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¿Su pequeño pueblo no deja de perder habitantes? Este alcalde sabe cómo evitarlo
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LA DESPOBLACIÓN SE PUEDE REVERTIR

¿Su pequeño pueblo no deja de perder habitantes? Este alcalde sabe cómo evitarlo

Alberto López es el primer edil de Arenillas (Soria), un municipio de la zona más despoblada de España que rompe todos los mitos: tiene más vecinos que personas censadas y, todavía más importante, 10 niños que aseguran el futuro

Foto: Alberto López, el alcalde socialista de Arenillas, que ha logrado que este pequeño pueblo gane población. (E. D. S.)
Alberto López, el alcalde socialista de Arenillas, que ha logrado que este pequeño pueblo gane población. (E. D. S.)
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Hace sol en Arenillas. Casi no parece que sea invierno y Alberto López, el alcalde, pasea junto a una familia de emigrantes colombianos por las calles de este pequeño pueblo en la frontera de Soria con Guadalajara. Para ellos, Alberto es solo el hombre que les puede dar la oportunidad de empezar una nueva vida tras salir de Colombia amenazados por la guerrilla, pero este alcalde socialista puede presumir de tener la receta para que un pueblo en medio de la nada logre crecer pese a tenerlo todo en contra.

Después de trabajar en una multinacional y dar vueltas por todo el mundo, López y su pareja decidieron echar raíces en Arenillas, el pueblo de 48 habitantes del que procede su familia. Cansado del estrés del urbanita, decidió hacer lo que los americanos llaman año sabático y probar suerte en el campo. Su tío, que se dedicaba a ello, se iba a jubilar y él confiesa que no podía dejar pasar esta vida sin probarlo. Los azares del destino le llevaron a ser alcalde del lugar, pese a que él no quería. "Tenía claro que podía ser parte de la solución, pero no me veía como cabeza de lista. Aunque es verdad que alguien tiene que ponerse a hacer las cosas", recuerda. Y hasta hoy, cuando está al frente de un pueblo minúsculo que es un ejemplo de que la despoblación se puede revertir.

Foto: Juan Gay, el candidato de la España Vaciada que cambió los aviones y apostó por el tractor. (Cedida)

Para empezar, porque tiene 10 niños entre sus pobladores. En la España vaciada, es una rareza encontrar municipios tan pequeños con tantos niños. Suele ser al revés. En la mayoría de ellos no nace un chaval desde hace décadas y el lugareño más joven tiene 60 años. Esta es la sentencia de muerte que llevan sellada miles y miles de pueblos en las zonas despobladas. Pero Alberto, que se quita méritos, ha logrado que el censo de su localidad resista la sangría demográfica. Allí han conseguido mantener en 2022 la misma población que había en los años ochenta. Saca pecho, igualmente, al contar que en Arenillas, también al revés que en la mayoría de enclaves similares, vive más gente de la que pone en el censo. "Censados hay 48, pero aquí en invierno vivimos 55 personas de continuo", subraya este alcalde.

Si se hace caso a los datos oficiales en frío, en Arenillas hubo un milagro. En 2019, según el censo, había 21 habitantes, que tan solo un año después pasaron a ser 47. El salto, sin embargo, tiene una explicación. “Durante muchos años, el ayuntamiento no notificó los cambios en el padrón porque no podían subir los datos por internet”, explica Alberto. Tenían problemas de cobertura y, para mayor desgracia, la Administración cambió el método para registrar las variaciones. ¿Conclusión? No se cambió nada. La población fue bajando, pero no se sabe a ciencia cierta en qué medida. Por ello, nada más tomar el bastón de mando en 2019, este informático de profesión se puso manos a la obra para corregir esta anomalía. Formó al personal y actualizó la red para poder acceder al nuevo sistema.

Numerosas peticiones

Sin comerlo ni beberlo, Alejandro, el hijo mayor de la familia colombiana que visita Arenillas, se ve acariciando a una burrita en una de las lomas del pueblo. Le llama la atención que sea tan dócil e incluso consigue que le siga por las calles del pueblo. Alberto, el alcalde, se ríe, mientras continúa con la ruta. Primero enseña las viviendas sociales para después callejear, luego visitar el piso que está libre y donde podrían alojarse y terminar el encuentro en el bar, donde les atiende otra mujer colombiana que llegó hace tiempo a este rincón castellano perdido.

placeholder Una familia que ha llegado a Arenillas en busca de un hogar. (E. D. S.)
Una familia que ha llegado a Arenillas en busca de un hogar. (E. D. S.)

Con varios cafés en la mesa, el alcalde les pregunta a los candidatos por su historia y les hace una radiografía para ver si pueden encajar con la vida en el municipio. "Siempre les suelo poner el peor escenario posible. La imagen de que venirse a vivir a pueblos así es guay ha hecho mucho daño al mundo rural. A sitios como este no puede venir cualquiera, hay que tener un proyecto vital que encaje", razona el primer edil.

"La imagen de que venirse a vivir a pueblos así es guay ha hecho mucho daño al mundo rural. Hay que tener un proyecto vital que encaje"

Esta visión la ratifica Miguel Martínez Tomey, uno de los expertos del grupo contra la despoblación G-100, que persigue ruralizar las leyes o, como se dice en inglés, trabaja el 'rural proofing': "Para ir a Arenillas o pueblos similares, tienes que tener muy claro que quieres formar parte de esa comunidad y también que tienes un proyecto que vas a tener que sacar adelante tú solito, porque nadie lo va a hacer por ti. Es verdad que te puede arropar la comunidad, pero lo vas a tener que sacar tú. Si no hay proyecto, no hay viabilidad".

Anatomía del éxito

La fórmula del éxito que aplica López en Arenillas se puede sintetizar, tras una larga conversación, en cuatro ejes: generar trabajo —aunque sean pocos puestos en comparación con los estándares de la gran ciudad—, tener vivienda pública que poder ofrecer, activar la vida cultural del pueblo y contar con el compromiso de los vecinos.

placeholder Un vecino pasea frente al Ayuntamiento de Arenillas. (E. D. S.)
Un vecino pasea frente al Ayuntamiento de Arenillas. (E. D. S.)

Disponer de un parque de vivienda pública es quizá la medida que más llama la atención y una de las vigas del éxito, ya que no es nada fácil lograrlo. Uno de los principales problemas del mundo rural es que no hay vivienda disponible. Esto no quiere decir que no haya casas, sino que hay casas, pero o bien sus propietarios no quieren desprenderse de ellas a precios acordes con su ubicación o, sencillamente, prefieren tenerlas vacías antes que alquilarlas, por si acaso. En Arenillas, como cuenta su alcalde, tuvieron la suerte de que ya en los años ochenta, los más viejos del lugar apostaron por convertir en municipal la propiedad de las viviendas que se iban vaciando: la del maestro, la del médico…

"No todos los municipios gozan de esa circunstancia. Y en ausencia de planes estatales o autonómicos que sean conscientes de esa necesidad, las cosas no van a ser fáciles. Al menos hasta que no se entienda que hay que poner vivienda a disposición en el mundo rural para poder atraer proyectos personales", lamenta Martínez Tomey, que valora muy positivamente lo que está consiguiendo Arenillas: "Pone de manifiesto que la despoblación es un problema que se puede revertir".

"Pero la vivienda no es lo más importante, eh, es el trabajo", incide López, que destaca el empleo como factor decisivo para que pueblos así crezcan. "Si hay trabajo, hay esperanza, porque así es como se puede desarrollar esto", subraya el alcalde, que no hace referencia a grandes despliegues empresariales. En lugares como este, que un albañil contrate a tres personas en lugar de a dos, o que el pastor precise de dos ayudantes en lugar de uno, puede ser decisivo. "Esto es lo más difícil de entender desde los despachos de las grandes capitales donde se toman las decisiones. Esto no va de macroproyectos, sino de microproyectos estratégicos. Tenemos que entender que determinadas inversiones pequeñas que jamás avalaríamos en un entorno urbano tienen todo el sentido y son esenciales en el mundo rural despoblado", reivindica Martínez Tomey.

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Charla con la familia en el bar de Arenillas. (E. D. S.)

Precisamente por eso, López se afana en comprobar si los candidatos que visitan el pueblo tienen perfiles adecuados para los oficios disponibles. "Lo que más se buscaría ahora sería un albañil, porque el albañil necesita un trabajador, ¿tú sabes hacerlo?", le pregunta a Pablo, el padre de la familia colombiana que está conociendo Arenillas. Él le contesta afirmativamente, ya que asegura que en Colombia ha trabajado en obras grandes: "Sé poner ladrillos, temas de grifería, electricidad…", enumera el joven. Punto a su favor.

Pero no todo se queda ahí, sino que los otros dos factores, la cultura y el sentimiento de grupo en el pueblo, van de la mano. "Intentamos hacer actividades todos los fines de semana para que el pueblo esté vivo. Si somos 50 familias y hay 50 semanas, casi siempre podemos organizar algún cumpleaños", resuelve el primer edil, que también quiere unir al pueblo mediante un proyecto de artesanía nuevo en torno al espliego, una planta identitaria de la zona. Antes de la pandemia, además, también se celebraba allí un festival de música en verano, el Boina Fest, que sirve igualmente como revulsivo para esta microsociedad.

Defiende a su partido

Este alcalde, pese al éxito de mantener con vida su pueblo, es modesto y quita hierro siempre que puede a los pasos hacia adelante que da Arenillas. No obstante, también guarda espacio en su discurso para, ahora que las plataformas contra la despoblación cuestionan la labor de los partidos clásicos en la España vaciada, poner en valor el trabajo de su partido, el PSOE.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el candidato del PSOE a la Junta de Castilla y León, Luis Tudanca. (EFE/Nacho Gallego)

López desdeña el discurso de que todas las formaciones son iguales y expone que muchas cosas no las podría haber llevado a cabo sin haber pertenecido a dicho partido. "Te pongo un ejemplo. Aquí teníamos problemas de luz y me puse en contacto con un compañero de un pueblo de aquí al lado. No me pudo dar una solución, pero se movió y, unas semanas después, tuve una reunión con el jefe de Iberdrola en Soria. Semanas más tarde, ya no se nos iba la luz porque mejoraron las instalaciones", rememora López, cuya gestión es un ejemplo entre los expertos en despoblación y alcaldes que deben enfrentarse a situaciones similares.

"Alguna vez me preguntan y todo", dice riéndose, y también asegura que le han llegado a enviar hasta 100 peticiones de personas que quieren venir a vivir a Arenillas cada vez que pone un anuncio de que hay viviendas libres. Pese a ello, y por modestia, sigue sin admitir que tiene entre manos algo extraordinario. De momento, los visitantes de aquel día se marcharon encantados y con ganas de quedarse a vivir allí. Son cinco, así que hagan cuentas. Arenillas seguirá creciendo pese a tenerlo todo en contra.

Hace sol en Arenillas. Casi no parece que sea invierno y Alberto López, el alcalde, pasea junto a una familia de emigrantes colombianos por las calles de este pequeño pueblo en la frontera de Soria con Guadalajara. Para ellos, Alberto es solo el hombre que les puede dar la oportunidad de empezar una nueva vida tras salir de Colombia amenazados por la guerrilla, pero este alcalde socialista puede presumir de tener la receta para que un pueblo en medio de la nada logre crecer pese a tenerlo todo en contra.

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