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¿Qué pasó en el Gardner? El misterio del mayor robo de la historia 30 años después
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OCURRIÓ HACE TRES DÉCADAS EN BOSTON (EEUU)

¿Qué pasó en el Gardner? El misterio del mayor robo de la historia 30 años después

'Solo' se hicieron con 13 piezas del museo, pero entre ellas se encontraban un cuadro de Vermeer, tres de Rembrandt, cinco dibujos de Degas y un paisaje de Govert Flinck

Foto: Imagen de una de las salas del museo de la que robaron dos cuadros. (CC)
Imagen de una de las salas del museo de la que robaron dos cuadros. (CC)

Dos policías llegan corriendo de madrugada a las puertas del Museo Isabella Stewart Gardner de Boston (Massachusetts, EEUU). Tras el esprint, como si algo grave pasara, tardan un par de segundos en recuperar el resuello con sus manos en las rodillas. Cuando uno de ellos consigue articular palabra, avisa a los dos guardias que se encuentran en la puerta de que les acaban de dar un aviso de robo. Lo que solo saben ellos es que, en realidad, son los atracadores.

La urgencia de los policías provoca que los guardias de seguridad olviden cualquier protocolo, haciéndolos entrar al museo por la puerta de empleados. Una vez dentro del recinto, en un lugar alejado de las cámaras de seguridad, los dos agentes que llegaron a la carrera revelan su verdadera identidad: reducen a los dos guardias de seguridad y los maniatan para evitar problemas, retiran su vestimenta y tapan sus caras para no ser reconocidos.

Foto: Kempton Bunton tras darse a conocer en 1965. (nickelinthemachine.com)

A partir de ese momento, se dedican durante 80 minutos a perpetrar el mayor robo de piezas de arte de toda la historia. 'Solo' se hacen con 13 piezas del museo, pero entre ellas se encuentran un cuadro de Vermeer, tres de Rembrandt —entre ellos, 'Tempestad en el mar de Galilea', su única pintura marina—, cinco dibujos de Degas, un paisaje de Govert Flinck, un águila de un estandarte napoleónico y un vaso metálico de origen chino.

Aquella madrugada del 18 de marzo de 1990, dos ladrones cargaban en dos furgonetas todo el material y huían a la carrera. A partir de ese momento, se ha perdido de manera definitiva la pista de 13 piezas de las que nada se ha vuelto a saber. Dónde están y quién las robó sigue siendo todo un misterio. Tres décadas después, el FBI sigue tratando de desentrañar uno de los mayores robos de la historia para poder cerrar este extraño caso.

Durante varias décadas, poco o nada se supo de qué había ocurrido. No fue hasta 2012 cuando la viuda de Robert Guarente, un mafioso relacionado con el crimen organizado de Boston, confesó a las autoridades que estaba convencida de que su marido le había entregado una de esas pinturas a Robert Gentile, otro capo de Connecticut. Las autoridades encontraron una vía de investigación, pero pronto volvieron a encontrarse con un muro.

30 años sin pistas

Varios tratantes de arte —algunos europeos— y otros hombres relacionados con la mafia norteamericana fueron detenidos por su presunta vinculación con el caso, pero las autoridades no fueron capaces de sacar nada en claro. Después de varias décadas de investigación, la mejor pista que recibieron fue una supuesta transacción con solo una de las obras: ni una sola pista sobre el nombre de los ladrones, el motivo del robo o el lugar donde están las piezas.

A día de hoy, sigue considerado por el FBI como el robo perfecto, un caso que continúa sin resolver. En 2017, ante la posibilidad de cerrar el caso por la falta de avances en los últimos años, las autoridades federales norteamericanas anunciaron una recompensa de 10 millones de dólares —unos nueve millones de euros— para la persona que les ofreciera el paradero de las piezas. Solo unos meses más tarde, retiraban el 'premio' ante la ausencia de testimonios.

El museo Gardner ofrece la posibilidad de realizar un visita virtual por sus salas en las que, en la actualidad, continúan viéndose los marcos sin pinturas que fueron robados por los ladrones. ¿El motivo? El testamento de la dueña impide que se realice ningún tipo de cambio en la galería, una imagen que evoca el sueño de que algún día vuelvan al lugar del que nunca debieron salir las 13 obras robadas. Tres décadas después, qué pasó aquel día sigue siendo un misterio.

Dos policías llegan corriendo de madrugada a las puertas del Museo Isabella Stewart Gardner de Boston (Massachusetts, EEUU). Tras el esprint, como si algo grave pasara, tardan un par de segundos en recuperar el resuello con sus manos en las rodillas. Cuando uno de ellos consigue articular palabra, avisa a los dos guardias que se encuentran en la puerta de que les acaban de dar un aviso de robo. Lo que solo saben ellos es que, en realidad, son los atracadores.

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