Sánchez y la UE riegan de millones a Mauritania para que ejerza de dique de los inmigrantes del Sahel
La Comisión Europea destinará más 210 millones de euros de fondos para la "gestión de la inmigración" y ayuda humanitaria hasta finales de este año
Mauritania tiene que resistir la presión migratoria que la epidemia de golpes de Estado en el Sahel ha generado en el país. Europa necesita que ejerza de dique. Y para ayudar al Gobierno de Mohamed Ould Ghazouan, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el jefe del Ejecutivo español, Pedro Sánchez, viajaron este jueves a Nuakchot. Lo que vieron a los dos lados de la carretera que les condujo al palacio presidencial de la capital mauritana son kilómetros y kilómetros de desierto. Un país, sin apenas nada, que, además, ha pasado de ser zona de tránsito a destino de la ola de refugiados que llegan de todo el África subsahariana.
Miles de personas que huyen del hambre, de la guerra y del cambio climático y cuyo objetivo es llegar a España y, después, a Europa. Ese movimiento es el que explica el "preocupante" aumento de cayucos que arriban a las islas Canarias. Ocho de cada diez embarcaciones que alcanzaron sus costas venían de Mauritania. El 85% de las 9.700 personas que entraron solo en enero procedían de este país.
La presencia de Sánchez era casi imperativa. Pero en este viaje ha conseguido la implicación de la UE. Europa va a regar con una lluvia de millones a Mauritania para que pueda sostenerse en esta situación de dificultad. Von der Leyen ha viajado incluso en el avión del Ejército del Aire, junto al jefe del Ejecutivo.
Su visita se salda con el anuncio de que la Comisión Europea destinará más 210 millones de euros de fondos para la "gestión de la inmigración" y ayuda humanitaria hasta finales de este año y la promesa de comprar su hidrógeno verde, si Mauritania logra convertirse en un productor de energías renovables. En este punto el ejercicio de persuasión se jugó a lo grande. Von der Leyen destacó que la UE deberá importar 10 millones de toneladas de este combustible limpio por lo que "necesitamos socios en el extranjero". Y no solo eso, como segundo mayor productor de hierro de África, si logra desarrollar la industria energética, subrayó la presidenta, "el procesamiento del acero verde podría quedarse en Mauritania".
Un reto altísimo para uno de los países más pobres del mundo, con una economía basada únicamente en la pesca y la minería. Pero que podrá encarar con el apoyo de la UE y también la contribución de España. Sánchez firmó un nuevo Acuerdo Marco-País con Ghazouan, que incluye 60 millones de euros para proyectos de desarrollo durante los próximos cuatro años y a los que se añaden 50 de cooperación financiera, en cinco años. Es un salto cualitativo, entre el periodo 2014-2022 la ayuda oficial al desarrollo a Mauritania fue de 78 millones de euros.
Pero, además, España financiará con 200 millones a las empresas españolas que invierten en el país durante el próximo lustro, con especial atención a los proyectos en energías renovables. Todo este esfuerzo para que el país no se desborde y el Gobierno mauritano pueda controlar a las mafias dedicadas a la inmigración, que han encontrado en sus costas la nueva vía para alcanzar el Viejo Continente, y preste atención al terrorismo yihadista.
Mauritania subrayó el presidente, "desempeña un papel fundamental como un referente de estabilidad democrática en el Sahel, una región crucial para España y para Europa". Nuestro "patio trasero", o nuestra "segunda frontera", según la definición que usan los diplomáticos. Solo el conflicto armado en Malí les ha obligado a acoger a 150.000 personas.
Fuentes del Gobierno aseguran que esperan que el esfuerzo conjunto de España y la UE tenga un "impacto" sobre la llegada de cayucos a las Canarias y se logre su reducción. Pero no ponen plazos. Ghazouani aprovechó la apertura del nuevo periodo de sesiones de la ONU en septiembre pasado en Nueva York para reunirse con Sánchez y reclamar más ayuda e implicación de la UE.
Y tras una segunda conversación telefónica a principios de año, se concretó la visita del presidente con Von der Leyen para situar a Mauritania en la órbita europea con compromisos a largo plazo. Lo que ha sucedido en este país y también en Senegal, con una crisis política que ha derivado en éxodo, demuestra que la excelente relación que el Ejecutivo mantiene ahora con el Marruecos, tras apoyar su plan autonomista para el Sáhara, no es suficiente para contener los flujos de población de África a Europa ni controlar el terrorismo yihadista. El peligro acecha por el descontrol del Sahel.
Mauritania tiene que resistir la presión migratoria que la epidemia de golpes de Estado en el Sahel ha generado en el país. Europa necesita que ejerza de dique. Y para ayudar al Gobierno de Mohamed Ould Ghazouan, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el jefe del Ejecutivo español, Pedro Sánchez, viajaron este jueves a Nuakchot. Lo que vieron a los dos lados de la carretera que les condujo al palacio presidencial de la capital mauritana son kilómetros y kilómetros de desierto. Un país, sin apenas nada, que, además, ha pasado de ser zona de tránsito a destino de la ola de refugiados que llegan de todo el África subsahariana.
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