Feijóo anuncia la "derogación del sanchismo" y jalea a un PP en vilo ante los resultados del 28-M
El partido aprueba la intervención de su líder frente a Sánchez, pero pide no entrar en la "trampa" de Doñana. Los sondeos internos siguen sin dar mayorías claras a los candidatos, salvo a Ayuso, "que arrasa"
Ninguno de los dos se presenta a las elecciones del 28 de mayo, pero el cara a cara de ayer en el Senado estaba impregnado de eslóganes electorales. En las filas del PP, pronto reconocieron en la idea de “derogación del sanchismo” que acuñó Alberto Núñez Feijóo el “váyase, señor González” de José María Aznar. El gallego se fue creciendo en un debate que el presidente del Gobierno nuevamente se había diseñado a la medida. Con la coartada de explicar las consecuencias de la guerra de Ucrania, se colocó en el calendario un mitin de precampaña televisado.
Empezó Feijóo dejando algo fríos a los suyos, que le veían “con tono bajo”. Quizás, explican los que le conocen desde hace años, porque necesitó un tiempo para adaptar su discurso a la línea que había marcado Sánchez. “Aún le queda”, señalan las mismas fuentes, “coger la confianza que tenía en Galicia, donde ni se inmutaba”. En el PP, los nervios están a flor de piel porque, según reconocen extraoficialmente en Génova, salvo Isabel Díaz Ayuso, que “va como un tiro”, el resto de candidatos autonómicos sigue sin romper el techo electoral que les dé la seguridad de gobernar. Los trackings se mueven poco y habrá que esperar hasta el último voto.
En este escenario, había gran expectación por medir el pulso del líder. Feijóo se prodiga poco con senadores y diputados. Entre los parlamentarios, echan en falta los desayunos que se organizaban en las etapas de Aznar y Rajoy, donde se intercambiaban opiniones. Cuando Feijóo pasó al ataque frente a Sánchez, la temperatura en los escaños del PP se elevó proporcionalmente. “Le ha dado caña”, repetían entre la euforia y el alivio. Los clásicos celebraban que tiró de ironía. “Ha estado gallego en estado puro”, apuntaban en referencia a cuando le afeó al presidente que no diera las gracias por el apoyo del PP en la ley del solo sí es sí: “De nada, señor Sánchez, de nada”.
El presidente no encaja bien la ironía. Le sacaba de sus casillas ya en la etapa de Rajoy, pero supo aguantar. Aunque Sánchez fue duro y no escatimó en el cuerpo a cuerpo —“no sé si esto le viene grande o le queda lejos” o cuando afirmó que su salto a la política nacional ha sido "un chasco"—, también ha aprendido que victimizar a Feijóo resta. Sus asesores tienen grabado a fuego la crítica de que en los anteriores careos hizo de líder de la oposición desdibujándose como presidente. De ahí la enumeración de logros y el nuevo anuncio en materia de vivienda. Construirán 20.000 casas sociales, además de las ya prometidas.
“Los resultados exhibidos por el presidente son incontestables”, argumentaba un ministro que afeaba a Feijóo el “abuso de descalificaciones y la falta de propuestas”. En el diagnóstico de la necesidad de anunciar medidas coinciden algunos de los candidatos del PP que siguieron el debate. Aplauden que el líder se mueva “cada vez mejor en el barro político”, pero piden no olvidar el discurso con el que aterrizó en Génova: “Moderación y pactos de Estado”. Ponen en valor que Feijóo debe mantener su perfil de alter ego de Sánchez.
Entre los que se medirán con el PSOE en las urnas próximamente, preocupa el “charco de Doñana”. Asumen que la salida es difícil, porque el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, no puede retirar la propuesta y dar una victoria a la Moncloa, pero consideran que Feijóo ha “entrado en exceso” en un debate en el que son conscientes de que solo pueden perder votos y movilizar a la izquierda. A Génova ya se le ha trasladado que se intente bajar el suflé para “ganar tiempo”. Los hay que proponen incluso que se apruebe una comisión de expertos en el Parlamento andaluz para sacar cuanto antes este asunto del debate nacional.
El resultado en las principales ciudades andaluzas es importante en el tablero que se dibuje en el pos 28-M. A nivel interno, la lectura es que ha sido el primer “traspié” de Juanma Moreno, al que se considera en estos momentos dentro del PP el “barón de barones”. Desde el entorno del líder andaluz, reconocen el “malestar” con un asunto que se les ha ido de las manos.
En el equipo de Feijóo son más optimistas que en el partido y consideran que el de ayer ha sido el debate en el que mejor ha estado su jefe. Lejos de percibir el caso Doñana como un problema para sus siglas, interpretan que es un síntoma de debilidad electoral del PSOE el hecho de que Sánchez se aferre a esa bandera. El líder del PP es consciente de que en su partido hay nervios y que será difícil arrebatar a los socialistas feudos históricos, pero aún confía en teñir el mapa de azul.
Entre los socialistas, pese a la euforia de los ministros, también hay quien ve a Sánchez “repetitivo” tanto en el ataque a Feijóo como en los mensajes. La que no deja de sonreír es la candidata de Sumar, Yolanda Díaz. Tras el debate, se dedicó a repartir besos y abrazos entre los senadores de todo signo político en la cafetería, aunque ayer el presidente la dejara fuera de foco. Arrancó la campaña.
Ninguno de los dos se presenta a las elecciones del 28 de mayo, pero el cara a cara de ayer en el Senado estaba impregnado de eslóganes electorales. En las filas del PP, pronto reconocieron en la idea de “derogación del sanchismo” que acuñó Alberto Núñez Feijóo el “váyase, señor González” de José María Aznar. El gallego se fue creciendo en un debate que el presidente del Gobierno nuevamente se había diseñado a la medida. Con la coartada de explicar las consecuencias de la guerra de Ucrania, se colocó en el calendario un mitin de precampaña televisado.