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Susana Díaz no dejará que Cs le quite la bandera española: sube el tono con Sánchez
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Susana Díaz no dejará que Cs le quite la bandera española: sube el tono con Sánchez

El PSOE andaluz está preocupado por la actitud del Gobierno con Cataluña y frente a Torra, y avisa en privado de que esa “tibieza” puede poner en peligro la mayoría en unas andaluzas

Foto: La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz. (EFE)
La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz. (EFE)

Las espadas vuelven a estar en alto justo cuando el calendario —cada vez hay menos tiempo— y el desafío de Cataluña enfatizan la posibilidad de elecciones conjuntas generales y andaluzas, algo que Susana Díaz aborrece. El lunes a las 11 de la noche, mientras en Barcelona los radicales trataban de asaltar el Parlament, Díaz lanzó el mensaje de condena que Pedro Sánchez no había dado. La presidenta se pensó si elevar la voz, lo que haría aún más estruendoso el silencio del Gobierno y agitaría de nuevo las voces que critican su supuesta deslealtad dentro del PSOE. Lo hizo y además todos los canales de comunicación de su equipo se encargaron de repicarlo y pedir que se difundiera. Horas después, ya el martes, el presidente Sánchez condenó, quizá con menos vehemencia que la andaluza, las revueltas de los CDR.

Aunque el Gobierno andaluz negó públicamente que hubiera diferencias en el tono, basta remitirse a las palabras. "Torra tiene que empezar a asumir que no es un jaleador de radicales, un activista fanático, sino que es el presidente de una comunidad con una sociedad democrática avanzada donde se respetan las reglas del juego de la democracia", sostuvo el portavoz del Ejecutivo andaluz, Juan Carlos Blanco.

Foto: La ministra portavoz del Gobierno, Isabel Celaá. (EFE)

Sánchez llegó tarde, según entienden en las filas del PSOE andaluz. Susana Díaz ya había dejado claro por dónde irá su campaña electoral, avanzó que no piensa estar callada mientras la oposición agita la idea de que el PSOE se entrega a los independentistas. Afeará a Pedro Sánchez, si llega el caso, que mantenga una actitud tibia frente a los desmanes del presidente de la Generalitat a cambio de aprobar los Presupuestos Generales del Estado y aguantar unos meses más en La Moncloa. Esto trasladaron de forma nítida y en privado varios dirigentes del PSOE andaluz y miembros del Gobierno autonómico consultados por este periódico. No hay que perder de vista que Andalucía está en el tiempo de descuento hacia unas elecciones y que Ciudadanos tiene dos territorios marcados en rojo en España, Cataluña y Andalucía. También el PP está ya en campaña y los discursos son cada vez más escorados.

"La Kirchner de España"

Justo cuando, tras el ultimátum de Quim Torra, más voces dentro del PSOE insisten en que unas elecciones conjuntas andaluzas y generales serían la mejor opción, se tensan las relaciones. “La tibieza de Pedro Sánchez con el independentismo puede poner en peligro la mayoría del PSOE en Andalucía, ¿nadie ha pensado eso? Deberían detenerse y pensarlo. ¿Hay alguien en Ferraz?”, se preguntaban desde las filas del socialismo andaluz. Susana Díaz no está dispuesta a que ni Albert Rivera ni Inés Arrimadas, un día sí y otro también de campaña por el sur de España, le quiten la bandera española en la que se envolvió desde el principio del desafío independentista catalán.

Foto: La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Diaz, compareciendo ante los medios . (EFE)

La presidenta andaluza ha visto con gran desazón cómo el PP la llamaba “la Kirchner de España” recriminándole su silencio con los presos catalanes tras las sugerencias del Gobierno sobre posibles indultos. “Su opinión es más que conocida”, se limitan a defender en el círculo de la presidenta. No hay que perder de vista que en Andalucía las calles se llenaron de banderas españolas y los andaluces acudieron a despedir a los guardias civiles desplazados al conflicto catalán hace un año. Incluso en pueblos tradicionalmente socialistas.

Cumbre en Hacienda

Hasta ahora, tanto los dirigentes del PSOE andaluz como la propia Susana Díaz han ido con pies de plomo, evitando el choque con el Gobierno de Pedro Sánchez, pero los últimos acontecimientos han desbordado esa apariencia de calma. El acuerdo cerrado entre el Ministerio de Hacienda y Cataluña, que permitirá inyectar en las arcas catalanas 1.459 millones en cuatro años, conforme al ‘pago’ de dos sentencias firmes que dan la razón a la Generalitat, encendió las alarmas en Andalucía. Hasta el punto de que Susana Díaz anunció, justo tras cerrarse el acuerdo catalán, que su consejero de Hacienda, Antonio Ramírez de Arellano, acudirá al ministerio el próximo lunes 8 de octubre.

El consejero andaluz de Hacienda acude a Madrid con una petición de 2.800 millones para cerrar un acuerdo de inversiones como el de la Generalitat

Cada vez el tiempo juega más a la contra, pero si finalmente hay elecciones andaluzas anticipadas, queda la fecha del 2 de diciembre libre en el calendario. Susana Díaz tendría que firmar el decreto de convocatoria el martes 9 de octubre, 54 días antes. Justo un día después de esa visita a Madrid para hablar de inversiones. Si no, la opción serían unas elecciones conjuntas andaluzas y generales en febrero o marzo, escenario que preferiría Ferraz y que Díaz hasta hoy rechazaba.

Elecciones conjuntas

El Gobierno andaluz no precisa qué va a pedir, aunque sí que deja claro que quiere que se reconozca la deuda en inversiones. ¿Pedirá Andalucía los 2.800 millones de euros que viene reclamando por incumplimiento de la disposición del Estatuto que pide inversiones según la población? Esa es la cantidad que manejó el Gobierno andaluz hace un año, calculando el periodo 2008-2014.

Foto: La presidenta de la Junta, Susana Díaz. (EFE)

Desde el ministerio dejan claro que ese encuentro no será para hablar de financiación, porque debe hacerse en un foro multilateral. Con Cataluña, explican, se pagó una cantidad ganada en los tribunales en un contencioso que llegó al Supremo y que exigía inversiones para Cataluña conforme a su peso en el PIB. La sentencia era de 2015. A la cantidad, se sumó también un desfase reconocido en las transferencias de los Mossos.

Tras el ultimátum de Torra, el tiempo apremia. Si Díaz no convoca en una semana, todo apunta a elecciones conjuntas en febrero pese a su criterio

Andalucía nunca ha reclamado en los tribunales el cumplimiento de su disposición en el Estatuto que liga las inversiones a la población. Además, el Constitucional ya dictó que ningún Estatuto puede condicionar las inversiones de los PGE. Andalucía no tiene ninguna sentencia a su favor en este sentido. Cuando se aprobó el texto andaluz, se puso todo el énfasis en amarrar la llamada deuda histórica, una operación que acabó siendo ruinosa para las arcas andaluzas y que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero acabó saldando en solares que no han generado ingresos.

Trato de favor

A nadie se le escapa que el Ministerio de Hacienda está necesitado de gestos con Cataluña para aprobar los Presupuestos, y desde el Gobierno andaluz dejan claro que no van a dar tregua ni a dejar que la oposición hable de agravio o de trato de favor a los independentistas. Según ha podido saber El Confidencial, la reunión del consejero andaluz de Hacienda con su antecesora en el cargo y hoy ministra no está todavía cerrada ni se sabe con claridad qué va a poder traer Andalucía de vuelta en el AVE como anuncio previo a una posible convocatoria electoral. Parece una estrategia algo kamikaze, pero Andalucía está convencida de que la ministra María Jesús Montero acabará ‘fabricando’ algún gesto que salve los muebles.

En el Gobierno central no han sentado bien ni ese anuncio, unilateral desde Andalucía, insisten, de una reunión el 8 de octubre, ni tampoco los recelos expresados por el consejero de Hacienda respecto al ministro de Fomento. El andaluz Ramírez de Arellano ha mostrado públicamente preocupación por que José Luis Ábalos prime a su tierra, Valencia, en el corredor mediterráneo y se olvide de Algeciras. Declaraciones que echan más leña a un fuego que vuelve a estar muy vivo entre San Telmo y La Moncloa.

Las espadas vuelven a estar en alto justo cuando el calendario —cada vez hay menos tiempo— y el desafío de Cataluña enfatizan la posibilidad de elecciones conjuntas generales y andaluzas, algo que Susana Díaz aborrece. El lunes a las 11 de la noche, mientras en Barcelona los radicales trataban de asaltar el Parlament, Díaz lanzó el mensaje de condena que Pedro Sánchez no había dado. La presidenta se pensó si elevar la voz, lo que haría aún más estruendoso el silencio del Gobierno y agitaría de nuevo las voces que critican su supuesta deslealtad dentro del PSOE. Lo hizo y además todos los canales de comunicación de su equipo se encargaron de repicarlo y pedir que se difundiera. Horas después, ya el martes, el presidente Sánchez condenó, quizá con menos vehemencia que la andaluza, las revueltas de los CDR.

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