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De Txapote al Falcon: el intento de pinchar la burbuja sanchista se vuelve contra Sánchez
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DEBATE CARA A CARA

De Txapote al Falcon: el intento de pinchar la burbuja sanchista se vuelve contra Sánchez

El presidente entró solo en los marcos narrativos de su rival, empezando por ETA y Bildu, que Feijóo supo aprovechar. Ferraz acusó al líder del PP de "mentir" y embarrar", dando cuenta del tono derrotista

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i), junto al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo (d). (Reuters/Juan Medina)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i), junto al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo (d). (Reuters/Juan Medina)

Pedro Sánchez planteó el debate cara a cara con Alberto Núñez Feijóo en la misma línea que sus entrevistas de campaña, con el objetivo de pinchar la "burbuja del sanchismo". Con ese ánimo, el candidato socialista fue el primero en lanzar referencias a ETA: mencionó la "mentira" de que está detrás del atentado del 11-M, sacó el eslogan "que te vote Txapote", para darle la "oportunidad" a Feijóo de condenarlo por el daño a las víctimas por banalizar el mal. También sacó a colación la polémica por el uso del Falcon, para defenderse en que todos los presidentes lo han usado y que fue Aznar quien los compró. Una estrategia que le había funcionado en las mencionadas entrevistas, con periodistas de medios considerados no afines, lo que le permitió recuperar el ánimo en las filas socialistas tras la debacle del 28-M, pero que en el debate cara a cara con Alberto Núñez Feijóo no tuvo el mismo efecto.

Todo lo contrario, contribuyó a que Feijóo controlase mejor el debate y tomase el pulso del cara a cara con un Sánchez entrando en el marco de la derecha, cediéndole la iniciativa. El candidato socialista, que trató de mantener el tono, aun lanzando acusaciones gruesas, al igual que su contrincante, perdió las riendas del debate desde que Feijóo se lanzó al ataque ya en el primer bloque, centrado en economía.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i); junto al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo (d). REUTERS / Juan Medina TPX

Precisamente, la economía y la reivindicación de la salida social de la crisis de la pandemia, primero, y de la crisis inflacionista, después, en contraposición a la gestión del PP de la crisis financiera de 2008, es uno de los mantras de los socialistas en campaña, al acusar a los populares de no querer entrar en este marco por falta de propuestas. La iniciativa de Feijóo en este primero bloque descolocó a Sánchez en el resto del cara a cara.

Feijóo puso en duda todos y cada uno de los datos enarbolados por el jefe del Ejecutivo respecto a la marcha de la economía y plantó cara desde el primer momento sin dejar margen a su oponente. Puso el énfasis en la economía doméstica, más allá de la macroeconomía, para denunciar la subida del precio de los alimentos o de las hipotecas, así como para reprochar la falta de avances en políticas como la de vivienda tras llevar Sánchez más de cinco años en la Moncloa. El líder de los socialistas se limitó a defenderse con la creación de empleo de calidad y el crecimiento económico, que Feijóo puso en duda fijándose en el endeudamiento.

El tono fue subiendo y el debate embarró en la política de pactos. Sánchez centró su directo contra Feijóo en sus pactos con Vox. "Ha sucumbido a un partido machista", le censuró, a lo que Feijóo respondió acusándole de ir de la mano del “brazo político” de ETA. El plano emocional lo ganó Feijóo, al recordar el 26 aniversario del secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco, ante el que prometió no pactar nunca con Bildu. La pedagogía que Sánchez había empleado durante la campaña, en su road show televisivo sobre su política de pactos, también sobre sus pactos con la izquierda abertzale, apenas hizo acto de presencia.

Desde Ferraz, habían tratado de rebajar las expectativas en los últimos días, asegurando que Feijóo es un político con experiencia y que no le subestimaban porque “se las sabe todas”. Pero en realidad todas sus esperanzas de remontada de las encuestas estaban puestas en el duelo de anoche. La reacción posterior del partido fue sintomática: acusó a Feijóo de “trufar de mentiras todos los bloques” y lamentó que “no se puede ir a debatir ideas y solo se pretende embarrar el campo”, lo que da cuenta del tono derrotista en el PSOE. De expectativas incumplidas.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, antes del debate. (Reuters/Juan Medina) Opinión
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Eso sí, los socialistas sostienen oficialmente que “Pedro Sánchez ganó el debate y marca el paso de la campaña”. El jefe del Ejecutivo se dirigió de madrugada a los militantes congregados en Ferraz y resumió el cara a cara como "un debate de mentiras".

Solo en el último bloque comenzó a verse a Sánchez con más seguridad y recuperando por momentos el control del debate. Fue entonces cuando lanzó la baza del sueldo recibido por Alberto Núñez Feijóo como presidente del PP para sembrar dudas sobre sus ingresos. A modo de reto, el candidato socialista explicó que en su caso podría explicar “hasta el último céntimo de mi cuenta corriente, todos y cada uno de mis viajes y en mi móvil nunca verá un mensaje a un malhechor, como el señor Rajoy”, para luego reclamar a Feijóo que “publique sus ingresos, sus sueldos y sus sobresueldos”. Siguiendo deslizando la sospecha sobre el candidato popular, aseguró que habría podido cometer errores, "pero yo soy un político limpio".

El jefe de Ejecutivo tuvo dificultades para situar sus mensajes, poner atención al objetivo de atraer a los votantes del PP "avergonzados" por sus pactos con Vox y reivindicar su gestión. Las continuas interrupciones, por las que Sánchez optó desde el principio, daban cuenta de estas dificultades y un cierto nerviosismo que el propio Feijóo insistió en subrayar. Al igual que daban cuenta de una cierta falta de control en un debate en el que los socialistas habían depositado tantas esperanzas, como punto de inflexión en la campaña, que todo lo que no fuese ganar por goleada no sería ganar.

El minuto de oro fue el único momento de paz para Sánchez, aunque otra vez incurrió en el mismo error, cayó en su propia trampa de invocar a Bildu. "Si alguien le ha dicho que tiene que votar al PP para acabar con ETA, que sepa que no lo hará, porque ETA acabó en 2011", arrancó, para meterse de lleno en los pactos con Vox. "No nos jugamos la alternancia", dijo, sino una "España que avanza" o "una España que se meta en un túnel del tiempo tenebroso". La ansiada remontada del PSOE el 23-J se encontró anoche con un bache inesperado a 12 días de la cita con las urnas.

Pedro Sánchez planteó el debate cara a cara con Alberto Núñez Feijóo en la misma línea que sus entrevistas de campaña, con el objetivo de pinchar la "burbuja del sanchismo". Con ese ánimo, el candidato socialista fue el primero en lanzar referencias a ETA: mencionó la "mentira" de que está detrás del atentado del 11-M, sacó el eslogan "que te vote Txapote", para darle la "oportunidad" a Feijóo de condenarlo por el daño a las víctimas por banalizar el mal. También sacó a colación la polémica por el uso del Falcon, para defenderse en que todos los presidentes lo han usado y que fue Aznar quien los compró. Una estrategia que le había funcionado en las mencionadas entrevistas, con periodistas de medios considerados no afines, lo que le permitió recuperar el ánimo en las filas socialistas tras la debacle del 28-M, pero que en el debate cara a cara con Alberto Núñez Feijóo no tuvo el mismo efecto.

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