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Feijóo emerge como líder ante un Sánchez que dio la espantada para no quemarse con la amnistía
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DEBATE DE INVESTIDURA

Feijóo emerge como líder ante un Sánchez que dio la espantada para no quemarse con la amnistía

La incomparecencia del presidente en funciones entrega el relato de "hombre de Estado" al PP, eufórico tras la primera sesión. El PSOE celebra que se hable de Óscar Puente y no del pacto con Junts, que dan por cerrado

Foto: Alberto Núñez Feijóo, durante su intervención, con Pedro Sánchez observando. (EFE/Kiko Huesca)
Alberto Núñez Feijóo, durante su intervención, con Pedro Sánchez observando. (EFE/Kiko Huesca)
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Alberto Núñez Feijóo anotó por default. El término deportivo se utiliza cuando uno de los equipos suma una victoria por la incomparecencia del otro. Pedro Sánchez sorprendió este martes, incluso en parte de las filas socialistas, al delegar su intervención en el discurso de investidura en el diputado Óscar Puente. La jugada para desarbolar a Feijóo era arriesgada. Durante toda la mañana, en el PSOE mantuvieron la tensión sobre si sería el presidente en funciones o el portavoz en el Congreso, Patxi López, el que protagonizase el cara a cara. Lo sabían media docena de personas. “Nos habían dicho que intervendría un tercero o tercera”, afirman fuentes socialistas, que no ocultan su “estupor” al comprobar que el elegido era el exalcalde de Valladolid. Los que conocen bien al presidente hacían otra lectura. “Tiene la investidura atada y se ha permitido sacar al macarra”, aventuraban.

Nada más empezar su intervención, se vio que el tono no era el propio para un debate de investidura. “Demasiado duro”, lamentaba un alto cargo del PSOE, que aprobaba la maniobra de la Moncloa para evitar hablar de amnistía, como pretendía Feijóo, pero censuraba que las formas habían perjudicado al fondo de la estrategia. Óscar Puente se dirigía al gallego como “candidato a jefe de la oposición” con alusiones como “forma parte del PP de Galicia, esa gran familia retratada en Fariña o “usted tiene la misma memoria que Dori, la pez cirujano de Buscando a Nemo”. Para rematar con "ha hablado de sobresueldos, hace falta tener cuajo para erigirse en defensor de la igualdad siendo alguien que no tiene suficiente con ¿cuánto?, ¿5.000?, ¿6.000?". Ni una alusión a las propuestas que Feijóo había desgranado sobre su proyecto de país durante casi dos horas.

Los diputados socialistas y el propio Sánchez no paraban de aplaudir mientras desde la bancada del PP se abucheaba al orador. El PSOE justificaba que el exalcalde de Valladolid subiese al atril para “dejar en evidencia” las contradicciones de Feijóo. Puente ganó las elecciones municipales, pero los populares le arrebataron la alcaldía al pactar con Vox. “¿Por qué tiene usted más derecho a ser presidente que yo alcalde?”, increpaba el diputado. Para la Moncloa, solo era una coartada. La consigna del último mes ha sido proteger al presidente en funciones del barro de la amnistía. Sánchez no hablará hasta su investidura, mientras desde el independentismo se desvela que ya se han intercambiado papeles sobre la previsible medida de gracia. “El presidente no podía mancharse”, sintetiza un estratega presidencial.

Foto: Investidura de Alberto Núñez Feijóo, en directo | EFE Juan Carlos Hidalgo

Los populares pasaron rápido de la indignación por el “menosprecio” del presidente del Gobierno en funciones a la euforia. El PSOE les había hecho ganar el relato al “despreciar las instituciones”. La hemeroteca les avala. No hay precedentes. Es la primera vez que un presidente en funciones no responde al aspirante. En el caso de las investiduras fallidas de 2016 y 2019, quienes dieron la réplica a Pedro Sánchez fueron Mariano Rajoy y Pablo Casado. Génova veía reforzada la imagen de “hombre de Estado” de su presidente frente a Sánchez.

El líder del PP encaraba su primer discurso en el Congreso con las expectativas muy altas y cierto vértigo. Los números no daban para la investidura y debía justificar ante los españoles, y ante su propio partido, el empeño en ser propuesto por el Rey. Arropado por sus barones, debía erigirse en un líder sólido de oposición y para los suyos lo hizo. Los dirigentes territoriales salieron satisfechos. Se acabaron, por ahora, los debates sucesorios: “Feijóo es nuestro candidato, haya repetición electoral o elecciones en dos años”.

Foto: El presidente del PP y candidato a la investidura, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Daniel González) Opinión
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Marta García Aller

Los populares fían todo a una legislatura corta por las presiones de Junts a Sánchez. Los de Puigdemont lanzaron este martes el primer aviso al presidente en funciones, dejando claro que no formarán parte de ningún bloque. Si el PSOE saca adelante una mayoría suficiente para reeditar el Gobierno, le espera una dura aritmética parlamentaria. Deberá pelear cada voto con un Senado en manos del PP.

Feijóo arrancó fuerte, colocando en el centro las prebendas que Sánchez está dispuesto a dar a Carles Puigdemont para mantenerse en la Moncloa. “En el proyecto que vengo a presentarles no figura la amnistía, ni la autodeterminación de una parte de la nación, ni fórmulas análogas ni equivalentes”. La línea argumental era clara: yo no soy como Sánchez. La polémica surgió cuando dijo tener a su alcance los votos para ser presidente del Gobierno, pero no estaba dispuesto a aceptar “lo que me piden para hacerlo”. Desde las terminales socialistas se apresuraron a dejar claro que si el PP hubiese dado la amnistía a Junts, no contaría con los votos de Vox. El equipo del gallego rebatía con la teoría del mal menor. “Si hay que aplicar una amnistía, ¿quién preferiría Vox que lo hiciese, Sánchez o Feijóo?”, planteaban en un ejercicio de política ficción en el que se enredaron los argumentarios de unos y otros.

El discurso que usurpó Sánchez a Feijóo se lo brindó Sumar, con la crítica de los diputados socialistas incluida. Yolanda Díaz emuló a Sánchez y optó por ningunear a Feijóo al delegar las intervenciones. Los portavoces Marta Lois y Enrique Santiago daban munición al líder del PP al defender abiertamente la amnistía como “una oportunidad para pasar página”. En parte del PSOE se volvió a achacar a un “exceso de protagonismo” para buscar el foco dentro de la negociación con Puigdemont. Fuentes socialistas puntualizan que es el propio Sánchez quien lidera la operación para cerrar el acuerdo con Junts del que “muy, muy pocos” conocen detalles.

Feijóo aprovechó y sacó la artillería pesada. No le importó que fuesen Gabriel Rufián por ERC o Míriam Nogueras por Junts los interlocutores, porque colocó en el foco al socialista: “Si quieren hablar de amnistías y referéndum, su hombre es Sánchez”. Logró el líder del PP quedar como el defensor de la Constitución frente a un presidente que calla. Hoy, la realidad de los números se impondrá, pero el PP da por descontada la derrota. Han pasado pantalla. Ahora toca oposición y Feijóo ha encontrado su sitio.

Alberto Núñez Feijóo anotó por default. El término deportivo se utiliza cuando uno de los equipos suma una victoria por la incomparecencia del otro. Pedro Sánchez sorprendió este martes, incluso en parte de las filas socialistas, al delegar su intervención en el discurso de investidura en el diputado Óscar Puente. La jugada para desarbolar a Feijóo era arriesgada. Durante toda la mañana, en el PSOE mantuvieron la tensión sobre si sería el presidente en funciones o el portavoz en el Congreso, Patxi López, el que protagonizase el cara a cara. Lo sabían media docena de personas. “Nos habían dicho que intervendría un tercero o tercera”, afirman fuentes socialistas, que no ocultan su “estupor” al comprobar que el elegido era el exalcalde de Valladolid. Los que conocen bien al presidente hacían otra lectura. “Tiene la investidura atada y se ha permitido sacar al macarra”, aventuraban.

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