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Sánchez ordenó cerrar ya el pacto con Sumar para acelerar la investidura
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ACUERDO CON YOLANDA DÍAZ

Sánchez ordenó cerrar ya el pacto con Sumar para acelerar la investidura

El presidente en funciones impulsó las conversaciones a finales de la semana pasada. Los socialistas creen que este acuerdo va a "animar" al resto de grupos a entender que "ha llegado el momento"

Foto: El PSOE y Sumar firman un acuerdo para un Gobierno progresista de coalición. (Europa Press/Eduardo Parra)
El PSOE y Sumar firman un acuerdo para un Gobierno progresista de coalición. (Europa Press/Eduardo Parra)
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La mayoría parlamentaria que sostendrá un nuevo Gobierno de Pedro Sánchez es la más heterodoxa de la democracia. Una arquitectura de partidos dispares que hace muy compleja la negociación. Desde el 23-J, toda la atención se ha centrado en encontrar el remate, en conseguir los indispensables votos de Junts a cambio de una amnistía. Los contactos prosiguen y el PSOE constata que avanzan. Pero el presidente en funciones ha querido acelerar y a finales de la semana pasada ordenó que se impulsaran las conversaciones para un programa conjunto con Sumar, su socio en el Ejecutivo de coalición. Porque la investidura no es un espejismo en manos de Carles Puigdemont, tiene cimientos sólidos.

Hasta ese momento, los contactos habían progresado poco y sin tocar nunca los asuntos más espinosos. El temor de la plataforma de Yolanda Díaz era que, pese al compromiso de culminar el pacto en octubre, el PSOE lo demorara hasta el final, cerrara antes con Junts y les obligara a ceder a sus demandas. Ese miedo se mantuvo hasta hace pocos días cuando, explican, los socialistas cambiaron de estrategia. En Sumar creen que Sánchez se dio cuenta de que se le acaba el tiempo —si antes del 27 de noviembre no hay investidura, se celebrarán nuevas elecciones el 14 de enero— y que necesita concretar ya acuerdos.

Foto: El PSOE y Sumar firman un acuerdo para un Gobierno progresista de coalición. (Europa Press/Eduardo Parra) Opinión

La foto del presidente y Díaz lanza un mensaje dentro y fuera del partido de que habrá Gobierno y pone negro sobre blanco su proyecto político. Al PSOE le queda aún por sellar pactos con PNV, ERC, Bildu y BNG y, por supuesto, Junts. Ahora, aseguran fuentes socialistas, "todos tienen más claro el Ejecutivo que van a apoyar". El avance con Sumar, mantienen, puede "animar" al resto a entender que "ha llegado el momento". Nadie se atreve a decir que agiliza porque el pleno para que Sánchez consiga la confianza de la Cámara sigue sin fecha, pero sí apuntan a que este movimiento no es gratuito. Algunos osados sueñan ya con la semana del 6 de noviembre "si no se tuerce nada". Pero quienes realmente están en el meollo consideran una "equivocación" apostar por una fecha.

Con la perspectiva de una investidura "cuanto antes", se dio aire en los últimos días a los contactos con Sumar, aunque los temas más espinosos no se desencallaron hasta la reunión que Sánchez y la vicepresidenta segunda mantuvieron el lunes por la mañana. Ahí, el dirigente socialista accedió a incluir algunos de los asuntos que le reclamaban sus socios: el endurecimiento del impuesto de sociedades y la posibilidad de una reforma fiscal, la reducción de la jornada laboral y el desarrollo de la ley de vivienda.

Foto: Yolanda Díaz, junto a Pedro Sánchez, tras llegar a un acuerdo de Gobierno. (EFE/Emilio Naranjo)

A partir de ese momento, el trabajo quedó de nuevo en manos de los negociadores, primero internamente del equipo conformado en Sumar y, más tarde, de Nacho Álvarez y María Jesús Montero como interlocutores de cada lado, que siguieron con las conversaciones de manera telemática, por videollamada, y no acabaron de culminar hasta la madrugada. La demora obligó a improvisar la escenificación posterior, a que la rueda de prensa del Consejo de Ministros fuera por primera vez a las 10:30 para dar tiempo al acto de la firma entre Sánchez y Díaz, que volaban más tarde a Bruselas. Los partidos que forman Sumar se acostaron con la certeza de que el acuerdo no estaba aún cerrado y se desayunaron con la convocatoria del presidente y la vicepresidenta.

Podemos, cada vez más alejado de Yolanda Díaz, quiso dejar claro a través de Irene Montero que desconocía el detalle. La tensión entre los morados y la dirección de Sumar no para de aumentar. Se sienten maltratados, pero nadie duda de que el voto de sus cinco diputados está garantizado en la investidura. Sánchez ha dejado en manos de la vicepresidenta la solución de su conflicto interno y dirimir qué peso tendrán en su cuota de Gobierno —a excepción del veto de ambos a Montero y al propósito del presidente de no ceder esta vez el Ministerio de Igualdad—. La integración o no en el Ejecutivo de coalición de Podemos puede ser clave para la estabilidad.

Foto: Pedro Sánchez y Yolanda Díaz a su llegada a la rueda de prensa para informar sobre el acuerdo de Gobierno. (EFE/Emilio Naranjo)

Al PSOE le vale por ahora que el pacto con Sumar se haya logrado sin estridencias, sin los constantes enfrentamientos que ha soportado a su izquierda, y el mensaje de Ferraz es que la imagen de Sánchez y Díaz tiene un "valor político". El Gobierno de coalición, insisten, tiene un basamento sólido, ahora es cuestión de rematar su respaldo parlamentario.

Pero el PNV ya mostró ayer su rechazo a "agendas propias". Hace semanas que viene avisando de que habrá que orillar "leyes ideológicas", porque la mayoría, con su formación y Junts, del espectro del centroderecha, es más heterogénea. En la dirección socialista, sostienen que lo que más les escama es un "posible conflicto de competencias" y que sobre esto, aseguran, no deben temer, porque todo "se tiene que sustanciar en el desarrollo normativo de las medidas".

Los socialistas este martes se sentían muy optimistas, aunque impera la cautela porque Junts se ha tomado muy en serio la promesa de discreción y recela de toda la información que procede del PSOE. Insinuar una fecha es como "ponerles una pistola en la sien", señalan en el partido. Pero la negociación marcha, y otra de las pruebas es que Ferraz no concedió ayer ninguna importancia a la votación de las bases del Consell de la República sobre la investidura. De los 90.484 censados en el Consell de la República, votaron solo 4.021, que representan el 4,45% de los activistas. De ellos, 3.009 afiliados, el 74,9%, quieren boicotearla.

La dirección del PSOE debe ahora impulsar la consulta entre sus afiliados para que se pronuncien sobre el acuerdo de gobierno con Sumar, como obligan los estatutos. Nunca ha estado sobre la mesa que lo hagan sobre el pacto con Junts, igual que no se hizo en la anterior legislatura con ERC. El sábado se ha convocado el Comité Federal para aprobar este pronunciamiento de la militancia. Ese día se podrá testar otra vez el ánimo de los cargos socialistas. Pero la sensación de que habrá Gobierno ha sido perenne, sin apenas altibajos, desde la misma noche del 23-J.

La mayoría parlamentaria que sostendrá un nuevo Gobierno de Pedro Sánchez es la más heterodoxa de la democracia. Una arquitectura de partidos dispares que hace muy compleja la negociación. Desde el 23-J, toda la atención se ha centrado en encontrar el remate, en conseguir los indispensables votos de Junts a cambio de una amnistía. Los contactos prosiguen y el PSOE constata que avanzan. Pero el presidente en funciones ha querido acelerar y a finales de la semana pasada ordenó que se impulsaran las conversaciones para un programa conjunto con Sumar, su socio en el Ejecutivo de coalición. Porque la investidura no es un espejismo en manos de Carles Puigdemont, tiene cimientos sólidos.

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