PSOE y Sumar alientan una pelea entre las CCAA del PP por la financiación autonómica

PSOE y Sumar exploran una reforma del sistema de financiación autonómica en el marco de las negociaciones para revalidar el Gobierno de coalición. Es un laberinto en el que el anterior Ejecutivo de Pedro Sánchez no logró encontrar la salida, y lo abordan en un momento en el que la mayoría de comunidades autónomas están en manos del PP. Así, afirman fuentes del ala socialista del Gobierno, si logran una posición que atraiga a buena parte de las comunidades autónomas, cuyos intereses son contrapuestos, puede servirles para erosionar a Alberto Núñez Feijóo por la dificultad de encontrar una fórmula común para contentar a todas las partes. La vinculación de esta modificación con la denominada armonización fiscal que persigue Moncloa ya anticipa la batalla.

La actualización del sistema de financiación, además, es uno de los temas sobre la mesa en las conversaciones entre el PSOE y Sumar y las formaciones independentistas para la investidura de Pedro Sánchez, como aseguran a El Confidencial fuentes de las negociaciones. Su interés por esta materia contrasta con sus mensajes públicos, centrados fundamentalmente en la ley de amnistía.

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Hasta el punto de que ERC ha pasado de reclamar más recursos para Cataluña poco después de las elecciones generales a apenas citar esta cuestión en el debate de política general en el Parlament, hace dos semanas. "Cataluña está mal financiada. Lo he denunciado toda la vida. Pero donde el problema estructural de financiaciones se agrava hasta el punto de poner en riesgo el sistema es en el ámbito de salud", afirmó el president, Pere Aragonés. Tampoco Gabriel Rufián o Patxi López hicieron mención alguna en sus comparecencias posteriores a la reunión entre el portavoz de ERC y Sánchez, en el Congreso, el miércoles.

Este frente sigue abierto, aunque desde Hacienda reiteran desde hace meses que las distintas comunidades se mantienen en posiciones "de máximos". Otras fuentes de la negociación sobre la financiación autonómica afeaban esta misma semana a los socialistas que "no quieren comprometerse a nada" para sentar las bases de un acuerdo.

Con todos los focos puestos en la ley de amnistía, el departamento de María Jesús Montero quiere vincular la reforma de la financiación autonómica con un acuerdo para evitar que el PP bonifique el impuesto de sucesiones en las comunidades que gobierna desde hace escasos meses. Y, si los criterios para decidir cómo se distribuyen recursos entre las distintas CCAA ya generan tensiones, que el Gobierno se marcara hace un año el objetivo de evitar la "espiral a la baja" tras la supresión del impuesto de sucesiones en Andalucía, mantiene al PP en guardia.

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Son dos líneas distintas, pero Hacienda quiere darles una respuesta conjunta. Aunque la posición de Montero, hoy en funciones, es que no avanzarán sin el PP, los populares advierten de que mantendrán sus promesas electorales en lo que afecta a los impuestos que les corresponde gestionar. Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, consideró este martes un "atentado contra la Constitución" actuar frente a la autonomía fiscal de las comunidades, y retó a Sánchez a "subir impuestos en País Vasco o Cataluña". El rechazo a esta armonización, una "catetada" según Ayuso, es unánime, en palabras de Génova. Y, a ojos del PSOE, Madrid, que suprimió en 2006 el impuesto de donaciones y empezó a rebajar el de sucesiones, es la punta de lanza de este "dumping fiscal".

Eso, en lo que toca a la armonización. En lo que afecta a la reforma del sistema de financiación, fuentes del Partido Popular dan por hecho que el Gobierno en funciones prepara su ofensiva en una materia en la que es difícil forjar una posición conjunta, toda vez que cada una de las comunidades tiene necesidades distintas. El propio Feijóo ya prometió, en su investidura fallida, reformar el sistema antes de junio de 2024, de lograr la confianza del Congreso para ser presidente. Pero si Moncloa lo mantiene atado a una suerte de corsé fiscal, prevén plantarse.

La sensibilidad de la materia se refleja en el hecho de que las alianzas entre regiones documentadas hasta la fecha van mucho más allá de los colores políticos. Juanma Moreno Bonilla, presidente andaluz, se aproximó al murciano Fernando López Miras, ambos del PP, pero también al ya expresidente valenciano, Ximo Puig, barón socialista. También al castellanomanchego Emiliano García-Page, y los cuatro se aproximaron al frente en el que en su día se situaba Feijóo como presidente gallego, o el todavía presidente asturiano, el socialista Adrián Barbón.

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El optimismo de Yolanda Díaz

A día de hoy, ambos socios de la coalición en funciones miden con cuidado cada uno de sus pasos y declaraciones sobre esta materia. Pero Yolanda Díaz no esconde que la reforma del sistema de financiación es uno de sus objetivos fundamentales. Con la reforma fiscal en profundidad que reclama al PSOE, y que quiere incluir en el programa de la coalición, es menos entusiasta sobre las intenciones de los socialistas y da menos pistas. Con la posibilidad de actuar ante la "infrafinanciación" de comunidades como la Valenciana, es insistente. "Estáis infrafinanciados. Percibís por habitante 178 euros menos que la media del conjunto del país. Esto hay que arreglarlo", prometió Díaz en Valencia, en plena campaña electoral al 23-J, ante sus socios de Compromís. Los mismos que han hecho de esta reforma su principal reivindicación fuera de la región.

En el entorno directo de Díaz piden evitar lecturas partidistas, y hasta rebajan la importancia de que cada una de las comunidades tenga su propia lista de deseos para una eventual reforma. Dan a entender que es posible un pacto que cuente con el visto bueno de la mayoría de comunidades del PP, y que logre arrastrar al resto, pero no desvelan más detalles. Tampoco concretan el rol que jugarán los partidos independentistas en la búsqueda de este nuevo pacto. Para que salga adelante será imprescindible lograr su apoyo, salvo que cuente con los votos del PP en el Congreso (se tramita como ley orgánica).

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El PSOE, como Sumar, llevaba esta reforma en su programa para las elecciones generales del 23-J. Otra cosa es que logren un encaje que satisfaga a la mayoría de regiones, con el visto bueno de las gobernadas por los socialistas. Mientras los socios de Díaz empiezan a criticar que la mayor parte de mensajes de Sumar se centren en apuntalar la amnistía, los socialistas empiezan a señalar que sus cesiones a los partidos independentistas a cambio de los votos para investir a Sánchez también persiguen garantizar el impulso de una agenda que vaya mucho más allá.

En agosto, escasos días después de las elecciones, la ministra de Hacienda en funciones reconocía que esta modificación era "una urgencia", y prometía abordarla si lograban revalidar la Moncloa. A tres semanas de que se cumpla el plazo que ambos partidos se han dado para negociar el pacto programático para vertebrar el nuevo Gobierno, Sumar intenta pisar el acelerador, mientras se queja de que el PSOE le da largas en lo que tiene que ver con las propuestas de corte social. En materia de financiación autonómica, sin embargo, aún hay esperanza.

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El actual sistema caducó hace una década. Y, en la pasada legislatura, los intentos del Ejecutivo por renovarlo quedaron en agua de borrajas. Hacienda remitió en diciembre de 2021 una propuesta, que desgranaba un nuevo criterio para calcular la población ajustada, pieza clave para determinar el reparto de los recursos por variables de población, sociales o territoriales. El texto contenía aportaciones de las distintas CCAA, y Montero se mostró dispuesta a abrir la caja común para que todas las regiones vieran aumentar las cantidades recibidas.

Si era complejo abrir este melón con las elecciones andaluzas y castellanoleonesas en 2022, en 2023, con elecciones autonómicas y municipales, las opciones de lograrlo se desplomaron. Y la convocatoria anticipada de elecciones generales dio al traste con cualquier opción. Fuentes de Hacienda lo admitían sin reservas. Hoy ven más opciones de lograrlo, pero están muy lejos del optimismo de Díaz.