La segunda vida de Errejón: renacido para marcar el camino a los ministros de Sumar

Hace dos semanas Pedro Sánchez compareció en el Congreso y en aquella sesión sucedieron dos cosas relevantes para quienes viven pendientes de la actividad parlamentaria. Una fue que el presidente del Gobierno y Alberto Núñez Feijóo se trataron mutuamente mejor. La otra, el discurso de Iñigo Errejón. Con Sumar en un proceso de declive porque ni sabe definir su espacio político ni encuentra su voz dentro del Gobierno de coalición, su nuevo portavoz tapó los agujeros en una sola intervención.

El jefe del Ejecutivo tuvo que escuchar de él lo que no le oye a Yolanda Díaz y los ministros de Sumar que, cinco meses después de la investidura, siguen sin enhebrar un discurso propio. Es necesario, le dijo, "recuperar la iniciativa política" y no estar "sumergidos" en el lodazal de la corrupción, repensar el aumento del gasto militar para que eso no conlleve un "sacrificio" de la mayoría trabajadora española y defender a Palestina pero también al Sáhara. Contrariado, Sánchez tomaba notas en su escaño.

Fue el renacer de Errejón después de una trayectoria política llena de altibajos. Su enorme contribución al lanzamiento de Podemos, su ruptura con Pablo Iglesias entre acusaciones de traición, su emancipación con la creación de Más País, su confianza en que podía lograr una docena de diputados y la constatación de que sólo serían dos. Ha logrado impulsar a Más Madrid pero también ha perdido el control. Y estos años en el Congreso ha dado fogonazos de su brillantez con propuestas como la jornada laboral de cuatro días o la necesidad de atender la salud mental.

"El mejor" para muchos, dentro de su ecosistema pero controvertido a nivel personal, solitario y huidizo, tiene una tecla, señalan los que le tratan, que le impide ser de verdad un "político de masas". Ahora se ha guarnecido en Sumar. Y aunque al principio parecía condenado al destierro porque Díaz ni pensó en él como ministro, pese a lo mucho que Errejón anhela este cargo, ni tampoco como portavoz. La marcha de Marta Lois a Galicia llevó a la vicepresidenta a enmendar su decisión y lo situó al frente del grupo parlamentario. Quienes la conocen a ella mantienen que no lo hizo al principio porque no quería "a nadie que le haga sombra".

El cargo de portavoz de Sumar es una segunda vida política para Errejón. Y lejos de una amenaza para Yolanda Díaz puede resultar una bendición. La ministra de Trabajo ha perdido la popularidad de la que gozó en la anterior legislatura. Durante dos años fue la líder mejor valorada, ahora su imagen está en caída libre. La falta de identidad de Sumar, el tropiezo de las elecciones gallegas —no obtuvo representación en su propia tierra—, al que probablemente la noche de este domingo se unirá un nuevo descalabro en el País Vasco y su invisibilidad y la de sus compañeros dentro del Ejecutivo, están haciendo mucho daño a su proyecto.

Pero con Errejón de portavoz, Sumar tiene voz y alma, aunque internamente, aseguran fuentes del espacio, eso esté "prohibido" decirlo. Su intervención, aseguran en el grupo parlamentario, se preparó con la ayuda de todos los partidos que componen la plataforma, pero esto no le resta mérito. "Fue un buen discurso", reconocen varios diputados, que confirman que se preparó previamente de manera coral.

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Marisol Hernández

Estas fuentes quitan hierro a que su tono fuera más reivindicativo que el de los propios ministros porque, aducen, "los parlamentarios podemos ir más lejos". Pero no dejan de admitir que "este Gobierno tiene que ser valiente y Sumar lo es más que el PSOE". Esto es un punto de partida porque en el grupo hay muchas voces pidiendo a Díaz que "no sea tan blanda" con Sánchez y se diferencie de él.

Ese debate sigue abierto pese a que el líder de Más País empiece a encauzar la posición. En los próximos días están previstos cambios en la cúpula de Sumar para hacer a la formación más competitiva y resolver sus problemas de discurso en el segmento a la izquierda del PSOE. Mientras Díaz consigue relanzar su plataforma, los socialistas se han lanzado a por sus votos, en una competición que durará hasta las europeas. A partir de entonces, al PSOE ya le empezará a interesar también el reflotamiento político de sus socios.

Mientras, el presidente va por libre, sin encomendarse a nadie. Anunció la supresión de la golden visa, al margen de Sumar, pese a que forma parte del acuerdo de coalición. Y una semana después, sin avisar previamente al Ministerio de Sanidad, el aumento de siete a 11 de las pruebas del cribado neonatal. En realidad el PSOE es consciente de que necesita que a la vicepresidenta le vaya bien para soñar con un nuevo gobierno progresista, sean cuando sean las elecciones. Preocupa sí, pero ahora la sensación es que han ayudado tanto a Díaz y ha cometido tantos errores, que consideran que debe volar sola.