Puigdemont mantiene en vilo a Sánchez hasta el último minuto y amenaza el plan de la izquierda
La decisión de Junts marcará la votación clave en el arranque de la XV legislatura. El PSOE, mientras, refuerza sus gestos al nacionalismo y sus socios se aferran al optimismo sobre el papel de los neoconvergentes
"El Gobierno no tiene ninguna prisa". La frase es de Félix Bolaños, negociador jefe del PSOE y ministro de Presidencia en funciones. La pronunció tres días después de las elecciones y, en esa misma intervención, lanzó un dardo a ERC y Junts para que abandonasen el maximalismo y se aviniesen a negociar la conformación de la Mesa. Han pasado exactamente 22 días desde ese momento. Los republicanos, junto con el resto de socios de la primera investidura de Pedro Sánchez, atendieron a Bolaños. En JxCAT no se han movido ni un ápice. Al menos no en público. La demostración más clara es el mensaje que Carles Puigdemont dejó en su cuenta de Twitter cuando faltaban 24 horas para la inauguración de la XV legislatura, lo que amenaza los planes del líder socialista y sus socios, que mantienen la firme voluntad de reeditar un Gobierno de coalición apoyado en el nacionalismo. Pero estas cuentas, en el escenario que salió del 23-J, son prácticamente imposibles sin Junts.
Els punts cardinals de la nostra posició no han variat, per més pressions i corredisses de darrera hora que hi hagi, i algun insult que se'ls descontrola. És a dir: no tenim cap confiança en els partits polítics espanyols, tota precaució és poca i les promeses no ens escalfen ni…
— krls.eth / Carles Puigdemont (@KRLS) August 16, 2023
El expresident pedía "hechos comprobables" para moverse del rechazo a pactar la Mesa del Congreso o la investidura. Ni la designación de Francina Armengol como candidata del PSOE a presidir el Congreso ni el compromiso de Sánchez de impulsar el uso de las lenguas cooficiales en la Unión Europea parece suficiente. La elección de la expresidenta Balear, según El Español, es un guiño "insuficiente". Y la idea de reforzar al euskera, el gallego y el catalán en las instituciones europeas ni siquiera ha gustado en ERC y el PNV, dos fuerzas que ya han dado pistas de querer apoyar al PSOE y que han lanzado sendas críticas en redes. "Los puntos cardinales de nuestra posición no han variado", decía Puigdemont en su tuit, lo que anticipa una votación de infarto este jueves en la Cámara Baja.
El enroque del expresident no parece haber desanimado a Pedro Sánchez, que unas horas después de recibir el dardo desde Waterloo confirmó su intención de acudir a una investidura que necesita de los votos afirmativos de Junts con casi total probabilidad. El líder socialista ha hablado de una nueva legislatura pensada para "consolidar" las medidas puestas en práctica en los últimos cuatro años. Y para ello cuenta con el aval de los socios que ya lo invistieron en 2019: Sumar (entonces Unidas Podemos), ERC, EH Bildu, PNV y BNG. La disposición de estos partidos es repetir alianza a pesar de que han avisado que no darán "cheques en blanco".
"Es esto o elecciones", cuenta una fuente socialista cuando se le pregunta por el pronóstico para una legislatura. Otra fuente, con asiento en la Comisión Ejecutiva Federal, alude a las dificultades a las que se enfrentará Junts si la elegida para la Cámara es Cuca Gamarra, la propuesta del PP, o una persona como Armengol, de esa ala más federalista del PSOE. También se refiere a los problemas económicos de los neoconvergentes después del batacazo del 28-M y de haber salido de la Generalitat, sobre todo si se tienen en cuenta los recursos que el partido dedica a la defensa judicial de los implicados en el procés.
Esa es la duda de fondo: interpretar, por los tuits de Carles Puigdemont y otros mensajes que salen desde su partido, si los neoconvergentes ejercerán su influencia para ir hacia un bloqueo o participar en la gobernabilidad, como hacen otras fuerzas independentistas. Hay cierto consenso en que, en términos electorales, esta colaboración ha sido beneficiosa para Bildu en Euskadi y, al mismo tiempo, perjudicial para ERC en Cataluña. Dentro del PSOE hay quien piensa que Junts abogará por colaborar para evitar un descalabro en una hipotética repetición electoral. El optimismo, aunque con reservas, es el mensaje que más se escucha en las filas socialistas. Siempre con una coletilla añadida que recuerda que Puigdemont es impredecible.
"En Junts están pidiendo casito, haciéndose los importantes", apunta una fuente de Sumar, que insiste en su optimismo sobre un acuerdo
En Sumar también se repite el fenómeno. En público, Yolanda Díaz dijo el miércoles que entendía los mensajes duros de Junts en la "lógica de la negociación". Concretamente en sus fases finales. La vicepresidenta y ministra de Trabajo en funciones ha defendido, como el resto de sus compañeros de alianza, la necesidad de "discreción" para estas conversaciones y ha asegurado que la coalición que dirige negocia "al máximo nivel" con los de Carles Puigdemont. En el ámbito de Sumar hay quien conoce mejor y quien conoce peor a los neoconvergentes. En el primer grupo están los comunes, cuya líder, Aina Vidal, acudió este miércoles al Congreso para asegurar que está "convencida" de que habrá una Mesa del Congreso "progresista" que pondrá las bases de un nuevo Gobierno del mismo corte.
"El silencio de Junts es una buena señal", ha abundado Vidal, que cree que de la votación de este jueves saldrá una Mesa "favorable a hablar de todo". Dentro de todo deben entrar las dos grandes aspiraciones del partido de Puigdemont, como son la amnistía a los afectados por el procés y la posibilidad de un referéndum. La coalición de Yolanda Díaz defiende desde la campaña una consulta en Cataluña para someter a votación los acuerdos que salgan de la mesa de diálogo que se abrió en la pasada legislatura. Pero hay que recordar que los neoconvergentes nunca han participado en este órgano, que sí cuenta con el aval de ERC. "Están pidiendo casito y haciéndose los importantes", apunta una fuente de Sumar, que defiende que acabarán llegando a una entente.
El bloque de izquierdas ya ha designado a sus candidatos para acompañar a Francina Armengol en la Mesa tras la salida de Meritxell Batet, que se despidió de la Cámara el miércoles en una sesión de la Diputación Permanente. El PSOE apuesta por la continuidad de Alfonso Rodríguez Gómez de Celis en la vicepresidencia y la novedad es Isaura Leal en las secretarías. Sumar, por su parte, ha propuesto a la gaditana Esther Gil de Reboleño para la vicepresidencia y a Gerardo Pisarello, que ya tiene experiencia en el órgano, para las secretarías. La diputada por Cádiz procede de los escaños elegidos por la propia dirección de Yolanda Díaz, mientras que Pisarello es miembro de los comunes de Ada Colau. Podemos, por lo tanto, se quedaría sin presencia en los órganos más relevantes de la coalición de izquierdas en el Congreso.
La vía canaria
Hay que tener en cuenta que toda esta negociación versa exclusivamente sobre la conformación de la Mesa del Congreso, que será donde los partidos muestren las cartas del tablero en el que después se jugará la investidura. Y esta votación tiene una particularidad que la hace todavía más compleja: se hace de forma secreta y en una urna. La Mesa de Edad, encabezada por Cristina Narbona, dirigirá una sesión en la que los dos bloques tienen que emplearse a fondo no solo para la votación de la Presidencia, sino también en la de los cuatro vicepresidentes y los cuatro secretarios. El PSOE suma 171 escaños con ERC, Bildu, PNV, BNG y Sumar, pero tienen que coordinarse para conseguir cinco de los nueve puestos, ya que cualquier fallo daría al bloque de PP, Vox y UPN —también con 171— un asiento que determinaría la mayoría. El desempate, sin Junts, está en manos de Coalición Canaria.
Hay un partido, junto con Junts, que será determinante mañana. Es Coalición Canaria, que, en caso de abstención de los neoconvergentes, tendrá sobre sus hombros el peso de la sesión inaugural. Si se alinea con los populares, con quien comparte Gobierno en las islas, puede determinar incluso la votación sobre la Presidencia. En el PSOE creen que eso será lo que ocurra, por lo que dejan todo el peso del desenlace en los hombros de los de Puigdemont. Fue el líder de los nacionalistas canarios, Fernando Clavijo, quien propuso ceder la Presidencia de la Cámara al PNV. Los jeltzales no se han pronunciado en público sobre esta posibilidad, pero es algo que en el bloque de izquierdas no contemplan.
Entre los aliados de Sánchez hay consenso en que debe ser el PSOE quien presida el Congreso, pero no se descarta en absoluto la posibilidad de que haya un miembro de los nacionalistas vascos en el órgano que rige la actividad parlamentaria en la carrera de San Jerónimo. Eso daría a los de Aitor Esteban la llave de las votaciones de la Mesa, pero no se traduciría en un bloqueo automático de las iniciativas del Gobierno, como aspira el PP. Los socialistas lo ven más complicado, ya que supondría una cesión de uno de sus puestos o por parte de los aliados de Sumar.
El desenlace se conocerá sobre el mediodía y de ello dependerá la longitud de la XV legislatura, puesto que una presidencia popular en la Cámara Baja haría muy difícil una presidencia de Sánchez. Por más que el líder socialista haya dejado claro, como Alberto Núñez Feijóo, que pretende presentarse a la investidura cuando Felipe VI ponga en marcha la ronda de contactos con los grupos parlamentarios, algo previsto para la semana próxima.
"El Gobierno no tiene ninguna prisa". La frase es de Félix Bolaños, negociador jefe del PSOE y ministro de Presidencia en funciones. La pronunció tres días después de las elecciones y, en esa misma intervención, lanzó un dardo a ERC y Junts para que abandonasen el maximalismo y se aviniesen a negociar la conformación de la Mesa. Han pasado exactamente 22 días desde ese momento. Los republicanos, junto con el resto de socios de la primera investidura de Pedro Sánchez, atendieron a Bolaños. En JxCAT no se han movido ni un ápice. Al menos no en público. La demostración más clara es el mensaje que Carles Puigdemont dejó en su cuenta de Twitter cuando faltaban 24 horas para la inauguración de la XV legislatura, lo que amenaza los planes del líder socialista y sus socios, que mantienen la firme voluntad de reeditar un Gobierno de coalición apoyado en el nacionalismo. Pero estas cuentas, en el escenario que salió del 23-J, son prácticamente imposibles sin Junts.
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