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Susana Díaz busca sitio entre el polvorín catalán y la "inestabilidad" de Sánchez
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Susana Díaz busca sitio entre el polvorín catalán y la "inestabilidad" de Sánchez

Andalucía celebra elecciones de forma anticipada y en solitario. El PSOE parte como favorito en las encuestas, pero las alianzas serán muy complicadas y Cataluña lo marca todo

Foto: Susana Díaz firma el decreto que adelanta las elecciones autonómicas al 2 de diciembre. (Junta de Andalucía, Flickr)
Susana Díaz firma el decreto que adelanta las elecciones autonómicas al 2 de diciembre. (Junta de Andalucía, Flickr)

Susana Díaz persigue dos cosas al convocar elecciones. Estabilidad política y situar Andalucía en el foco nacional. Quiere perfil propio. La presidenta andaluza aspira a que en la campaña electoral, que terminará con elecciones autonómicas anticipadas el 2 de diciembre, Cataluña no lo tape todo. También quiere que vuelva cuanto antes la placidez política de la que ha gozado los últimos tres años y medio, con Ciudadanos como socio prioritario y aliado que no le ha dado ningún sobresalto importante.

Susana Díaz justifica el adelanto electoral en la falta de estabilidad

Buscando todo esto y huyendo de la “inestabilidad política de España”, decidió en las últimas semanas convocar elecciones. Tocarían en marzo. Un adelanto técnico, tres meses, que apenas requiere relato. En realidad, lo tuvo claro, según contó en una comparecencia ante la prensa, en el momento en que, a la vuelta de vacaciones, Cs decidió romper el pacto de investidura, pero apuró para sacar adelante algunas leyes y planes con las que ‘redondear’ el balance de su gestión en el Gobierno. De paso, en estos días visitó casi una treintena de pueblos y se llevó "la alegría" de la calle (fotos, besos, abrazos y más fotos) para reforzarse ante el adelanto. "El PSOE gana en nueve de cada 10 pueblos de Andalucía", dijo como equivalente a su "ganar, ganar y ganar". En todo este tiempo, tras las vacaciones, todos los partidos han empezado la campaña electoral. No convocar hubiera supuesto alargarla cinco o seis meses, explicó Díaz. A la primera persona a la que comunicó formalmente el adelanto, según señaló, fue a su secretario general y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

Foto: La presidenta de la Junta, Susana Díaz, el pasado 16 de septiembre en El Borge, Málaga. (EFE)

Acude “feliz” a las urnas pese a la dura derrota cosechada en las primarias del PSOE hace año y medio. Dice que eso fue hace “muchísimo tiempo” y niega que esté bajo esa sombra. Se muestra en plena forma, pese al zarpazo que ese revés dio a su figura política. Niega las deterioradas relaciones que sigue manteniendo con Pedro Sánchez, por más que ahora todos hablen de plena sintonía y coordinación. Ella confía en que se pueda constituir el Parlamento andaluz en navidades. Tocaría el 27 de diciembre. Espera que la Ley de Presupuestos sea la primera en ver la luz en la nueva Cámara.

Andalucía no es una isla política

Si todo saliera a su gusto, como ella dejó escrito en su comparecencia, Susana Díaz sería una ‘superwoman’ política en una especie de isla en mitad de España, Andalucía. Pero en realidad la campaña será muy dura. Ni ella está sola en clase ni estas serán las únicas elecciones del curso político. Aunque la presidenta de la Junta no quiere que se hable de que con las andaluzas comienza un gran ciclo electoral en el país, ese es un hecho que no podrá soslayar. En diciembre serán las andaluzas y en mayo, las europeas, municipales y autonómicas. Las generales pueden convocarse en cualquier momento una vez que Pedro Sánchez compruebe que no tiene más salidas políticas que ir a las urnas. Los líderes catalanes se verán abocados igualmente a convocar sus elecciones cuando las componendas de urgencia hechas por los nacionalistas salten definitivamente por los aires. Todo esto en un momento de mucha inestabilidad política en España, con un Gobierno socialista débil, recién llegado y en minoría con 84 diputados, haciendo frente al desafío independentista más importante al Estado desde que volvió la democracia.

Foto: La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz. (Ilustración: Raúl Arias) Opinión
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Por todo esto, la presidenta de Andalucía se la juega igual que el resto de líderes políticos, y esa campaña que pidió centrada exclusivamente en esta tierra y sus problemas no va a darse. Ni vendrán aquí a hablar bien de Andalucía ni el resto de factores políticos de la ecuación electoral andaluza, incluidos 36 años ininterrumpidos de gobierno y varios escándalos graves de corrupción, van a desaparecer.

El desembarco nacional

Albert Rivera quiere foco tras llevar un tiempo descolocado por la moción de censura que desalojó a Mariano Rajoy. Aprieta casi tanto como Pablo Casado, que pasa en Andalucía su primera prueba en las urnas con un candidato que él no ha elegido. Pedro Sánchez también pedirá presencia para poder hacer después una lectura nacional de los resultados y espolearse, si son buenos, hacia las siguientes citas electorales.

Susana Díaz defenderá Andalucía como garante de "la unidad de España" y tratará de que Cs no le arrebate esa bandera

¿Cuáles son los principales riesgos? Las encuestas dicen que el PSOE andaluz volverá a ser el partido más votado. Vence al desgaste por un caso como el de los ERE juzgándose en los tribunales, con dos expresidentes andaluces en el banquillo de los acusados y la investigación judicial de la fundación de Empleo destapando el destino de dinero público a prostitución. Con todo, si los sondeos no fallan, Susana Díaz volvería a ganar. El problema será el día después. Las mayorías absolutas pasaron a la historia y las alianzas serán determinantes.

Foto: En Sevilla, la presidenta de la Junta, Susana Díaz. Foto: EP

Los socialistas confían en que Ciudadanos quede tercero en las elecciones y entre en el Gobierno de Díaz. Incluso dan por hecho que el candidato naranja, Juan Marín, sería vicepresidente andaluz. Si Albert Rivera hace sus propios cálculos nacionales o da el sorpaso a Pablo Casado y adelanta al PP, el cuadro político en Andalucía puede ser memorable. Sería muy difícil que el principal partido de la oposición permita a los socialistas seguir gobernando. Pueden darse un bloqueo importante e incluso una repetición de elecciones, como ya ocurrió en las últimas generales. Entonces la estabilidad invocada para convocar no se verá por ningún sitio y la sucesión de citas electorales amargarán la investidura a Susana Díaz mucho más tiempo que esos 80 días que estuvo atrapada en 2015.

A las puertas de un prostíbulo

El PP andaluz de Juanma Moreno dejó claro por dónde irá su campaña. La arrancó a las puertas del puticlub donde los directivos de la extinta fundación de Empleo, Faffe, gastaron presuntamente, según los atestados de la Guardia Civil, 32.000 euros de dinero público. Los “40 años” —son 36— del PSOE en la Junta son el otro gran argumento junto a la corrupción. Bajarán al barro.

Desde Podemos, Teresa Rodríguez, que acude a las urnas bajo la marca Adelante Andalucía en tándem con Antonio Maíllo (IU) y tras doblarle el pulso a Pablo Iglesias, se juega su confluencia y casi su futuro político. También la corrupción y “el cortijo” del PSOE en Andalucía centran el discurso.

Ciudadanos juega un doble papel. Tras ser tres años y medio socio preferente, se pone el traje de ‘poli’ malo y acusa a Susana Díaz de convocar para tapar el calendario judicial que tiene por delante, con los ERE y el uso de dinero público de Empleo en prostitución. Lo que no se sabe es si aceptará el reto del PP de firmar ante notario que no volverá a pactar con el PSOE en la Junta. Casi seguro que no. Con todo, Susana Díaz proclama que está "feliz".

Susana Díaz persigue dos cosas al convocar elecciones. Estabilidad política y situar Andalucía en el foco nacional. Quiere perfil propio. La presidenta andaluza aspira a que en la campaña electoral, que terminará con elecciones autonómicas anticipadas el 2 de diciembre, Cataluña no lo tape todo. También quiere que vuelva cuanto antes la placidez política de la que ha gozado los últimos tres años y medio, con Ciudadanos como socio prioritario y aliado que no le ha dado ningún sobresalto importante.

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