo. Una ascendencia sobre una comunidad tan exótica que aprovechó para engañar a jóvenes universitarias de su país haciéndolas creer que podían viajar al extranjero para estudiar moda y confección. Pero a las que finalmente convertía en peones de su red internacional de hurtos y las ofrecía como meros trozos de carne entre borrachos de bares de copas. Es Erkan, la ‘madame’ de Mongolia. El único caso conocido hasta el momento en España. Una singularidad en el sórdido mundo de la trata de seres y explotación sexual capaz de sorprender a los agentes de la Unidad Central de Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales (Ucrif) que combaten a diario esta lacra.

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