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Mudarse al norte para no morir pobre: el ascensor social andaluz sigue averiado
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Trabajos poco cualificados

Mudarse al norte para no morir pobre: el ascensor social andaluz sigue averiado

Cádiz es la provincia española de mayor desigualdad intergeneracional, pero Huelva, Sevilla, Granada, Córdoba y Málaga la siguen a la zaga

Foto: Protesta convocada en Cádiz por el comité de Airbus. (EFE/Román Ríos)
Protesta convocada en Cádiz por el comité de Airbus. (EFE/Román Ríos)
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Álvaro Quirós (1987) estaba en la facultad cuando se enteró de que su padre perdía el trabajo de toda su vida. La fábrica de Delphi cerró en Puerto Real (Cádiz) y su familia, como otras miles en el entorno, se quedó sin su principal sustento. Luego llegarían la crisis económica, la incertidumbre y la sucesión de trabajos temporales en varios países. "Al igual que yo, todos mis amigos han tenido que irse de Andalucía en algún momento", apunta.

No es un caso puntual, sino la norma en el sur de España: los hijos de las familias trabajadoras deben hacer la maleta si no quieren morir siendo pobres. Hay casos de éxito, pero cada vez es más difícil encontrarlos porque cada vez son menos quienes consiguen progresar. Los datos apuntan a que Andalucía tiene el ascensor social más estropeado de España.

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Cádiz es la peor parada en los 'rankings' que miden la igualdad de oportunidades y el estado de salud de la meritocracia: es el lugar donde los hijos de las familias más humildes ascienden menos y donde la diferencia de renta entre los hijos de pobres y ricos es más abultada. En toda Europa, solo algunas zonas del sur de Italia ofrecen menos posibilidades de movilidad social —ascenso o descenso de los individuos de una clase a otra— para quienes quieren progresar.

Son algunas de las conclusiones del estudio 'El ascensor social en España', publicado recientemente por Esade Ecpol, que compara las rentas de hijos que alcanzaron la edad adulta en 2016 con la de sus padres a su edad y alerta de las brechas territoriales entre norte y sur. Cádiz se sitúa en el vagón de cola, pero el informe advierte del freno a la movilidad intergeneracional en toda Andalucía. Huelva, Sevilla, Granada, Córdoba y Málaga completan los primeros puestos en la lista de territorios con mayor desigualdad de ingresos y menor incremento de renta de los hijos de familias pobres.

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Si nació en Cádiz, un hijo de familia pobre tiene, de media, 14.826 euros de renta; pero si lo hizo en Barcelona, alcanza los 20.556 euros, casi 6.000 más. No es solo una cuestión de falta de oportunidades, sino de diferencia entre clases: si dividiéramos los distintos niveles de renta en 100 percentiles, los hijos de familias ricas gaditanas alcanzan, de media, hasta 21 escalones más que los pobres —20 más en Sevilla, segunda en el 'ranking'—; en Soria, la provincia con menor diferencia, 12.

Según Ildefonso Marqués-Perales, doctor en Sociología por la Universidad de Sevilla y experto en movilidad social, los datos registrados desde 2005 confirman una tendencia que, aunque es más acuciante en Andalucía —sobre todo en la parte occidental—, se extiende a toda España. En su libro 'La movilidad social en España' (Catarata, 2015), asegura que desde los años noventa el sistema económico español no genera trabajos cualificados como para absorber a los universitarios que se siguen formando.

Pero ¿por qué el desgaste de la meritocracia se ceba más con el sur? ¿Qué provoca que los jóvenes andaluces lo tengan más difícil que el resto? ¿Qué consecuencias puede tener a medio plazo?

Desempleo y pocos trabajos cualificados

"Me ha costado muchos años tener un sueldo mínimamente en condiciones", explica Álvaro Quirós, que ahora vive en Puerto Real. Al igual que ocurriera con Delphi, la fábrica donde trabajaba su padre, la ciudad afronta en estos meses el cierre de la planta de Airbus, una gota más en el proceso de desindustrialización de la bahía de Cádiz. "La cultura ha cambiado: antes nuestros padres entraban en una empresa grande con 20 años y se jubilaban ahí. Yo he perdido la cuenta de las veces que he cambiado de trabajo ya", apunta.

"Nuestros padres entraban en una empresa con 20 años y se jubilaban ahí. Yo he perdido la cuenta de las veces que he cambiado de trabajo"

Los expertos señalan el sistema productivo andaluz como una de las grandes causas del bloqueo del ascensor social. "Andalucía tiene muchísimos problemas para crear trabajos cualificados: tenemos una economía con muy bajo nivel añadido y basada en turismo, hostelería y construcción, sectores que no generan trabajo para los licenciados: tenemos a biólogos trabajando en el McDonald's, arquitectos en la recogida de la fresa o maestros de basureros", explica Marqués-Perales.

Nadie quiere irse

Tras trabajar en varias ciudades europeas en el sector del 'marketing', Álvaro consiguió un empleo a distancia y volvió a casa. Su padre se prejubiló y él ha formado una familia. "Muchos nos vamos fuera y cogemos la experiencia suficiente para arriesgarnos a volver y encontrar algo aquí: llega un momento en que prefieres cobrar menos pero vivir en Cádiz y tener calidad de vida".

En Andalucía, pocos quieren irse y los que se van quieren volver. A diferencia de otros territorios de "desigualdad persistente", donde los hijos consiguen progresar mudándose a "áreas de oportunidades" —Madrid, Barcelona, etc.—, la emigración en Andalucía es relativamente baja, salvo algunas excepciones en provincias como Jaén. "En la España vaciada los hijos se van a los principales centros económicos del país y por eso hay una alta movilidad social. Sin embargo, en Andalucía, sobre todo en la parte occidental, el porcentaje de gente que se va no es tan alto a pesar de que hay mucha pobreza", apunta Javier Soria, investigador en la Paris School of Economics y autor del estudio.

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El desempleado andaluz hoy es "más estructural" gracias al estado de bienestar, las viviendas en propiedad —por herencia o hipoteca— y el apego al territorio. En cualquier caso, haber nacido en el sur influye incluso a la hora de buscar trabajo fuera de Andalucía. Como en el resto de España, los andaluces que emigran —casi siempre a provincias con más oportunidades— logran mejores sueldos que los que no, pero alcanzan rentas algo inferiores que quienes proceden de otros territorios. Cuando se van, los gaditanos de familias pobres suben, de media, hasta el percentil 52 —16 escalones más en la escala de sueldos respecto a los que se quedan—. Un onubense pasa del 45 al 52 —siete escalones—. Los salmantinos, de los más beneficiados por el cambio, alcanzan el 61 y suben 20 escalones.

Formación y desigualdades históricas

Todos los expertos señalan también las elevadas tasas de fracaso escolar (17,8%), sobre todo entre las clases más bajas. Además, el porcentaje de universitarios (39%, ocho puntos por debajo de la media nacional) o los resultados del informe PISA (501 puntos, solo por encima de Extremadura) constatan que Andalucía tiene margen de mejora en educación.

"Para moverte, debes tener los incentivos claros, pero las oportunidades laborales para un andaluz sin estudios también son limitadas en el resto de España. Antes pasabas de recoger cereales en el campo sevillano a trabajar en una industria siderúrgica en Mondragón. Ahora, ¿te vas de Cádiz para trabajar en Barcelona en un bar?", se pregunta Mnuel Hidalgo, profesor de Economía Aplicada de la Universidad Pablo de Olavide. Marqués-Perales recuerda que, además, "los puestos para graduados universitarios disponibles fuera de Andalucía son los que otras regiones no quieren".

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También hay razones históricas de fondo. Andalucía ha sido tradicionalmente un territorio de grandes desigualdades, "con una gran proporción de jornaleros y de propietarios agrícolas, especialmente en latifundio. Esas dos clases son las que normalmente tienen más reproducción social, es decir, que tu padre sea jornalero y tú también lo seas, o que tu padre sea propietario y tú heredes", apunta Marqués-Perales.

Desigualdad conduce a desigualdad

El informe alerta de que, si no se plantean actuaciones a corto plazo, la brecha irá a más. "Si partes de una sociedad desigual, es muy difícil que los hijos de los pobres superen esas barreras iniciales", apunta Soria. Hidalgo recuerda que "tenemos un modelo económico que va ahondando en las desigualdades, no solo en las sociales, sino en las territoriales". "O se hace un enorme esfuerzo por eliminar factores que separan las regiones de éxito de las que no o es posible que Andalucía se vaya hundiendo en el barro", añade.

Los expertos alertan de las consecuencias de la desigualdad, no solo en términos de justicia social, sino de eficiencia económica y estabilidad política. "Una mayor desigualdad, sobre todo entre los más jóvenes, lleva a mayor protesta social", apunta Soria.

Un ascensor social averiado provoca "mayores niveles de segregación y polarización", lo que lleva a "una mayor inestabilidad política e institucional", tal y como destaca el informe. Las consecuencias son "el populismo y la desconfianza hacia el sistema". Nuevamente Cádiz, la provincia que lidera casi todos los 'rankings' del informe, fue la más abstencionista en las últimas elecciones autonómicas, los comicios donde menos andaluces fueron a votar en los últimos 30 años.

Foto: Carlos Gil Hernández. (Foto cedida)

"La movilidad social alimenta la esperanza de la gente. Es la válvula de escape del capitalismo: cuando alguien está frustrado porque no puede subir de clase social, vuelca la esperanza en sus hijos. Pero cuando bloqueas la movilidad de sus hijos…", reflexiona Marqués-Perales, que comprobó en sus investigaciones cómo quienes consideraban que vivían peor que sus padres eran tendentes al voto de partidos como Podemos: "Entrevisté a padres que los votaban porque sus hijos no se colocaban con su carrera". Su hipótesis es que ahora está pasando lo mismo con Vox, aunque aún no hay estudios que lo certifiquen.

Soria considera que es "urgente" una inversión destacada en esos territorios desfavorecidos. El informe incluye propuestas innovadoras, como repartir "bonos para mudarse a barrios de altas oportunidades", diseñar "políticas de vivienda asequibles" destinadas a "reducir la segregación residencial" y otras medidas para "favorecer la migración interna a lugares de altas oportunidades".

Hidalgo considera que es fundamental una fuerte inversión en educación para seguir reduciendo las tasas de fracaso escolar, especialmente en barrios desfavorecidos. Marqués-Perales recuerda que es "muy difícil" revertir esta situación porque las medidas más efectivas para favorecer la movilidad social "son impopulares". "Las más potentes, como el impuesto a las herencias, no son bienvenidas: nadie quiere que le quiten su pequeño piso si puede dárselo a su hijo. Con la familia nuclear es muy difícil crear un impuesto a las sucesiones potente y eso entra en colisión con la meritocracia. Todo el mundo está a favor de que haya igualdad de oportunidades, pero para eso tienes que dar servicios a aquellos que no los tienen", concluye.

Álvaro Quirós (1987) estaba en la facultad cuando se enteró de que su padre perdía el trabajo de toda su vida. La fábrica de Delphi cerró en Puerto Real (Cádiz) y su familia, como otras miles en el entorno, se quedó sin su principal sustento. Luego llegarían la crisis económica, la incertidumbre y la sucesión de trabajos temporales en varios países. "Al igual que yo, todos mis amigos han tenido que irse de Andalucía en algún momento", apunta.

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