El PSOE lo fía todo al debate ante la pérdida de más de un millón de votos en favor del Partido Popular y Sumar

Como “kamikaze” calificaban ayer en el PSOE que Pedro Sánchez haya vuelto a fiar toda la estrategia de campaña a su persona. Si desde la Moncloa se ha transmitido durante estos días que las entrevistas del presidente estaban dando oxígeno a su candidatura, en el partido ayer tiraban de datos para desmentir el “espejismo”. El último CIS de José Félix Tezanos ha caído como una losa en las filas socialistas, donde más allá del desprestigio, que admiten tienen sus sondeos, ponen la atención en las llamadas tripas —datos brutos previos a la cocina—, donde la transferencia de votos constata que pierden 1.250.000 electores que el 23-J optarían por el PP y Sumar. El cara a cara del próximo lunes en Atresmedia es la "última bala", según admiten en el partido.

La fidelidad de los votantes del PSOE está en un 64%, niveles muy bajos si se tiene en cuenta la serie histórica del propio CIS, que ya en junio apuntaba el desánimo. La convocatoria electoral no ha servido para movilizar ni a los fieles, si se tiene en cuenta esta cifra, que en un mes de tour presidencial no se ha movido. En los territorios, ya se califica abiertamente de “error” el adelanto electoral, que achacan a que “nadie se atreve a llevar la contraria a Pedro”. El análisis es que, lejos de producir un efecto sorpresa, acabará convirtiendo la ola azul del 28-M en un “tsunami”, lamentan quienes apuestan por que había que “haber aguantado y luchado”.

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El trasvase de votantes al PP ha crecido en dos puntos y ya se sitúa en un 9%. Entre los que en 2019 dieron su voto a Sánchez, hoy, un 10% quiere que sea presidente Alberto Núñez Feijóo y hasta un 15% apuesta por Yolanda Díaz, que va sumando adeptos entre los socialistas. De hecho, Sumar ya se queda con un 7% de los que confiaron hace cuatro años en el partido del puño y la rosa. Casi 450.000 han declarado que optarán por la papeleta de la plataforma de la vicepresidenta.

Los peores pronósticos de los socialistas parecen cumplirse con respecto al riesgo de promocionar a Sumar. Sánchez, en sus últimas intervenciones, se ha mostrado más moderado, para buscar un voto centrista que despreció en la campaña de municipales y autonómicas, donde asumió los postulados de Podemos. Ha llegado a decir que se equivocó al dejar a Irene Montero liderar un feminismo de "confrontación" y no "integrador" que ofendió a los hombres de entre 40 y 50 años. El marcar distancias con los morados, no solo no ha frenado el trasvase al PP, sino que también ha engordado a Yolanda Díaz. Quizá por eso ahora el presidente ha vuelto a la idea del tique electoral.

Hay fuga tanto a derecha como a izquierda, y la tendencia es “altamente peligrosa”, insisten dirigentes socialistas, que admiten la posibilidad de que el PP pueda acabar gobernando en solitario. Las mismas fuentes alertan de que el ambiente se parece cada vez más a lo que ocurrió en Andalucía. Los socialistas llevan sin ganar unos comicios desde que Salvador Illa se impuso en Cataluña hace dos años. "Hemos encadenado derrota tras derrota", se quejan, mientras advierten de que si Feijóo se impone por 50 escaños a Sánchez, este tendría que dimitir la misma noche electoral. El presidente tiene otros planes, aunque la marea interna es cada vez más virulenta.

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Los veteranos consideran que es "un error" no hacer mítines, porque los militantes necesitan que se les motive más allá de “encerrar a Sánchez en los platós o hacer entrevistas a los ministros en Ferraz”. En la Moncloa, se ha optado por este formato ante el temor de que el presidente no llene. Los territorios están desmovilizados tras el batacazo de mayo, del que culpan a los pactos de Sánchez con los independentistas. Ahora se volcará con la preparación del debate, donde se siente más fuerte que el líder del PP. El objetivo es lesionar la credibilidad del gallego y el tono, adelantan fuentes socialistas, será duro.

Feijóo, por el contrario, tiene poco que arriesgar. Incluso en el PSOE, admiten que con “resistir” es suficiente, dado que el perfil bajo le funciona, mientras que a Vox puede acabar arrasándolo, como ocurrió en Andalucía, el voto útil. En el electorado de derecha, se puede acabar imponiendo la idea de que la única seguridad de que Sánchez sea desalojado del Gobierno es votar al PP. Entre los socialistas, ya circula que los 160 escaños que aventuró Feijóo no son una quimera. "Que Tezanos diga que podemos gobernar no moviliza, solo nos desprestigia", concluyen desde el socialismo.