Es noticia
El retrato de la mujer de Rembrandt subastado en Barcelona que resultó ser falso
  1. España
DE 330.000 EUROS A MERA OBRA DECORATIVA

El retrato de la mujer de Rembrandt subastado en Barcelona que resultó ser falso

La Audiencia Provincial de Barcelona se remonta a 1973 para repasar la historia de un cuadro que revela la cara más sombría del mercado del arte

Foto: El retrato subastado en 2011 por 330.000 euros. (EC Diseño/invaluable.com)
El retrato subastado en 2011 por 330.000 euros. (EC Diseño/invaluable.com)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

"Lote 1305: Govert Flinck (Kleve, 1615- Ámsterdam, 1660). Retrato de una joven, probablemente Saskia Van Uylenburg, esposa de Rembrandt. Óleo sobre tabla. Procedencia: colección particular, Barcelona. 118x83cm. Precio de salida: 275.000 euros".

En diciembre de 2011, la casa de subastas barcelonesa Balclis dedicó la portada y contraportada de su catálogo de Navidad a este cuadro. Atribuido a uno de los alumnos de Rembrandt, pocas veces disponían de una obra de esa categoría, así que un comerciante inglés no tardó en comprarla por 330.000 euros. Aquella venta supuso el arranque de un enfrentamiento entre marchantes de arte que lleva más de 10 años dando tumbos por Barcelona y se resume en tres palabras: "Era una falsificación".

Foto: Varios jefes de Estado y de Gobierno observan 'Las Meninas' durante la última cumbre de la OTAN. (EFE/Brais Lorenzo)

El círculo de Rembrandt

La Audiencia Provincial de Barcelona explica la historia de este cuadro en una sentencia a la que ha tenido acceso El Confidencial. Su relato se remonta a agosto de 1973, cuando uno de los pioneros en la importación de antigüedades en el ámbito nacional, Antonio Climent Benaiges, vendió la obra a un coleccionista de Barcelona por 450.000 pesetas y dos figuras de marfil. En aquel momento, el cuadro no se atribuía a Govert Flinck, como en 2011, sino a otro alumno de Rembrandt: Ferdinand Bol.

El coleccionista mantuvo la obra en su poder hasta su fallecimiento en 2008, pero tres años después, ante la falta de liquidez y las deudas que iba acumulando, su viuda decidió sacarlo a la venta. Sabedora de las buenas relaciones que su marido había mantenido con Antonio Climent, la mujer encomendó la operación a Balclis, la casa de subastas que este había fundado en Barcelona. De esta manera, el supuesto retrato de la esposa de Rembrandt volvía a manos de los Climent tras 38 años.

Foto: Un retrato de Oswald Aulestia, el falsificador. (Filmin)

Para tasar la obra, la casa de subastas envió fotografías del cuadro al Instituto de Historia del Arte de los Países Bajos, que en lugar de atribuírselo a Bol, apuntó a Flinck como su verdadero autor. El precio de salida se fijó en 270.000 euros y medios como El País se hicieron eco de la subasta: "Flinck cuenta con una reducida presencia en museos españoles. Tan solo el Thyssen-Bornemisza de Madrid posee un Retrato de muchacho", explicó el periódico sobre la importancia de este cuadro.

El comerciante inglés pagó 330.000 euros por ella, pero justo antes de la entrega, un nuevo informe apuntó a que se trataba de una falsificación. Según los responsables de Balclis, la "intuición y precaución" les llevó a pedir este segundo estudio para concretar la época en la que se había pintado el cuadro: "La composición de los materiales identificados en las micro muestras analizadas correspondían a una pintura realizada a partir del siglo XIX", concluyó el mismo, anulándose entonces la venta.

En cuestión de días, el cuadro pasaba de atribuirse al círculo de Rembrandt a ser una mera obra decorativa cuyo valor oscilaba entre los 7.500 y 9.000 euros.

El retrato vuelve al mercado

Hasta ahí, la historia de este cuadro sería una de tantas en el mundo del arte, pero en 2015, la propietaria volvió a sacarlo a la venta. Esta vez, a través de un marchante de arte de Barcelona al que entregó el catálogo de subasta de Balclis y la carta del instituto holandés que se lo atribuía a Flinck. Según aseguraría ante el tribunal, la casa de subastas nunca llegó a informarle sobre el análisis que apuntaba a una falsificación, por lo que solo trataba de cerrar una nueva operación tras el fracaso de la primera.

Este supuesto desconocimiento se ve reforzado por el hecho de que ella misma derivara al marchante a los responsables de Balclis para que pudiera aclarar lo ocurrido en 2011. El hombre siguió su consejo y llamó a la casa de subastas, pero sus responsables esgrimieron la Ley de Protección de Datos para no proporcionarle información alguna, más allá de confirmarle que la obra había salido a subasta hacía cuatro años. Con esa respuesta, nada le llevó a dudar de que fuese un verdadero Govert Flinck.

Foto: Un agente de la Unidad de Patrimonio de la Policía de la Generalitat contemplando algunos de los cuadros falsificados. (EFE/Biel Aliño)

El marchante firmó con la propietaria un contrato de exclusividad de venta de un año, pero sus gestiones no dieron resultado hasta días antes de que finalizara el plazo, cuando encontró a un comprador extranjero. Consciente de que los permisos de exportación no llegarían a tiempo, decidió ir un paso más allá y comprárselo a título personal: el 27 de julio de 2016, pasó así a ser el propietario por 220.000 euros y, apenas tres meses después, el 3 de octubre, lo revendió por 275.000 euros.

Aunque el negocio parecía redondo, aquel comprador siguió los mismos pasos que la casa de subastas Balclis y ordenó analizar los pigmentos de la obra nada más recibirla. Una vez más, la conclusión fue la misma: "Se encontraba incorrectamente datada, no correspondiendo a ningún autor del siglo XVII". Tras informar al marchante, este se vio obligado a devolverle 225.000 de los 275.000 euros, quedando el resto a expensas de la batalla judicial que iba a iniciar contra la anterior propietaria: en un primer momento intentó negociar con ella para lograr la resolución del contrato, pero terminó por llevar el caso a los tribunales.

Una devolución "silenciada"

A lo largo de 14 páginas, la sentencia repasa las versiones de los responsables de la casa de subasta, del marchante y de la mujer que vendió el cuadro. La Fiscalía acusaba a esta última de estafa y pedía que se le condenara a tres años y medio de prisión para ella, además de que indemnizara con 220.000 euros al marchante por la venta del cuadro. Sin embargo, el tribunal echa por tierra esta petición y absuelve a la acusada, cuestionando a su vez el papel que jugaron los responsables de Balclis.

La clave para descartar la tesis de la Fiscalía se basa en que no ha quedado acreditado que la mujer tuviera conocimiento del primer informe que apuntaba a una falsificación. Los responsables de Balclis sostienen que la avisaron sobre ello al devolverle el cuadro, pero los magistrados destacan que no le entregaron una copia del informe y que el documento de entrega solo apunta a la falta de un comprador: "Genera extrañeza que una obra de la importancia que tenía o al menos se le había atribuido, no en vano, fue portada y contraportada del catálogo de la sala de subastas, (...) fuera restituida a la propiedad, hoy acusada, de una manera mucho más silenciada".

Foto: Panel decorado, con el bisonte modificado a la derecha. Foto: S. Yaniz (Arkeologi Museoa)

La sentencia también incide en que, pese a haber subastado el cuadro como "Lote 1305: Govert Flinck", en el documento de devolución del cuadro pasaban a hablar de "atribuido a Govert Flinck Kleve". Según advierte el tribunal, el hecho de añadir esa referencia a la atribución es relevante: "Podría exonerarles de responsabilidad, teniendo en consideración que la asignación, sin duda, de la autoría a Govert Flinck fue dada, exclusivamente, por la galería, pero que, en todo caso, tampoco se ajustaba a la realidad".

A la vista de este matiz y la "silenciada" forma de devolverle el cuadro, los magistrados dejan caer una "hipótesis no descartable": los responsables de Balclis quisieron que la propietaria no "tuviera conocimiento de dichas vicisitudes" para evitar "exponer o reconocer" que en 1973 su fundador había vendido una obra cuya supuesta autoría y datación "no correspondían con lo realmente adquirido por este último, como tampoco, probablemente, el precio por ella abonado". De esta manera, y siempre según la hipótesis de los magistrados, cabe pensar que buscaban evitar "posibles repercusiones", ya fuera en forma de reclamaciones o para "el propio prestigio de la sala".

El último marchante

La absolución de la propietaria le permite librarse de la cárcel y, al mismo tiempo, deja al marchante sin la indemnización de 220.000 euros. El hombre se erige como principal víctima del caso, pero el tribunal también destaca varios aspectos de su relato y del papel que jugó en este caso. Entre ellos, el hecho de que en 2016 no solo comprara el supuesto cuadro de Flinck la mujer, sino que también incluyeran en el trato una segunda obra de la escuela hispano-flamenca llamada Piedad por otros 20.000 euros. Según advierten los magistrados, el marchante vendió posteriormente este cuadro por 110.000 euros, lo que confirma que "la acusada era lega en materia de arte".

Foto:  Litografía de 'El Grito', del artista noruego Edvard Munch, durante la presentación de una instalación en el Museo Británico de Londres (Efe).

El Confidencial se ha puesto en contacto con este marchante para averiguar cuál es la situación actual del cuadro y si pretende llevar a cabo algún tipo de operación con el mismo, pero ha rechazado hacer declaraciones. Fuentes jurídicas confirman por su parte que sus abogados han recurrido la sentencia, por lo que tras dos ventas anuladas y otros tantos informes que han ido reduciendo su valor, el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña tendrá la última palabra sobre el falso retrato de la esposa de Rembrandt.

"Lote 1305: Govert Flinck (Kleve, 1615- Ámsterdam, 1660). Retrato de una joven, probablemente Saskia Van Uylenburg, esposa de Rembrandt. Óleo sobre tabla. Procedencia: colección particular, Barcelona. 118x83cm. Precio de salida: 275.000 euros".

Arte
El redactor recomienda