Guardiola gana tiempo con Vox, pero mantendrá la negativa a cederles consejerías en el Gobierno

Cuando María Guardiola escucha que ha dado un giro de 180 grados por abrir la puerta a una negociación con Vox, remite a la carta que envió a los militantes el pasado lunes, en la que asegura que “el valor de la palabra dada nunca caduca”. La baronesa extremeña ha rebajado considerablemente el tono de sus declaraciones contra la formación de Santiago Abascal. Este martes pedía a la presidenta de la Cámara “tiempo” para sentarse con la formación de ultraderecha y conseguir que le den sus votos en una investidura. El diálogo se centrará, según el equipo de la candidata del PP, en aspectos programáticos, pero en “ningún caso” se cederán consejerías. “Ni tres, ni dos, ni una”, sentencian desde el entorno de Guardiola.

El cambio en la actitud es resultado de un pacto con Génova. Durante el fin de semana, Guardiola ha estado en contacto tanto con el coordinador general, Elías Bendodo, como con el vicesecretario de Organización, Miguel Tellado. El mensaje que le trasladaron es que el “ruido” de Extremadura estaba perjudicando las expectativas electorales de Alberto Núñez Feijóo. Las encuestas de esta semana coinciden en un estancamiento del PP, si bien mantiene una considerable distancia con el PSOE. Con Tellado se vivieron momentos de “tensión”. Guardiola ha reiterado a la dirección nacional que su negativa a dar carteras a Vox no es una cuestión “táctica” sino “ética”.

El muro que se levantó después de que Guardiola acusase a Vox de ser un partido que niega la violencia machista y tira a la papelera la bandera LGTBI se ha ido desvaneciendo en la medida en que la candidata del PP ha apostado por buscar un “acuerdo desde el respeto” tras ser reconvenida por Génova. Feijóo ha pasado de “dar manos libres” a los barones a monitorizar las conversaciones con los de Abascal después del caos que ha supuesto la disparidad de criterios en los diferentes territorios a la hora de establecer las bases de la convivencia con la ultraderecha. En el partido había malestar por la “dejación de funciones” de Bendodo y Tellado en este asunto. No daban crédito a cómo Carlos Mazón desbarató el calendario al colocar el foco de los acuerdos en plena precampaña. Finalmente, Feijóo decidió intervenir.

Guardiola tiene de margen hasta el 23-J. Previsiblemente, habrá una investidura fallida de Guillermo Fernández Vara y, a partir de ese momento, el plazo para la repetición electoral empezará a correr. La candidata del PP, que ha mantenido una vía de diálogo con su homólogo de Vox estos días al margen de las cúpulas nacionales, rescatará el primer borrador que presentó a Pelayo Gordillo en el que se establecían compromisos para bajar los impuestos, proteger la agricultura, un pacto por la sanidad o una educación libre y de calidad. Con esto se presentará a “escuchar” en las próximas reuniones. Si Vox mantiene como condición innegociable ocupar sillones, Guardiola habrá ganado tiempo.

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A nivel regional, la presión de una parte del PP extremeño está haciendo mella en el ánimo de Guardiola. La baronesa fue designada por Pablo Casado, que relegó a José Antonio Monago. Feijóo le rescató para el comité de derechos y garantías del partido cuando llegó a Génova. Sus afines en Extremadura están muy activos contra Guardiola. Hay crítica interna por el hecho de que se desaproveche la oportunidad de gobernar en Extremadura. Muchos defienden que los electores han dado el mandato de pactar con Vox. Los más sofisticados proponen dar la consejería de Agricultura a Vox y después, si no funciona, expulsarlos del Ejecutivo.

Los fontaneros de Guardiola niegan la mayor. Su cálculo es que, si el PP hace una coalición con la ultraderecha, “desaparecerá” después en Extremadura porque es una comunidad que sociológicamente es de izquierdas. Guardiola había convocado un comité extraordinario para debatir las posiciones ante Vox, pero acabó desconvocando a petición de la dirección nacional, que prioriza zanjar el debate interno y centrarse en el ataque a Pedro Sánchez. Los detractores de la nueva baronesa advierten de que se arriesga a perder no solo las futuras elecciones, sino también el liderazgo del PP en Extremadura. “Ahora nadie la va a tocar, después veremos”. En las conversaciones con la cúpula de Génova, sobrevoló la dimisión, pero es una opción que, en estos momentos, hubiese sido un “tiro en el pie” para Feijóo, reconocen fuentes populares.

Los otros barones van encajando sus piezas. Fernando López Miras también enfila una repetición electoral en Murcia. No está dispuesto a compartir con Vox el Ejecutivo y tendrá que afrontar una investidura sin llegar con los apoyos cerrados. Previsiblemente, se convocará los días 6 y 7 de julio, que es cuando expira el plazo. En el caso del presidente murciano, no hay una suma alternativa, por lo que apela a la “responsabilidad” de la formación de ultraderecha, de la que necesita dos diputados, para no volver a las urnas. En el PP se está barajando la posibilidad de hacer coincidir la investidura de Carlos Mazón. En el caso de la Comunidad Valenciana, sí hay un acuerdo de coalición con los de Abascal. Feijóo pretendería visualizar su autonomía respecto de Vox. Todo es cuestión de ganar tiempo.