21 incendios al día: la huella de fuego que se extiende por España
El informe anual de Seguridad Nacional recoge que durante el año pasado 65.923 hectáreas fueron arrasadas por las llamas. Paradójicamente, fue uno de los 'mejores' ejercicios
Los incendios de sexta generación —como el que hace casi una semana se extiende en un frente de 90 kilómetros por la zona occidental de la provincia de Málaga— suponen un peligroso cambio de paradigma en un país que durante el pasado año registró una media diaria de 21 fuegos forestales o conatos que arrasaron con 65.923 hectáreas. Cifras que, por increíble que parezca, están por debajo del promedio de la última década, pero que contextualizan lo que el Departamento de Seguridad Nacional (DSN) considera un riesgo para España, al que dedica bastantes referencias en su último informe anual.
El documento refleja que durante 2020 se produjeron en España 7.745 siniestros de este tipo en sus distintas dimensiones. Un total de 508 adquirieron la cualificación de fuego forestal porque superaron la hectárea de extensión, mientras que el resto —7.237, el 93%— se clasificaron como conatos. Y según los datos recogidos por el Centro Nacional de Seguimiento y Coordinación de Emergencias (Cenem), 19 de los primeros se consideraron “grandes incendios” porque afectaron a más de 500 hectáreas de superficie.
Por comunidades autónomas, Galicia fue la que aglutinó mayor número de sucesos el pasado año —144—, seguida de Andalucía —84— y Castilla y León —62—. Eliminando a Ceuta y Melilla, por sus especiales características, Madrid —uno—, La Rioja —cuatro— y País Vasco —cuatro— fueron las regiones menos castigadas por las llamas.
Las 65.923 hectáreas de superficie quemada hicieron que el país se mantuviese, por tercer año consecutivo, por debajo de la media del decenio —101.657— y se redujo con respecto a 2019 —84.061—, aunque se incrementó notablemente con respecto al ejercicio anterior, 2018, el mejor año de los últimos 10 con solo 23.912.
No obstante, las probabilidades de que se produjeran los 'superincendios' de los que advierten los expertos hubiesen sido mucho mayores en recientes periodos, en los que estos datos palidecen frente a los registros de incendios y territorio dañado. El citado informe del DSN recoge que, por ejemplo, en 2011 se produjeron 16.414 fuegos y conatos, 417 más que en el ejercicio inmediatamente posterior.
Esto supone unas medias diarias de 45 y 44 siniestros, respectivamente, que extrapoladas al actual contexto de riesgo climático dibujarían un complejo escenario, aunque sea únicamente por el aumento de las posibilidades de que se desatara un incendio de sexta generación.
Pero tampoco se puede obviar que los daños generados por el fuego en España han sido mucho mayores a lo largo de la última década, como ponen de relieve las 218.957 hectáreas afectadas durante 2012 y que supusieron más del doble de las cuantificadas en 2011 —102.161—, a pesar de tener casi los mismos incidentes. Hace cuatro años se registró la segunda marca —178.482— y en 2015 la tercera —109.783—. El resto de años, se rozaron o rebasaron ampliamente las 50.000.
Si se analiza exclusivamente el número de incendios, España experimenta notables oscilaciones, con subidas y bajadas de casos que ponen de relieve una situación inestable. Así, los 508 que se notificaron el pasado año representaron una reducción de 79 con respecto a 2019, pero un notable aumento en relación con 2017, periodo en que se produjeron 342. En 2018 hubo 772, dos cada jornada.
Sequedad del suelo y temperaturas
El Departamento de Seguridad Nacional explica en su informe que “los efectos cada vez más patentes del cambio climático y la despoblación del medio” están teniendo una influencia directa en este tipo de sucesos que generan “gran incertidumbre”. “Aspectos como el incremento de la sequedad del suelo o las temperaturas más elevadas, incrementan el peligro y hacen más frecuentes las condiciones favorecedoras de grandes incendios”, añade.
Los fuegos provocan una media de 13.000 evacuados al año en el país
Estos, se plasma en el informe, son “uno de los principales riesgos y de los mayores causantes de daños sobre el patrimonio natural y la biodiversidad”, ya que “han ocasionado una media de siete personas fallecidas y 13.000 evacuadas al año durante los últimos 20” y son “el más intenso factor de desertificación en el ámbito forestal español”.
“Los principales retos a la hora de garantizar la seguridad de las personas incluyen la adaptación y mejora de la ordenación del territorio y del paisaje forestal para reducir y prevenir la ocurrencia de incendios y evitar su trasformación grandes fuegos”; mientras que, a nivel local, el citado organismo recomienda “una mejora de las medidas de prevención y autoprotección, especialmente en la interfaz urbano-forestal, que es la más susceptible de sufrir daños”.
El confinamiento redujo los incendios y la superficie quemada
Durante los primeros meses de 2020, los incendios forestales notificados se redujeron a la mitad en comparación con los datos del último decenio, debido probablemente al efecto combinado de una meteorología favorable en primavera y al confinamiento generalizado de la población por la pandemia del covid-19. Del total de incendios notificados al Centro Nacional de Seguimiento y Coordinación de Emergencias (Cenem), 70 fueron anteriores al inicio de campaña (la mitad en las comunidades autónomas de Asturias y Cantabria). Tras la declaración del estado de alarma, los fuegos notificados se redujeron a 26 y, con carácter general, sin consecuencia a efectos de protección civil. La campaña estival aportó cifras por debajo de la media, con una reducción de un 30% en número de siniestros de este tipo y 21% en superficie dañada.
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