Pedro Sánchez arranca con el reto de movilizar al electorado que falló en Andalucía
Elige Sevilla, granero tradicional del PSOE herido por las guerras internas, en un acto con Susana Díaz y Juan Espadas. La orden es abandonar los bandos para salvar al partido
Pies quietos. Se abren las urnas. Esa es la consigna instalada en el PSOE en cuanto a guerras internas. Los socialistas andaluces ya contaban con que nadie iba a empujar a Susana Díaz a irse hasta que pasaran las elecciones municipales del 26 de mayo. La tregua se mantendrá y además ahora se fortalecerán los muros de contención del malestar interno: hay unas generales el 28 de abril. La prioridad, indican desde el PSOE, es movilizar al electorado de izquierdas y ocupar el centro político que consideran que Cs ha dejado libre al escorarse a la derecha.
El envite electoral es a vida o muerte. La paz debe extenderse a la relación del secretario general con todos los barones y factótums del PSOE que plantaron cara ante la propuesta de un relator para Cataluña. La convocatoria electoral, admiten en todos los frentes, devuelve al partido a la casilla de salida y deja en segundo plano las tensiones internas. Susana Díaz se alegra ahora mucho de no haberse sumado al coro de voces discrepantes. Así escenificó con claridad que iba a respetar el pacto de no agresión firmado. Su silencio de los últimos días favorece el encuentro que tendrán este sábado en la capital andaluza, aunque nadie ignora que ambos harán un gran esfuerzo por escenificar, una vez más, esa unidad que durará, si cumplen el guion, hasta que pasen las citas electorales.
Pedro Sánchez abrirá su precampaña en Sevilla, la ciudad más importante gobernada por el PSOE. Lo hará con Susana Díaz en su primera aparición juntos después de que los socialistas hayan perdido la Junta de Andalucía a manos de un tripartito de PP, Cs y Vox, que puede extenderse al Gobierno de la nación y a muchas otras comunidades y ayuntamientos de España. Ambos tienen previsto reunirse antes de empezar el acto.
Escenario abierto
Los socialistas creen que el escenario está abierto, que tienen posibilidades y que es necesario más que nunca trasladar un mensaje único, apartando ese discurso de los dos PSOE, de los socialistas de las esencias frente al sanchismo. Sánchez, que tuvo dos apariciones fugaces en la campaña de las andaluzas y se mantuvo en segundo plano por petición del PSOE-A, tiene previsto intensificar su presencia en Andalucía en las próximas semanas. Tiene que reconquistar a sus votantes y en Andalucía el enfrentamiento de Díaz y Sánchez ha hecho daño en la base del partido. El presidente quiere que los ministros andaluces de su Gobierno miren también a esta comunidad; y María Jesús Montero (que este sábado sí estará finalmente en Sevilla tras suspender un acto político en Castelldefels), Carmen Calvo, Luis Planas o José Guirao tendrán orden de intensificar su presencia en sus provincias. Posiblemente todos vayan en puestos de salida en las listas de las generales. La configuración de esas candidaturas será el primer escollo que pondrá a prueba la voluntad pacifista de todas las partes.
El PSOE perdió 400.000 votantes en las andaluzas y Sánchez debe conquistar a una base socialista muy dañada en el sur por las guerras internas con Díaz
No será fácil, pero en el PSOE andaluz como en Ferraz trasladan con convencimiento que hay que esforzarse para ganar las generales. Hay que parar, dicen, el efecto Andalucía. En las últimas generales, junio de 2016, en la comunidad andaluza ganó el PP (por apenas 100.000 votos). Los derroteros del discurso socialista son evidentes. Se erigirán en defensores de derechos sociales y las conquistas del Estado del bienestar frente a una derecha que, alertan, viene a aniquilarlos. Tratarán de combatir esa imagen de un PSOE entregado al independentismo catalán, dejando claro que defender España es mucho más que ondear una bandera. En las andaluzas de diciembre no supieron desmontar ese discurso de PP, Cs y Vox.
La inmolación andaluza
El PSOE-A está convencido de que fueron ellos quienes abrieron el ciclo y se llevaron el gran revolcón electoral. En sus primeros análisis ya afloró que la gestión de la crisis de Cataluña había desmovilizado a muchos electores de izquierda que decidieron quedarse en casa. En el fondo depositaban en Pedro Sánchez parte de la responsabilidad del revés electoral. En concreto el 2 de diciembre unos 400.000 votantes socialistas se quedaron en casa. Lo ocurrido después consideran que puede ser el mejor antídoto contra esa desmovilización. Están convencidos de que la irrupción de Vox, la alianza de las derechas en Andalucía y los primeros pasos del nuevo Gobierno andaluz serán clave para que Pedro Sánchez reconduzca esa abstención. Presentan a Susana Díaz como una especie de mártir cuya inmolación podría salvar al PSOE en unas generales. Paradojas de la vida, nunca hubiera pensado la socialista que el adelanto electoral que decidió en Andalucía, desoyendo a quienes le aconsejaban que aguantara hasta primavera y propiciara con Sánchez elecciones conjuntas en marzo o abril, iba a costarle tan caro.
El PSOE andaluz enarbola la teoría de que su fracaso electoral del pasado diciembre ayudará a la movilización del electorado de izquierdas
Siempre se ha dicho que Andalucía es el corazón del PSOE y Sevilla el motor. Esta comunidad, que aporta 6,5 millones de votantes, ha sido tradicionalmente el granero de votos de los socialistas. Solo José María Aznar rompió la máxima de que es imposible llegar a la Moncloa sin ganar en Andalucía. Pedro Sánchez lo sabe. Fuentes socialistas aseguran que fue él quien expresó semanas atrás su deseo de ir a Andalucía y sus fieles en esta comunidad le dijeron que debía ser en Sevilla.
El alcalde Juan Espadas, a quien presentan este sábado en un acto reconvertido en la pista de salida para las generales, supo del mitin el pasado fin de semana. Es un hombre discreto poco dado a tomar partido en las pugnas internas. Es fiel de Susana Díaz pero tiene buena comunicación con Ferraz, es amigo personal de Cristina Narbona y María Jesús Montero. "Espadas jamás expresaría en público un posicionamiento que pudiera hacer daño a una de las partes", explica alguien que lo conoce bien.
En manos de Cs
En las andaluzas, los socialistas se dejaron más de 100.000 votos en su provincia española más fiel. Con todo, el PSOE siguió siendo la fuerza más votada en Sevilla el pasado 2 de diciembre, a cien mil votos de la segunda, Adelante Andalucía. En tercer lugar quedó Cs, cuarto el PP y quinto Vox. El mismo orden se mantuvo en Sevilla capital, donde el PSOE ganó a pesar de perder 29.650 votos.
El alcalde de Sevilla, Juan Espadas, ha protagonizado un mandato municipal tranquilo. Su principal aval, creen en su equipo, es potenciar una figura política que ofrece "estabilidad y consenso" y que enfrentará a los "experimentos" que ofrezcan Cs o Vox. Espadas es un político de pocas estridencias que llegó al cargo tras las municipales gracias a Participa Sevilla e IU, pero que ha recorrido estos años apoyándose en Ciudadanos e incluso aprobando presupuestos gracias a la abstención del PP. Su perfil político podría decirse que es la antítesis de Pedro Sánchez, un presidente al que critican por aventurero, por saltarse todos los convencionalismos políticos y confiarse a su suerte y su resistencia. Habrá 'pedrólogos', pero nunca el alcalde de Sevilla podría generar una corriente que analice con detalle sus rarezas políticas precisamente porque no las tiene. "Alcalde, le votaría pero ahora mismo no puedo coger una papeleta del PSOE por principios", le han dicho a Espadas votantes tradicionalmente de derechas a quienes no convence Beltrán Pérez, el candidato de un PP que no se recupera de sus heridas internas en la capital andaluza.
El PSOE mantendría la alcaldía de Sevilla, según las encuestas, pero necesita un socio, Podemos se desangra y Cs no tiene aún candidato
Las últimas encuestas publicadas señalan que Espadas podría volver a ganar las municipales pero sin mayoría absoluta. La gran incógnita del PSOE es con quién pactar. Podemos se desangra. Espadas tenía una fluida comunicación con el portavoz de Cs, Javier Millán, purgado y enviado a la Junta. De los tres concejales naranjas solo queda uno. El partido de Albert Rivera no comunicará el candidato a la alcaldía de Sevilla hasta las primeras semanas de marzo. El PSOE, en Sevilla, como en muchas otras ciudades de España, podría quedar en manos de Cs. Un mes antes, PSOE y Cs se disputarán a muerte en las generales el centro político.
En Sevilla junto a Sánchez y Espadas intervendrán Díaz y la secretaria general del PSOE sevillano, Verónica Pérez. El PSOE andaluz públicamente ha respaldado la decisión de Sánchez de convocar elecciones, la expresidenta pidió que se tome nota de lo ocurrido en las andaluzas y todos prometen volcarse en ganar las generales. El PSOE andaluz tendrá que colaborar estrechamente en una campaña para que gane Pedro Sánchez aunque esto pueda suponer fortalecer a un secretario general que podría pedir definitivamente a Susana Díaz que dé un paso atrás tras las municipales de mayo. Todos deberán repetirse cada mañana al despertarse: el enemigo son los otros.
Pies quietos. Se abren las urnas. Esa es la consigna instalada en el PSOE en cuanto a guerras internas. Los socialistas andaluces ya contaban con que nadie iba a empujar a Susana Díaz a irse hasta que pasaran las elecciones municipales del 26 de mayo. La tregua se mantendrá y además ahora se fortalecerán los muros de contención del malestar interno: hay unas generales el 28 de abril. La prioridad, indican desde el PSOE, es movilizar al electorado de izquierdas y ocupar el centro político que consideran que Cs ha dejado libre al escorarse a la derecha.