Feijóo, dispuesto a sacrificar Murcia para intentar demostrar que no es prisionero de Vox

El PP está dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias en la Región de Murcia si Vox no cede y bloquea la investidura de Fernando López Miras, incluso aunque ello se traduzca en una repetición electoral. Sobre todo porque para Génova es un win-win. Si los de Abascal se alinean con la izquierda y votan en contra de la investidura del barón popular el próximo 10 de julio, Feijóo podrá evidenciar ante Sánchez esa misma noche que el PP no es prisionero de Vox, pese al goteo de pactos que ha salpicado al resto del territorio nacional.

El líder del PP se la juega en el cara a cara del lunes. Es el único debate en el que participará antes del 23-J. Sacrificar Murcia no implicaría perderla, ya que los trackings internos de los populares apuntan a una victoria en caso de nuevos comicios. Pero a Feijóo le valdría para validar ante la audiencia el mensaje de que él no se someterá a Vox si logra una mayoría "suficiente". Igual que López Miras. Tanto Feijóo como Abascal saben que el desenlace de Murcia definirá el futuro de su relación a nivel nacional. Es el espejo en el que ambos se miran.

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El dirigente gallego no descarta firmar una coalición con Vox si necesita un sí para llegar a la Moncloa. Pero cerrará esa puerta en caso de que el PP se sitúe por encima de los 150 diputados y, además, sume por sí mismo más que la izquierda. Si transige con que Vox acceda al Ejecutivo murciano, analizan en Génova, se enviará un mensaje inequívoco al electorado: sin una mayoría absoluta de Feijóo, y sea cual sea la distancia que le separe de los 176 escaños, habrá carteras ministeriales para Abascal. Y el líder de Vox se encuentra en la misma encrucijada. Si regala sus votos a López Miras, el calibre de sus exigencias será también menor ante Feijóo.

La tensión ha escalado en los últimos días entre los equipos negociadores, que siguen sin cerrar un acuerdo. Uno de los dos tendrá que ceder y, por el momento, ninguno ha dado un paso atrás. Feijóo y Miras hablan con frecuencia y los dos coinciden en que, esta vez, Vox no tendrá consejerías. La cerrazón del PP deja dos únicos escenarios posibles: una abstención de Vox limitada a un acuerdo programático, pero no de coalición; o bloqueo político. Hubo "puntos de encuentro" en la primera reunión que las dos fuerzas celebraron en la tarde de este martes en la Asamblea regional. Pero no hubo acuerdo. Vox quiere gobernar. Y el tiempo se agota.

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El PP de López Miras buscó un entendimiento con un guiño al partido que a nivel regional dirige José Ángel Antelo, al que prometió la presidencia de una comisión parlamentaria, la relativa a la gestión de Agricultura y Medio Ambiente. Pero su línea roja sigue siendo ceder consejerías a los de Abascal. El 28-M, el PP obtuvo el 43% de los votos y se quedó a dos de la mayoría absoluta. A ojos de la dirección popular, un respaldo más que suficiente como para que Vox no tenga "justificación alguna" para protagonizar un bloqueo junto a la izquierda. "No pueden votar contra el PP cuando ha ganado las elecciones. Es un error que pagarán en las urnas", advirtió el propio Feijóo el pasado lunes.

Este jueves arranca en la región el debate de investidura, con Fernando López Miras como candidato. La primera votación se celebrará el viernes 7 de julio, aunque se prevé fallida, ya que necesita mayoría absoluta en primera instancia. La segunda votación, para la que el candidato popular precisa mayoría simple, se celebrará el lunes 10 de julio, solo horas antes del gran debate electoral entre Sánchez y Feijóo. Si Vox apoya, el PP gobernará en solitario. Si bloquea, todo apunta a que habrá repetición electoral.

Pero Vox mantiene también las espadas en alto. Y defiende que la Región de Murcia fue el territorio donde el partido arrastró más voto en las elecciones del 28-M —casi el 18%—. López Miras suma más que la izquierda, y solo necesita dos abstenciones de los de Abascal. Pero este afirma también que no dará su brazo a torcer porque "nuestros votos no se dividen". "Si te faltan dos escaños, solo significa que te faltan dos escaños y que no tienes una mayoría suficiente", advirtió el propio Abascal durante una entrevista para El Confidencial. "No estamos dispuestos a actuar como si no existiésemos. Como si los electores que han confiado en nosotros no mereciesen respeto". Y aseguró también no tener "miedo" a una repetición electoral.

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Fuentes de Génova creen que la obstinación de Vox en la Región de Murcia se debe, en parte, al ascenso de una "corriente ultra" en el partido, encabezada por Jorge Buxadé, que está dificultando a los populares la consecución de acuerdos "justos" en los territorios. A Abascal, sin embargo, el PP le reconoce un talante "más pragmático" para saber "lo que se puede pedir y lo que no". Lo que subyace en el argumento de la dirección nacional es una especie de división interna en Vox, donde "conviven distintas sensibilidades". Y retan al presidente de la formación a decidir en Murcia "qué corriente se impone": si la pragmática o la dura.

En cualquier caso, haga lo que haga Vox en Murcia, implicará un cambio de inercia para el PP que Feijóo se propone aprovechar para enjuagar ante la opinión pública, y más en un debate de máxima audiencia como el de Atresmedia, su alianza con la ultraderecha, pese al pecado original de la Comunidad Valenciana, Extremadura y decenas de ayuntamientos. De hecho, el mensaje que el candidato del PP a la Moncloa se ha esforzado en reivindicar en los últimos días es el de haber practicado una suerte de geometría variable en sus pactos territoriales. A veces deja gobernar al PSOE, como en Barcelona. Otras pacta con Vox. Y otras gobierna en solitario.