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El sillón que rompe a Vox en Baleares: la última guerra cainita en el partido de Abascal
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CRISIS EN LAS ISLAS

El sillón que rompe a Vox en Baleares: la última guerra cainita en el partido de Abascal

La presidencia del Parlament está en el aire tras la expulsión de Gabriel Le Senne del grupo parlamentario. Los diputados críticos aseguran que su sustituto será uno de ellos, pero el afectado busca un resquicio legal

Foto: La portavoz de Vox en el Parlament de Baleares, Idoia Ribas, junto al resto de diputados díscolos. (EP)
La portavoz de Vox en el Parlament de Baleares, Idoia Ribas, junto al resto de diputados díscolos. (EP)

La guerra cainita de Vox en Baleares ha derivado en una batalla legal en el Parlament. Y todos los actores apuntan en la misma dirección: la presidencia de la Cámara. El sector rebelde, crítico con el aparato del partido, aspira a controlar la segunda autoridad de las islas tras expulsar del grupo parlamentario a Gabriel Le Senne. Mientras que el propio Le Senne, afín a Santiago Abascal, busca un resquicio legal para agarrarse al sillón. Después del estallido de la crisis, el pasado lunes, todo está a la espera de que los letrados concluyan cuál es la situación y quién debe asumir el cargo. Pero la reconciliación es imposible.

En Bambú, sede de la dirección nacional de Vox, consideran que todo se reduce a una lucha de poder. Un intento de hacerse con el control del partido en la región y con la presidencia del Parlament. El Comité de Garantías ha reaccionado con celeridad y ha procedido ya a la expulsión cautelar de los cinco díscolos (Idoia Ribas, Sergio Rodríguez, Manuela Cañadas, María José Verdú y Agustín Buades), suspendiendo sus derechos como afiliados e inhabilitándoles para el desempeño de cualquier cargo o función en representación de la formación.

No es la primera vez que Vox se enfrenta a esta situación. La legislatura pasada lidiaron con un escenario muy similar en la Región de Murcia, cuando tres diputados rompieron con la dirección y evitaron una moción de censura contra el Ejecutivo del PP. Y tanto entonces como ahora, los de Santiago Abascal hablan de "tránsfugas" y "traición".

Pero la realidad es que el expediente abierto no acaba con el conflicto. Los rebeldes liderados por Idoia Ribas apartaron del grupo parlamentario a la líder de la formación en Baleares, Patricia de las Heras, y al presidente de la Cámara, Gabriel Le Senne, lo que les ha permitido hacerse con el control total del partido en el Parlamento. Así, aunque han sido expulsados, los cinco diputados mantendrán las siglas de Vox y a efectos prácticos serán sus únicos representantes. Esa especie de limbo es el argumento que esgrimen para asumir el cargo de presidente tras la salida de Le Senne.

Foto: La portavoz de los diputados críticos de Vox en Baleares, Idoia Ribas, durante la rueda de prensa de este lunes. (Europa Press/Isaac Buj)

Los rebeldes no renuncian al sillón. Ribas, portavoz del grupo, ya advirtió en una entrevista con El Confidencial que la responsabilidad es exclusivamente suya, apoyándose tanto en el acuerdo de investidura firmado con Marga Prohens como el reglamento de la Cámara. "Nosotros tenemos un acuerdo con el PP que establece que la presidencia del Parlamento recae en el grupo Vox y el presidente del Gobierno en el PP. En el momento en que el señor Gabriel Le Senne cese como presidente del Parlamento, habrá que elegir uno y nuestro grupo propondrá entre nosotros a la persona que consideremos más apropiada", subrayó.

La norma, en principio, está de su lado. El reglamento del Parlamento indica expresamente en su artículo 40 que, en caso de cese, solo puede presentar un candidato alternativo el mismo grupo que lo propuso. O lo que es lo mismo, Vox, que ahora está bajo el control de los cinco diputados. La propia Idoia Ribas, que fue quien firmó el pacto con los populares, lanzó una advertencia en este diario sobre la sucesión de Le Senne cuando se produzca: "El presidente de la Cámara en ese momento, que supongo será el vicepresidente, preguntará a los grupos, no a los no adscritos, a quién proponen. Y la portavoz del grupo Vox soy yo".

Ribas y sus compañeros mantienen en secreto quién será el candidato. Las fuentes consultadas, sin embargo, dan por hecho que será la portavoz quien se postule para el puesto. Y si no es ella, alguien de su absoluta confianza. Gabriel Le Senne, por su parte, continúa en el cargo hasta nueva orden, con la esperanza de que los letrados de la Cámara se pronuncien a su favor y atiendan sus reclamaciones. El veredicto se conocerá en los próximos días, con dos semanas aproximadamente por delante. Hasta entonces nadie moverá un dedo en la Mesa, integrada por el PP y el PSOE, con dos asientos cada uno, y Le Senne.

Foto: El líder de Vox, Santiago Abascal, durante la asamblea general. (EFE/Chema Moya)

Le Senne, aparentemente desahuciado el lunes, ha ganado algo de tiempo gracias a los populares y los socialistas, que el miércoles apoyaron su iniciativa para encargar dos informes jurídicos que aclaren la situación. Los letrados concluirán cuál es el procedimiento a seguir en torno a la presidencia de la Cámara, pero también para conocer en qué situación quedan De las Heras y Le Senne tras su expulsión del grupo parlamentario.

El PP, atrapado entre las dos facciones, será clave. Su posición determinará la elección del presidente del Parlament y la gobernabilidad de Baleares a medio plazo. La única certeza es que Marga Prohens cuenta con 25 diputados y la única suma posible para llegar a los 30 que marca la absoluta es apoyarse en los díscolos, con el riesgo de que enturbie las relaciones con Vox, tanto en las islas como en el resto de España.

Fuentes de la dirección nacional advierten de que el pacto se firmó con ellos, por mucho que esta anomalía haya distorsionado el tablero. "Confiamos en que el PP no confié en cinco diputados tránsfugas. Entonces estaría afectando a los acuerdos que tiene con Vox", concluyen.

La guerra cainita de Vox en Baleares ha derivado en una batalla legal en el Parlament. Y todos los actores apuntan en la misma dirección: la presidencia de la Cámara. El sector rebelde, crítico con el aparato del partido, aspira a controlar la segunda autoridad de las islas tras expulsar del grupo parlamentario a Gabriel Le Senne. Mientras que el propio Le Senne, afín a Santiago Abascal, busca un resquicio legal para agarrarse al sillón. Después del estallido de la crisis, el pasado lunes, todo está a la espera de que los letrados concluyan cuál es la situación y quién debe asumir el cargo. Pero la reconciliación es imposible.

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