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La herida eterna de La Línea: del 'verjazo' de Franco al abandono de los gobiernos
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BAJO LA AMENAZA DEL BREXIT

La herida eterna de La Línea: del 'verjazo' de Franco al abandono de los gobiernos

La comarca andaluza del Campo de Gibraltar se asoma al abismo, sin acuerdo entre Reino Unido y España y a escasas horas de que se consume la amenaza del Brexit duro

Foto: Paso fronterizo con Gibraltar desde la Línea de la Concepción. (EFE)
Paso fronterizo con Gibraltar desde la Línea de la Concepción. (EFE)

Imaginen una cola de camiones como la que ha colapsado Dover, a ambos lados del Canal de la Mancha. Esos miles de vehículos, más de 30 kilómetros de retenciones la pasada Nochebuena, es la pesadilla del alcalde de La Línea, Juan Franco. Si hay un cierre duro de la frontera con Gibraltar y España no alcanza un acuerdo con Reino Unido en las próximas horas, esas colas podrían trasladarse al municipio linense. “Un escenario apocalíptico”, confesaba Franco ante los micrófonos de RNE. Una inmensa cola de vehículos que atravesaría la espina dorsal de la localidad gaditana y dispararía los índices de contaminación. Nadie quiere llegar a eso, pero el acuerdo... no llega.

Mientras los españoles se toman las uvas, en el Campo de Gibraltar las campanadas pueden sentenciar una realidad económica y social que ya es difícil. Nadie espera el cierre duro de la frontera que barajó la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya. Un Brexit a las bravas que Reino Unido se ha preocupado de salvar con Bruselas, para sus relaciones comerciales, en la pesca o en la frontera de Irlanda, pero aún no con el Peñón. Desde 2016, cuatro años, las negociaciones seguían pendientes, sin avances. Sin buenos pronósticos a un día de que se ejecute el acuerdo de salida de Reino Unido de la Unión Europea. Desde junio, hay negociaciones y todo apunta a que se dará una prórroga, manteniendo la situación actual, para ganar tiempo los próximos meses y poder cerrar un acuerdo. En la zona, políticos, empresarios o sindicatos no tienen noticia alguna, más allá de los medios de comunicación.

La desconfianza manda

La información que ha trascendido sobre qué bloquea el acuerdo es escasa. España estaría dispuesta a avalar que Gibraltar forme parte del territorio Schengen, pero eso supondría que sería este país garante ante los otros 22 de la UE que forman ese acuerdo, de ahí que pida tener control de la frontera marítima y aérea del Peñón. La colonia británica no acepta la presencia de policía española en su territorio. La solución sería una policía de frontera, Frontex, que asuma el control de pasajeros y mercancías en puerto y aeropuerto. Esos agentes de la agencia europea de fronteras reportarían directamente a España. Reino Unido ya ha salido de la UE.

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El presidente de la Cámara de Comercio del Campo de Gibraltar, Carlos Fenoy, busca salidas. "En la operación Paso del Estrecho, cada año en el puerto de Algeciras, conviven la gendarmería marroquí y la policía española. En el mismo puerto hubo, por un tratado contra el terrorismo, agentes de las fuerzas de seguridad de EEUU. ¿Es tan difícil?".

Mientras, la angustia crece en la zona para trabajadores y pequeñas y medianas empresas. La dependencia económica del Peñón es muy elevada. "Gibraltar tiene un impacto sobre la economía de la comarca de 586.903.000 libras, aproximadamente 695.000.000 euros", según un estudio socioeconómico del impacto del Brexit en La Línea coordinado por su ayuntamiento.

Las cifras son claras. La Línea de la Concepción es una ciudad de la comarca del Campo de Gibraltar, al sur de la provincia de Cádiz, con 63.352 habitantes y una población flotante estimada en más de 10.000 habitantes debido a su cercanía con Gibraltar. Hay unos 15.000 trabajadores transfronterizos que pasan a un lado y otro de la Verja a diario. La economía del pueblo depende del Peñón. Durante años, se han pedido planes de empleo, apoyo del Gobierno, medidas de gracia para una zona deprimida y condenada a sobrevivir de la colonia británica. Durante esos mismos años, los sucesivos anuncios de medidas especiales de apoyo a la zona han quedado en eso, anuncios o planes que no han funcionado. Combatir el narcotráfico ha centrado los esfuerzos del Estado. Ante una situación límite, se impulsó un plan de seguridad desde el Ministerio del Interior en 2018 y se mejoraron los recursos, aunque los sindicatos de Policía y Guardia Civil insisten en que son insuficientes.

Foto: que-pasa-con-gibraltar-problema-irresuelto-brexit

Tras cuatro años y medio de incertidumbre, la inseguridad deja en el ambiente una pesadumbre notable. Hasta quienes no habían nacido cuando, en 1969, Franco decretó el cierre de la Verja admiten que es el negro recuerdo que se instala en estos días. Así lo comenta el presidente de la Cámara de Comercio del Campo de Gibraltar. En cuestión de horas, 5.000 personas perdieron sus puestos de trabajo. Se denegaron pasaportes y permisos laborales. Hubo una caída estrepitosa de la economía del lado español y un enorme descenso de la población. Miles de personas emigraron a Cataluña, otras a Bélgica, Suiza, Alemania, Francia o Reino Unido. Para tratar de subsanar el daño, el Gobierno de Franco crea los polos industriales en los municipios vecinos de San Roque, Los Barrios y Algeciras.

La cicatriz de la dictadura

La cicatriz que queda de aquella situación, que se prolongó hasta 1985, cuando se decreta la apertura total, es profunda y dolorosa aún hoy en día. “Numerosas familias se ven obligadas a permanecer separadas y su única vía de comunicación es a través de la Verja. Este hecho supone que el rencor y la desconfianza de los gibraltareños hacia España y sus autoridades crezcan día a día”, señala en su estudio socioeconómico el Ayuntamiento de La Línea.

La Línea tiene tasas de paro del 35%, frente al 1% que hay al otro lado. La brecha en renta per cápita a un lado y otro de la frontera es de las mayores del mundo. En el municipio gaditano, el 20% no ha completado ni los estudios primarios. El dinero fácil del narcotráfico eleva la tasa de abandono escolar. La Línea 100%, partido que gobierna, lleva tiempo clamando en el desierto por un plan de empleo y formación.

Foto: El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, saluda al director general de la Policía en funciones, Germán López, esta semana. (EFE)

El presidente de la Cámara de Comercio del Campo de Gibraltar resume bien la gran paradoja de la comarca. Un enclave geoestratégico, el principal puerto de España en volumen de mercancías, Algeciras; el segundo polígono industrial petroquímico de España, tras Tarragona; dos enclaves turísticos reconocidos internacionalmente, Sotogrande y Tarifa, y un 60% de su suelo protegido por parques naturales. Una mina de oro que, sin embargo, denuncia Fenoy, ha sufrido “el abandono secular de los distintos gobiernos de España”. Una especie de herencia maldita que ha ido pasando de unas manos a otras en el Gobierno sin que nadie aportara soluciones definitivas para la comarca.

Las infraestructuras son deficientes. La carretera que une Algeciras y Tarifa es una nacional de curvas que se convierte en una ratonera imposible en verano. Hay conexiones ferroviarias decimonónicas, que aún conservan el trazado de 1880. El tramo Algeciras-Bobadilla, en un extremo del corredor mediterráneo, es el único que no está electrificado aún. Los problemas se repiten en las conexiones eléctricas, hay un déficit energético que capa el desarrollo industrial de la zona, no hay potencia suficiente.

El paraíso fiscal

“Parece increíble, pero así es”, señala Fenoy, que habla de un abandono “clamoroso”. A la comarca se le prometió un régimen fiscal especial que nunca se ha convertido en realidad. “No queremos ser un paraíso fiscal, pero sí poder competir”, apunta el presidente de la Cámara de Comercio. Marruecos, Ceuta, Gibraltar o España, cuatro regímenes fiscales conviven en un radio de muy pocos kilómetros. Por supuesto, el español es el más severo. Quien quiere hacer una inversión puede elegir irse a poca distancia con condiciones tributarias muchísimo más ventajosas. La opacidad del Peñón es otro aliciente para las grandes fortunas.

Foto: Vehículos pasan la frontera con Gibraltar desde la Línea de la Concepción (Cádiz). (EFE)

A todo esto se une que “el contrabando de mercancías ilícitas ha tenido un aumento en los últimos años, existiendo a día de hoy más de 30 mafias organizadas en la ciudad, según indica la Policía Nacional, y según la Agencia Tributaria, se calcula que el fraude a las arcas del Estado español asciende a más de 325 millones de euros al año”, señala el informe especial del Brexit elaborado por los principales agentes económicos y sociales de la comarca.

“Ya no estamos en los setenta. España es un país moderno, una democracia avanzada, en la Unión Europea. Ni siquiera hablamos de soberanía sino de un acuerdo que permita una relación de confianza entre España y Reino Unido, entre la comarca del Campo de Gibraltar y el Peñón. Podemos ser aliados estratégicos”, insiste Fenoy. El reloj marca la cuenta atrás. La sombra de 1969 se extiende. La Verja, convertida en muro.

Imaginen una cola de camiones como la que ha colapsado Dover, a ambos lados del Canal de la Mancha. Esos miles de vehículos, más de 30 kilómetros de retenciones la pasada Nochebuena, es la pesadilla del alcalde de La Línea, Juan Franco. Si hay un cierre duro de la frontera con Gibraltar y España no alcanza un acuerdo con Reino Unido en las próximas horas, esas colas podrían trasladarse al municipio linense. “Un escenario apocalíptico”, confesaba Franco ante los micrófonos de RNE. Una inmensa cola de vehículos que atravesaría la espina dorsal de la localidad gaditana y dispararía los índices de contaminación. Nadie quiere llegar a eso, pero el acuerdo... no llega.

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