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En Calypo-Fado son expertos en la última batalla del voto rural: urbanizaciones contra pueblos
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"Somos la mosca cojonera de los grandes"

En Calypo-Fado son expertos en la última batalla del voto rural: urbanizaciones contra pueblos

Este 28-M se presentan decenas de partidos creados por vecinos de urbanizaciones separadas del núcleo municipal para intentar ganar peso en el pueblo. El Grupo Independiente de Calypo-Fado lleva más de 20 años haciéndolo

Foto: Líderes del Grupo Independiente Calypo-Fado. (Guillermo Cid)
Líderes del Grupo Independiente Calypo-Fado. (Guillermo Cid)

Todo empezó por los impuestos. En Calypo-Fado, una urbanización que ahora cumple casi 50 años de historia en la frontera de Toledo y Madrid junto a la A-5, sus vecinos sentían que pagaban de más. Aportaban al fondo del municipio al que pertenece la zona, Casarrubios del Monte (Toledo), con el IBI, pero la mayoría de los servicios debían pagarlos aparte a través de la comunidad de vecinos privada. Así, hasta que una parte de los vecinos decidió plantarse. En el momento no lo sabían, pero estaban iniciando un movimiento que ahora comparten con muchas zonas urbanas parecidas a la suya. Porque la guerra entre urbanizaciones y municipios es uno de los grandes protagonistas de este 28-M en el mundo rural.

En unos comicios en los que llegan aires de vuelta al bipartidismo, los pequeños partidos han ido perdiendo fuerza tras años de fugas y cambios de siglas, pero aún hay quien resiste. El Grupo Independiente Casarrubio Calypo-Fado está en ese segundo grupo. Han sufrido los problemas internos, las luchas con los grandes partidos y los cantos de sirena de las nuevas formaciones nacionales, pero hay algo que ayuda a que un grupo como el suyo se mantenga: tienen un objetivo básico que perdura. Nacieron para dar voz a los vecinos de un núcleo de población situado a 11 kilómetros del municipio al que pertenecen y por el que se sienten abandonados. Es una situación que comparten con lugares como Camarena y Torre Conill en Valencia, Abanico de Plentzia en País Vasco o la urbanización Nueva Sierra, en Guadalajara. En una España rural salpicada de núcleos residenciales segregados, este choque se ha convertido en el pan de cada día de la política local.

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"Nosotros empezamos en las elecciones del 1998 y no hemos parado. Hemos tenido representación en todas las elecciones, manteniendo siempre la misma idea. Hacemos una política útil que beneficie a los vecinos y se obtengan mejoras. Aunque también somos la mosca cojonera de los grandes, siempre lo hacemos para ayudar. Llevamos muchos años aquí y lo que queremos es que la zona prospere", comenta Jesús García, candidato del partido por segunda legislatura consecutiva. El veterano candidato nos recibe en la sede que tiene el propio partido en la urbanización que le da nombre. Es un pequeño local junto a uno de los bares que ocupan el centro de la urbanización. "Solo nosotros y el PSOE de Casarrubios tenemos sede en el municipio. Y que conste que esto nos lo hemos pagado con nuestras cuotas, arrimando poquito a poco", añade García.

Junto a él está su número dos, Gloria Cebolla, y el presidente del partido, Andrés Miguelañez. Los tres son vecinos llegados hace años a la urbanización y se conocen el lugar al dedillo. Un espacio nacido con el boom del comienzo de la democracia y surgido como una alternativa campestre para muchos ciudadanos de las ciudades del sur de Madrid, que, además, podrían llegar a la capital en media hora aprovechando la autovía. Ahora, el lugar se ha convertido en un gran espacio con multitud de servicios, conexión en autobús con la capital y también otras necesidades. "Entre las propuestas llevamos la municipalización del agua de la urbanización, que sigue llevándolo la promotora, y creemos que al municipalizarlo podríamos ahorrar dinero, o la construcción de una residencia resort, porque los vecinos ya empezamos a hacernos mayores", añade García.

En Casarrubios viven algo que se puede ver en otros municipios con partidos como el suyo. La urbanización, más cercana a una carretera principal, con mejores accesos o con mayor atractivo, ha crecido tanto que ya rivaliza con el municipio principal. Tanto que sus vecinos entienden que su peso en las decisiones debe ser mayor del que normalmente tienen, y a la vez esperan que lo público les ayude a prosperar. En el caso de este pueblo de La Sagra, el número de vecinos de Calypo supone casi el 50% del censo total (de los alrededor de 6.000 habitantes del pueblo, 2.500 viven en este enclave) y todo apunta a que su lado seguirá creciendo. "Ya están proyectadas 200 casas más y se acaba de inaugurar una depuradora con capacidad para 11.000 vecinos, echa cuentas".

Sus argumentos cuadran con lo que se vive en lugares como Camp de Turia y la Hoya de Buñol, en el Levante español, donde las encuestas apuntan a que los grupos políticos de las urbanizaciones pueden ser claves para los gobiernos municipales. Como si siguieran la estela de partidos del corte de Teruel Existe, esperan ser fundamentales entre bloques para poder rascar decisiones a favor de sus vecinos. En Casarrubios lleva gobernando el PSOE desde los 90 y el partido de García ha ido virando entre apoyar a la alcaldía o quedarse en la oposición. Siempre, eso sí, apretando las tuercas para rascar medidas. La depuradora es su último logro, pero esperan conseguir muchos más. El programa está plagado de medidas y el lema del partido es claro: "Somos necesarios".

placeholder Jesús García. (G. C.)
Jesús García. (G. C.)

El entusiasmo es obvio en los tres candidatos, pero son realistas, en un Consistorio de 13 concejales aspiran a rascar dos. En 2019, se quedaron a 20 votos del segundo y tienen confianza en poder superar ese número. Para eso, no necesitarían una gran movilización de la urbanización, donde ya hace años que también rascan otros partidos, como el propio PSOE o el PP, que tienen las calles empapeladas. Les bastaría con volver a los números de 2015 o 2011, los 300 votos. "Aquí al final está el voto muy repartido. Se presentan cinco formaciones para un pueblo de 6.000 habitantes. Pero, al ser un año de elecciones raro, esperamos crecer. La gente está un poco cansada de los grandes", añade Miguelañez.

¿Cómo debe crecer un pueblo?

Este año tienen especial interés en las elecciones porque, creen, se viene la gran decisión que puede cambiar el devenir del municipio. Tras años de idas y venidas, se apunta a la construcción final del segundo aeropuerto de Madrid en los terrenos que el pueblo tiene entre el núcleo y la urbanización. Unas explanadas gigantes que acaban en el gran polígono que divide ambas zonas. La infraestructura cambiaría completamente el paisaje municipal.

En el grupo independiente apoyan su instalación sin medias tintas. "Somos los únicos que hemos dicho claramente que queremos el aeropuerto, otros grupos se lo piensan más por si pierden votos, pero para nosotros es clave. Si queremos prosperar, lo necesitamos", añade García, que deja claro que no tienen ningún interés particular en ello. Incluso llegaron a enfrentarse con Íñigo Errejón por Twitter, porque el político de Más País criticó el proyecto.

Este tira y afloja que mantienen en Casarrubios con los vecinos de Calypo es un ejemplo de las diferentes formas de entender el lugar. Mientras la urbanización parece totalmente a favor de esta cambio municipal, en el pueblo son más reticentes. En el grupo independiente ven a los que tienen dudas como gente que prefiere quedarse anclada al pasado y no evoluciona, pero el impacto que puede tener algo así en un pequeño valle castellano deja algunas preguntas. ¿Cómo debe crecer un pueblo? Ese es el gran punto que se decide en el este enclave castellano.

A la espera de que se decida el futuro del aeropuerto, las dos zonas del pueblo decidirán este fin de semana el futuro que quieren para los próximos cuatro años. Y, como otros muchos municipios del país, vivirán de nuevo su propio proceso identitario. Entre dos mundos distintos que comparten un mismo Gobierno y en el que deben dirimirse las políticas que guiarán a todo el municipio. "Nosotros hablamos con todos. Es verdad que lo peor que les puede pasar a los grandes es que salgamos, porque les apretamos las tuercas y no nos debemos a nadie. Somos un partido pequeñito, pero que ya hemos elevado denuncias hasta la Unión Europea y no nos ponemos límites, pero siempre lo hacemos con sentido común y con la idea de mejorar", cierra García.

¿Aguantará otros cuantos años el partido o la urbanización ya no lo necesitará? "Aquí aguantas porque tienes intereses personales o un partido grande que te apoya o porque eres un poco masoquista, y estos son de los últimos", comenta entre risas Cebolla.

Todo empezó por los impuestos. En Calypo-Fado, una urbanización que ahora cumple casi 50 años de historia en la frontera de Toledo y Madrid junto a la A-5, sus vecinos sentían que pagaban de más. Aportaban al fondo del municipio al que pertenece la zona, Casarrubios del Monte (Toledo), con el IBI, pero la mayoría de los servicios debían pagarlos aparte a través de la comunidad de vecinos privada. Así, hasta que una parte de los vecinos decidió plantarse. En el momento no lo sabían, pero estaban iniciando un movimiento que ahora comparten con muchas zonas urbanas parecidas a la suya. Porque la guerra entre urbanizaciones y municipios es uno de los grandes protagonistas de este 28-M en el mundo rural.

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