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Demasiado mayores para la mesa electoral: la gran excusa del 23-J es el drama demográfico
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LA EDAD PERMITE ESTAR EXENTOS

Demasiado mayores para la mesa electoral: la gran excusa del 23-J es el drama demográfico

A falta de cinco días para votar, las juntas electorales trabajan contrarreloj para completar las mesas. En pueblos copados por mayores de 65 no logran encontrar miembros. Es un aperitivo de lo que nos espera como país

Foto: El presidente de una mesa electoral comprueba el documento nacional de identidad de una anciana. (EFE/Jesús Diges)
El presidente de una mesa electoral comprueba el documento nacional de identidad de una anciana. (EFE/Jesús Diges)
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Tras el cierre de Sálvame, a Kiko Matamoros no han tardado en lloverle las propuestas para sentarse a otra mesa. En este caso, una electoral, para las elecciones del próximo domingo. El colaborador televisivo expresó su incredulidad e indignación por este motivo: "Los mayores de 65 están exentos de formar parte de una mesa electoral, pero a pesar de ello me convocan como vocal suplente". En realidad, la ley permite convocar a un ciudadano aunque supere esta edad, pero Matamoros lleva razón y por su edad (66 años) tiene todo el derecho a ser excluido de esa mesa.

El drama electoral de la España envejecida

La anécdota está teniendo, no obstante, una sombría cara B en los ayuntamientos de muchas ciudades de la España interior. Municipios conformados por una gran cantidad de mayores que, siguiendo la doctrina Matamoros, se han borrado de las mesas. Las juntas electorales no son capaces de encontrar a las personas suficientes para que supervisen y cuenten los sufragios de las elecciones generales del 23-J.

La ley señala ciertas exenciones a la hora de formar una mesa electoral, que se resuelven por orden de edad, entre las que se encuentran ser mayor de 65 años, los discapacitados, haber cambiado la residencia a otra comunidad autónoma, embarazadas de más de seis meses o en permiso de maternidad, estar interno en un centro penitenciario u hospital psiquiátrico, haber formado parte de una mesa electoral tres veces durante los 10 años anteriores o ser víctima de un delito cuyo condenado o investigado tenga una orden de alejamiento y esté en el mismo censo. Algunas de ellas, como la edad, aumentan la posibilidad de que el número de alegaciones sea proporcionalmente mayor en municipios envejecidos de la España rural.

placeholder Una cuidadora y una persona mayor, en una zona rural de la provincia de Lugo. (EFE/Eliseo Trigo)
Una cuidadora y una persona mayor, en una zona rural de la provincia de Lugo. (EFE/Eliseo Trigo)

Esto se suma a las dificultades que ya están encontrando muchas juntas electorales para tratar de encontrar presidentes y vocales. El municipio soriano de Almazán, con sus 5.500 habitantes, es uno de los pueblos que tuvieron que repetir el sorteo hace unas semanas ante la falta de personal disponible para las mesas. La votación tendrá lugar dentro de cinco días y, aunque ya no se transmite la misma urgencia, la situación aún no está del todo encarrilada. "Ha habido excusas, pero aquí hay siempre más problemas con las elecciones locales", explican desde su Junta Electoral a El Confidencial. "En los pueblos pequeños, mucha gente va en las candidaturas, por lo que no puede estar en la mesa. Es difícil organizarlas".

A 12 kilómetros de allí se encuentra Escobosa de Almazán, un pequeño pueblo con 25 vecinos. Para que puedan celebrarse elecciones el próximo domingo, han tenido que fichar de los pueblos de alrededor, precisamente porque su población está formada en su mayoría por jubilados que no pueden o han declinado voluntariamente su participación en los comicios.

Castilla y León, zona cero

La situación de esta España, demasiado mayor para sostener una democracia durante varias horas a 40 °C, es especialmente acuciante en Castilla y León. No es que tenga más mayores de 65, sino que es la comunidad autónoma donde la población está más dispersa, hay una miríada de pequeños pueblos con menos de 100 habitantes. Ávila es otra de las zonas del país donde los ayuntamientos están encontrando más dificultades para reunir a la primera una plantilla de presidentes y vocales de mesa para jugar el domingo.

En la zona que incluye la capital, se han recibido en total 230 alegaciones y hasta en nueve mesas electorales de las 59 de Ávila se han recibido más de cuatro alegaciones (aunque en ninguna no se hayan presentado todos sus miembros), lo que ha provocado que se tenga que realizar un nuevo sorteo. En algunos centros, como Diocesano o Reina Fabiola, han sido dos las mesas en las que el pasado viernes se realizó un nuevo sorteo. El resto son Parque de Tráfico, IES Isabel de Castilla, CP Santa Ana, CP La Encarnación o CP San Esteban.

placeholder En 2019, Isabel Avilés, una vecina de El Arahal (Sevilla), se llevó a su hijo de 10 meses a la mesa electoral en la que estaba como presidenta, al no aceptar la Junta Electoral su recurso para no ser parte. (EFE)
En 2019, Isabel Avilés, una vecina de El Arahal (Sevilla), se llevó a su hijo de 10 meses a la mesa electoral en la que estaba como presidenta, al no aceptar la Junta Electoral su recurso para no ser parte. (EFE)

“Este sorteo no modifica para nada el primero, en el que ya se eligieron los miembros de las mesas, sino que es complementario para las mesas en las que se ha visto un exceso de ausencias”, ha explicado el portavoz del Ayuntamiento de Ávila, José Ramón Budiño.

Otra zona en la que se han recibido alegaciones es Arenas de San Pedro, como explican desde la Junta Provincial: este miércoles tienen que llegar las listas definitivas para la celebración de las elecciones. En uno de los municipios de la zona, la Adrada, de 2.517 habitantes, las alegaciones recibidas muestran una vez más las dificultades añadidas a las que se enfrentan los pueblos de pequeño tamaño, más allá de las consabidas vacaciones ya reservadas: "Sobre todo las personas mayores de 65 años, que se han mudado a otro municipio o uno, que es concejal", explican.

Misma situación al norte, en El Bierzo. Ponferrada ha sido una de las ciudades más citadas en las últimas semanas por sus supuestos problemas a la hora de completar las mesas. Un ejemplo de lo que estaba por venir en muchos sitios de la España interior el 23-J. Pero su Junta Electoral asegura a este medio que toda la atención viene de unos datos erróneos que se comunicaron en la prensa. "Se ha dicho que solo había completas unas pocas mesas, pero la realidad es que es al contrario, solo quedan algunas por completarse", explica el secretario de registro de la Junta Electoral de Ponferrada, José Miguel Carbajosa. "Todo viene de una publicación del diario El Mundo, que dio unos datos que no eran tales. Es verdad que ha costado más formar las mesas que en otras ocasiones, pero está todo preparado para que las elecciones transcurran con total normalidad", añade.

"En los pueblos pequeños, mucha gente va en las candidaturas, por lo que no puede estar en la mesa. Es difícil organizarlas"

Según el secretario, de las 84 mesas electorales que hay en la capital del Bierzo, tan solo quedan unas cinco por formalizarse, algo que asegura se conseguirá. "Quedan muchos días y estamos en condiciones de que todo vaya según lo previsto. Obviamente, hemos tenido que gestionar muchas excusas, porque la convocatoria es la que es, pero no hay ningún tipo de riesgo, como parecía que se decía".

"Impresionante número de excusas"

La edad es un factor cada vez más relevante, dada la estructura demográfica hacia la que se encamina España, pero no está siendo el principal obstáculo para componer las mesas del 23-J. En su mayor parte, la razón no es otra que las vacaciones, tomadas o por tomar. A lo largo y ancho de España, los miembros de las juntas electorales de muchas provincias están viviendo jornadas frenéticas. En provincias como Córdoba, Álava, Murcia, Ávila o Soria, han sido necesarias hasta cuatro batidas de notificaciones para encontrar un plantel mínimo de presidentes y vocales. Con cada una de estas rondas, han tenido que enfrentarse a un número inaudito de alegaciones —justificadas en algunos casos y delirantes en otros— para tratar de librarse de su deber.

Foto: Los integrantes de una mesa electoral. (EFE)

La mitad sur de Córdoba, donde parte de los habitantes veranea tradicionalmente en la cercana Costa del Sol, es otra de las zonas problemáticas a la hora de reclutar. En Cabra, Nueva Carteya, Doña Mencía, Aguilar de la Frontera o Puente Genil, han tenido que realizar segundos sorteos. En Priego de Córdoba, hicieron el tercero hace un par de días. "Hemos tenido que hacer sorteos nuevos para 13 de las mesas", explica a este periódico el secretario de la Junta Electoral local. "El número de excusas que nos ha llegado ha sido impresionante, pero poco a poco hemos ido resolviendo todas las alegaciones y ya prácticamente nos quedan los flecos".

El consistorio cifra en un 80% la composición de sus mesas electorales, y admite que aunque al principio se sobresaltaron por la cantidad de incomparecencias, hoy la situación está razonablemente controlada de cara al domingo. La ley electoral prevé que, en casos donde no se haya completado una mesa, sean los primeros votantes que acudan al colegio electoral quienes acaben formando parte de la misma.

En un momento en que los partidos proponen en sus programas electorales diferentes medidas para retrasar la edad de jubilación incluso hasta los 72 años, la edad para poder borrarse de una mesa electoral permanece inalterada.

Tras el cierre de Sálvame, a Kiko Matamoros no han tardado en lloverle las propuestas para sentarse a otra mesa. En este caso, una electoral, para las elecciones del próximo domingo. El colaborador televisivo expresó su incredulidad e indignación por este motivo: "Los mayores de 65 están exentos de formar parte de una mesa electoral, pero a pesar de ello me convocan como vocal suplente". En realidad, la ley permite convocar a un ciudadano aunque supere esta edad, pero Matamoros lleva razón y por su edad (66 años) tiene todo el derecho a ser excluido de esa mesa.

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