Feijóo tranquiliza a todos los sectores del PP: "Hay líder para muchos años"

Alivio en el PP tras semanas de zozobra. El PP ha asumido que Alberto Núñez Feijóo no será ahora presidente del Gobierno, pero quedaba por saber si en el mandato del líder gallego hay futuro. La duda no era tanto si se queda o se va. Nadie en el partido contempla su marcha, otro asunto es quién será el candidato si la legislatura dura cuatro años. La pregunta que Feijóo debía responder hoy ante los suyos es si tiene fuerzas para dirigir la oposición y liderar una alternativa a Pedro Sánchez. Y el gallego ha contestado afirmativamente, con gestos a duros y a moderados, en una intervención muy combativa pero cargada de propuestas. "Hay líder para muchos años", destacaba al finalizar su discurso un destacado veterano.

En ese equilibrio solo chirrió la performance con la que el candidato a la investidura se condujo al Congreso, a modo de romería, precedido por los barones autonómicos del PP y acompañado por la mayoría de los diputados. Demasiado jolgorio cuando el resultado final es que Feijóo perderá la votación. Pero, como lo que se dirimía internamente ya no era eso, nadie puso reparos a su exaltación. Después de los sucesivos errores cometidos desde el 28-M hasta la semana previa de las elecciones generales, el discurso de este martes ha dado otra dimensión al mandato de Feijóo. El PP se pudo equivocar con Pablo Casado, pero no lo ha hecho con Alberto.

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Esa tranquilidad ha disparado las ovaciones. La conclusión general es que ha hecho un buen discurso. "De Estado", según su equipo directo. "Muy completo", en el que, destacan, a pesar de las protestas del PSOE porque haya arrancado con la amnistía, era "inevitable" hablar de ello por la relevancia que ha adquirido en estos momentos. Ese principio convence, sobre todo, al ala más dura del partido. A quienes piden una oposición sin concesiones. Propuestas sí, conceden, pero sobre todo "Puigdemont y Bildu".

En una parte del PP pervive la sensación de que Feijóo no ha acabado de adaptarse por la dificultad para quitarse el traje de presidente gallego, que ha vestido durante 14 años, recuerdan, sin mayores problemas. Al ralentí. Pero Madrid y el liderazgo del PP nacional es otra cosa. Son los que defienden que se impulsen actos como el del domingo, multitudinario, movilizador y vitamínico para Feijóo. Y que hoy también respiran tranquilos. Con su diatriba contra la amnistía, el poso ideológico de una España de "libres e iguales" y planteamientos como endurecer el delito de malversación e introducir en el Código Penal el de deslealtad institucional, que recuperaría el espíritu del delito de sedición, eliminado por Sánchez.

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Pero también se siente reconfortado el sector más moderado del partido. Los que no entendieron que su campaña electoral se centrara solo en la "derogación del sanchismo" y consideran que no se ha transmitido una alternativa clara de Gobierno a la sociedad. A ellos y a una parte de los ciudadanos del arco ideológico central que el 23-J le han sido esquivos, dirigió el candidato una larga lista de propuestas programáticas, centradas sobre todos en familias y rentas medidas y bajas.

Para mandar señales a todos, Feijóo hizo verdadero equilibrismo. En algunos momentos sonó a presidente del Gobierno y en otros a líder de la oposición. Pero ese fue su triunfo.Tuvo la habilidad de parecer en unos pasajes Mariano Rajoy y en otros José María Aznar. Al acabar, los barones se manifestaron exultantes. "Espectacular", "extraordinario". También los diputados. El cerco de protección del líder gallego se hizo más estrecho. Los populares están más seguros ahora que Feijóo es un valor a conservar.

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Hasta supo salvar en su intervención, la complicada relación del PP con Vox. Omitió al partido de Santiago Abascal, apenas les dedicó tres frases, pero a la vez los alabó: "Les agradezco su respaldo responsable y generoso". Y mandó un aviso muy claro al PSOE, como futuro jefe de la oposición. El PP, recordó, tiene la mayoría absoluta en el Senado y gobierna en 12 comunidades. Feijóo ha entendido que tiene un camino.