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Sánchez empasta su mayoría al compensar a Bildu antes de las vascas
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Sánchez empasta su mayoría al compensar a Bildu antes de las vascas

Los socialistas dan un paso más en su relación con los abertzales radicales, con el objetivo de entregar Pamplona y al mismo tiempo preservar el pacto con el PNV en Euskadi

Foto: La portavoz de Bildu en el Congreso, Mertxe Aizpurua, durante el pleno de investidura de Pedro Sánchez. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
La portavoz de Bildu en el Congreso, Mertxe Aizpurua, durante el pleno de investidura de Pedro Sánchez. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
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Con la amnistía todavía sin asimilar por parte de la militancia, el PSOE se topó este miércoles, sin previo aviso, con el pacto para entregar a Bildu la alcaldía de Pamplona. Una frontera más que cruza Pedro Sánchez y que la dirección del partido justifica como una cuestión puramente local, por la "parálisis" de la gestión de la alcaldesa de UPN. Un razonamiento de difícil digestión, porque hasta las últimas elecciones autonómicas y municipales los socialistas navarros mantuvieron que no apoyarían a la coalición abertzale radical. Con el fondo de la investidura de Sánchez y de la propia presidenta de Navarra, María Chivite, ese veto se ha acabado.

El movimiento, aunque puede desgastar al PSOE en el resto de España, supone afianzar el apoyo parlamentario al Ejecutivo de coalición en su vertiente vasca. La parte catalana de esa ecuación es algo más inestable. Pero con el horizonte de unas elecciones en Euskadi en los próximos meses y el debate nacional instalado en si el PSE respaldará a Bildu en caso de que quede por delante del PNV, el presidente ha optado por la decisión salomónica de conceder a unos el Ayuntamiento de Pamplona y continuar su alianza con los nacionalistas vascos en Euskadi.

Estas son las cuentas que hacen incluso los de Arnaldo Otegi. No tienen dudas, explican, de que si el PNV y el PSE suman mayoría, reeditarán el Gobierno de Ajuria Enea. Fuentes de la formación lo dan por seguro y defienden que la moción de censura en Pamplona "no afecta a la dinámica vasca". Hasta el propio portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, lo comparte. El próximo alcalde, Joseba Asiron, contará también con el respaldo de Geroa Bai (la rama navarra del PNV).

"UPN no tiene mayoría, la situación era ingobernable", explicó Esteban, "lo natural es que se hubiera elegido a otro alcalde", en referencia al candidato de Bildu, pero, prosiguió, "había otras elecciones [las generales] y habría que preguntarle al PSOE por qué no lo hizo". El PNV deslizaba así que los socialistas no quisieron votar a Bildu tras el 28-M para que esta decisión no contaminara el 23-J. Una tesis que también mantienen los abertzales, que apuntan, sin ofrecer más datos, que Pamplona se acordó en la misma negociación que el Gobierno de Chivite, que fue reelegida para su segundo mandato otra vez gracias a la abstención de Bildu.

Foto: Un acto convocado en Pamplona en favor de las víctimas de ETA. (EFE/Archivo)

Algunas fuentes de la formación independentista también destacan que el movimiento se ha producido justo después de que Sánchez haya nombrado ministra de Inclusión, Migraciones y Seguridad Social a Elma Saiz, candidata del PSN a la alcaldía de Pamplona, y que antes y después de las elecciones defendió que no apoyaría ni a UPN (esto sí pasó) ni a Bildu (algo que sucederá con ella fuera). Pero otras fuentes abertzales ven la marcha de Saiz como irrelevante. La cúpula socialista niega que haya tenido nada que ver.

En lo que hay coincidencia es en que Pamplona no formó parte de las conversaciones para investir a Sánchez. Pero es innegable que los socialistas han dado un paso más en la relación con Bildu, tras romper el tabú en la anterior legislatura y negociar ya con ellos la investidura. Después de cuatro años de colaboración que no fueron inocuos para el PSOE, por el impacto que tuvo en la opinión pública la inclusión de terroristas con delitos de sangre en las listas del 28-M, el presidente normalizó totalmente la interlocución al reunirse personalmente con la portavoz en el Congreso, Mertxe Aizpurua, el pasado octubre.

Aunque la moción de censura en la capital navarra no presupone un acercamiento a Bildu en Euskadi, sí tiene efectos directos en la política vasca, porque el cambio de posición del PSN (de decir que no gobernará nunca con Bildu a facilitarle la alcaldía de Pamplona) afecta al PSE. Su candidato a lehendakari, Eneko Andueza, sostiene que él no favorecerá que el aspirante de Bildu, Pello Otxandiano, dirija el Ejecutivo vasco. Su postura es ahora menos creíble, pero responde también a la necesidad de Sánchez de conservar intacta su alianza con el PNV.

Fuentes socialistas corroboran que el presidente consolida los dos apoyos, PNV y Bildu. Pamplona para los abertzales y Euskadi para los nacionalistas vascos. Lo que tratan, señalan otras fuentes del partido, es "tener en política respeto por todo el mundo". "La legislatura pasada ya fue de mucho diálogo y las leyes salieron con muchos apoyos, ahora no es diferente", subrayan.

Lo de Bildu "está ya pagado"

A la espera de cómo digieren las bases socialistas este acuerdo, más a las claras con Bildu, entre los veteranos de la organización la sensación es que ni siquiera erosiona ya al partido. "Creo que ya da igual". "Está ya pagado", defienden, en referencia a que Sánchez consiguió un millón de votos más el 23-J, tras una legislatura de pactos con Bildu y con ERC.

Foto: El secretario de Organización del PSN-PSOE, Ramón Alzórriz, y la portavoz del PSN en el Ayuntamiento de Pamplona, Manina Curiel. (EFE/Iñaki Porto) Opinión
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"Hay que ser coherentes y huir de la satanización de Bildu, UPN está con PP y Vox, todos absolutamente desacomplejados". "Cuando asuman que ETA acabó en 2011, eso que avanzaremos". "La militancia sabe que estamos en otra fase", reflexionan otros cargos socialistas.

Es cierto que las bases socialistas avalan a Sánchez, pero eso no impide que algunas de sus jugadas cuesten tiempo de entender. Ha sucedido con la amnistía. Los secretarios provinciales se han tenido que arremangar para explicar su aprobación que, reconocen, ha supuesto primero "un shock", después un ejercicio de comprensión para discernir por qué antes era inconstitucional y ahora no, y, por último, una labor de justificación como la única fórmula para seguir en el Ejecutivo e impedir que gobiernen PP y Vox.

Pese a que se está asimilando, fuentes del partido admiten cierto temor a que de cara a las próximas elecciones catalanas, previstas para febrero de 2025, Junts y ERC, en permanente competición, entren en una "escalada" de peticiones inasumibles al Gobierno. Ese horizonte inquieta en el partido. Pero, por ahora, queda lejos.

Con la amnistía todavía sin asimilar por parte de la militancia, el PSOE se topó este miércoles, sin previo aviso, con el pacto para entregar a Bildu la alcaldía de Pamplona. Una frontera más que cruza Pedro Sánchez y que la dirección del partido justifica como una cuestión puramente local, por la "parálisis" de la gestión de la alcaldesa de UPN. Un razonamiento de difícil digestión, porque hasta las últimas elecciones autonómicas y municipales los socialistas navarros mantuvieron que no apoyarían a la coalición abertzale radical. Con el fondo de la investidura de Sánchez y de la propia presidenta de Navarra, María Chivite, ese veto se ha acabado.

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