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El miedo de un pueblo de Toledo a volver a llamarse Azaña: "Si lo cambian habrá peleas"
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un caso único en la memoria histórica

El miedo de un pueblo de Toledo a volver a llamarse Azaña: "Si lo cambian habrá peleas"

Un regimiento de Franco cambió el nombre de Azaña por el de Numancia de la Sagra en 1936, a pesar de que el topónimo no se refiere al político sino a una noria de agua árabe

Foto: Escudo municipal de Numancia de la Sagra, con la noria de agua característica de Azaña. (D.B.)
Escudo municipal de Numancia de la Sagra, con la noria de agua característica de Azaña. (D.B.)

En Numancia de la Sagra (Toledo) todos coinciden. Si al pueblo le cambian el nombre se va a armar una buena. "Aquí va a tener que venir la Guardia Civil a disolver manifestaciones", "habrá más de una pelea", "le van a tirar piedras al ayuntamiento", dicen los vecinos sondeados en las calles del municipio. Solo alguno le quita hierro al asunto. "A mí no me importa, que hagan lo que quieran", "nos adaptaremos y ya está". Así discurre el debate sobre si Numancia de la Sagra debe o no recuperar su antiguo nombre, el que tuvo desde por lo menos el año 1154 hasta 1936, y ese nombre no es otro que el de Azaña.

Todo ocurrió entre el 18 y el 19 de octubre de 1936. El regimiento Numancia del bando nacional, liderado por el comandante Jesús Velasco, entró en tromba en Azaña. Los soldados tirotearon con sus fusiles el cartel de entrada al pueblo y al día siguiente obligaron al secretario municipal a firmar un acta por la cual Azaña se convertía en Numancia de la Sagra. Numancia en honor al regimiento sublevado y de la Sagra en reconocimiento a la comarca donde se ubica.

placeholder Extracto del acta que cambió el nombre de Azaña en 1936.
Extracto del acta que cambió el nombre de Azaña en 1936.

"A Velasco se le cruzó este pueblo porque pensaba que lo de Azaña venía por el presidente de la república, Manuel Azaña, pero en realidad es una derivación fonética del árabe que significa noria de agua", explica Clemente Serrano, quien en sus años como alcalde por el Partido Popular (1991-2003) trató sin éxito de devolver el nombre al pueblo. Hoy Serrano tiene 92 años y aún recuerda la entrada de las tropas franquistas cuando era niño. "Aquí en esta casa en la que vivo estaba el superior de Velasco. No quería cambiar el nombre, pero derivó el asunto a su superior, el comandante Varela, y este confirmó que Franco no quería que se cambiara ningún nombre. Pero a Velasco le dio igual y lo impuso por la fuerza. Esos dos días todos nos escondimos en las casas aterrados, sobre todo las mujeres porque corría el rumor de que los moros les cortaban los pechos. El alcalde salió pitando para salvar su vida".

Franco dijo que no quería que se cambiara ningún nombre, pero a Velasco le dio igual

Terminó el franquismo y llegó la democracia. Y Numancia de la Sagra mantuvo su nombre intacto. Es más, a nadie parecía importarle esta anomalía histórica. Las primeras charlas informales para recuperar su casi milenario nombre cayeron en saco roto. El pueblo fue capaz de rebautizar la plaza José Antonio por plaza de los Silos, pero era sacar el asunto de Azaña y los potentados del pueblo ponerse de uñas. Daba igual que Azaña fuera el topónimo del lugar durante ocho siglos. En el escudo municipal ya aparecía la noria y con eso había bastante.

placeholder Entrada al municipio de Numancia de la Sagra. (D.B.)
Entrada al municipio de Numancia de la Sagra. (D.B.)

Serrano ha sido el único político municipal en abordar de verdad el asunto hasta la fecha. Lo hizo en 1991, nada más tomar el bastón de mando. "Siendo ya alcalde impulsé el cambio de nombre y me encontré con muchísima oposición, quizá más de la que me esperaba. No pude ni presentar la moción en el pleno porque casi nadie quería el cambio. Me decían 'yo soy socialista, pero el nombre no lo toques' o 'te he votado para que seas alcalde de Numancia, no de Azaña'. Una vez hasta me tiraron un carro de mierda de ganado en la puerta. Lo tuve que dejar porque era imposible. Y así he quedado, como el alcalde que quiso quitar el nombre de Numancia". Desde entonces ningún equipo de gobierno se ha atrevido a abrir ese melón.

placeholder Monumento conmemorativo a la historia de Azaña. (D.B.)
Monumento conmemorativo a la historia de Azaña. (D.B.)

Sí pudo Serrano, en sus 12 años de mandato, rendir homenaje al antiguo topónimo mediante un monumento en el que se explica brevemente la historia del pueblo, en la esquina de una plaza presidida, precisamente, por una noria de agua. También hay un polígono industrial llamado Azaña. "Se trata de un tema de justicia histórica. No me explico el porqué de esa reticencia, supongo que por la ignorancia de la gente, que se debe creer que lo de Azaña viene del político cuando seguramente es al revés, o que esto va a remover alguna herida cuando aquí no hubo ni muertos ni cunetas, nos tomaron por la fuerza sin más".

Numancia es una ciudad dormitorio en la que el 80% de los empadronados no ha nacido allí ni tiene raíces familiares

Hace unos años, un grupo de vecinos impulsó la asociación Fazania, nombre árabe previo a Azaña, con el objetivo de dar a conocer la historia del pueblo entre los vecinos y conseguir, en última instancia, el cambio de nombre. La iniciativa tiene sentido: cerca de un 80% de los empadronados en Numancia no ha nacido allí ni tiene raíces familiares. Hay mucha inmigración y muchas personas llegadas de todos los puntos de España, que eligieron Numancia como ciudad dormitorio a medio camino entre Madrid y Toledo y a apenas unos kilómetros de Illescas. El último padrón municipal refleja 4.734 habitantes. Hace 30 años, cuando Serrano promovió sin éxito el cambio, no pasaban de 900.

placeholder Numancia de la Sagra ha multiplicado por cinco su población en 30 años. (D.B.)
Numancia de la Sagra ha multiplicado por cinco su población en 30 años. (D.B.)


Nadie se atreve a denunciar

De nuevo, la asociación Fazania encontró una acogida algo fría por parte del pueblo y del ayuntamiento, pero en los últimos meses sus integrantes han visto una nueva ventana de oportunidad: la Ley de Memoria Histórica que el nuevo gobierno de Pedro Sánchez quiere poner en valor. Si van a sacar a Franco del Valle de los Caídos, por qué no van a hacer algo tan sencillo como devolver el nombre a un pueblo, se preguntan.

El problema, sin embargo, es que nadie se atreve a dar ese paso. Ni la asociación Fazania ni Izquierda Unida, el partido político más implicado en este asunto, han interpuesto denuncia por incumplimiento de la ley ni presentado recurso al Ministerio de Justicia para que analice el caso y, en última instancia, obligue al cambio. Tampoco se ha presentado aún moción en el pleno. La explicación es tan simple como cruda: Numancia no deja de ser un pueblo, y nadie quiere ser señalado de por vida como el que obligó a cambiar el nombre contra la voluntad popular, ni ver como a sus hijos les hacen la vida imposible en la escuela.

De hecho, desde Fazania aseguran que son objeto de amenazas y señalamientos por parte de ciertas personas con mucho peso en el municipio y que temen por su integridad si finalmente se lanzan a denunciar el caso. Recientemente, el coche del presidente de Fazania, Antonio Martín, apareció con las ruedas pinchadas tras un acto en favor del cambio de nombre. "Sabemos quiénes son los que amenazan, pero no podemos decir los nombres", afirman desde la asociación.

placeholder Balcón del ayuntamiento de Numancia de la Sagra. (D.B.)
Balcón del ayuntamiento de Numancia de la Sagra. (D.B.)

"Ser el que provocó que Numancia vuelva a ser Azaña supone una carga personal muy grande", confirma María Luisa Pombo, concejal de IU. "Estamos estudiando presentar la denuncia próximamente, necesitamos que sea una instancia superior quien tome la iniciativa porque a nivel municipal es muy complicado". El coordinador municipal de esa formación, Andrés Cenamor, admite que si no han llevado el cambio de nombre al pleno es porque saben que la moción sería rechazada. "No vamos a hacerle el juego al ayuntamiento presentando una moción que sabemos que van a rechazar para que luego en el futuro nos digan que ya se votó y que nos olvidemos del tema".

El alcalde de Numancia de la Sagra, Miguel Ángel Fuerte (PSOE), se muestra sensible a la petición de Fazania y de IU, si bien se reconoce en la misma tesitura que Serrano hace 27 años. "Al principio estaba muy por la labor de trabajar por el cambio, pero hay muchísimo rechazo en el municipio. Creo que es de justicia y más si pensamos que Azaña no tiene nada que ver con el político, pero he visto que levanta tantas ampollas que he preferido dar un paso atrás. Los que abogan por el cambio, como Izquierda Unida, lo saben y por eso no se atreven a ir adelante, y eso que con denunciarlo por incumplimiento de la Ley de Memoria Histórica estaríamos obligados a cambiar de nombre".

Fuerte confiesa que no será él quien denuncie o presione al pleno pese a ver con buenos ojos el cambio. Tampoco quiere ser el cabeza de turco y menos ahora que se acercan las elecciones municipales de mayo de 2019.

"Con solo denunciarlo por incumplimiento de la Ley de Memoria Histórica estaríamos obligados a cambiar de nombre", reconoce el alcalde

Como alternativa, el alcalde ha puesto sobre la mesa un referéndum para que los numantinos voten qué quieren ser, pero de nuevo en este juego de fintas y amagues no será él quien lo presente al pleno. Y eso que el Partido Popular está a favor de la consulta y con solo presentar la moción quedaría aprobada. Quien en este caso se opone es Izquierda Unida, que considera que el cambio de nombre debe hacerse en base a la legalidad vigente y no al sentir popular mediante un referéndum en el que, todo el mundo sabe, ganaría el 'no'.

placeholder Andrés Cenamor, coordinador de IU en Numancia de la Sagra. (D.B.)
Andrés Cenamor, coordinador de IU en Numancia de la Sagra. (D.B.)

"La mínima referencia en los plenos genera mucha beligerancia, en el último pleno de julio salió el tema entre el público y empezaron a insultarse y se encararon. Es dantesco cada vez que alguien da su opinión. Desde el ayuntamiento tratamos de reconducir la situación con eventos y actos que concilien y ayuden a la gente a entender de dónde viene el nombre de Numancia y cuál es el origen real del pueblo, y creo que un referéndum es una buena manera de zanjar este asunto tan delicado", propone el alcalde.

"El que necesite cambiar el nombre al pueblo que dé el primer paso y lo haga. El problema es que aquí nadie se quiere mojar", protestan desde el PP

"El que de verdad necesite cambiar el nombre al pueblo que dé el primer paso y lo haga. El problema es que aquí nadie se quiere mojar, nadie quiere estar señalado. Cuando uno cree en algo ha de tomar la iniciativa”, considera Juan Carlos Sánchez, portavoz municipal del Partido Popular y ex teniente de alcalde. "Si alguien pone el referéndum sobre la mesa votaremos a favor, pero no seremos nosotros quienes impulsen eso porque no hay un clamor a favor de cambiar el nombre. Si la gente estuviera por la labor nosotros seríamos los primeros en apoyarlo", asegura.

placeholder Juan Carlos Sánchez, portavoz del PP en Numancia de la Sagra. (D.B.)
Juan Carlos Sánchez, portavoz del PP en Numancia de la Sagra. (D.B.)

Pero sobre la voluntad popular está el cumplimiento de las leyes, y será la Ley de Memoria Histórica la que en última instancia deshará el bloqueo municipal. Si antes, claro, alguien se anima a presentarse en un juzgado. "Sin una denuncia no se puede actuar. Ha de haber una petición de estudio y luego nosotros analizar bien el problema. Lo de Azaña no es un caso habitual y sí parece que se pueda estar incumpliendo la ley, pero eso deberían verlo nuestros abogados", confirma Fernando Martínez, director general de Memoria Histórica. Este organismo de reciente creación está trabajando para dotar de un régimen sancionador a la famosa ley, ya que hasta el momento no contempla multas ni penalizaciones a los ayuntamientos que la incumplan. "A lo máximo que se enfrentan ahora es a la pérdida de subvenciones, por eso es importante modificarla", indica Martínez.

"Una vez haya denuncia ya entraremos en otro escenario y habrá que valorar cómo se actúa", asegura el portavoz del PP. Mientras, a sus 92 años, Clemente Serrano suspira resignado en el patio de su casa, en pleno centro del pueblo. "Yo lo veo muy difícil, sería una ilusión grande, pero no creo que llegue a ver el cambio de nombre en vida". ¿Y animarse él a presentar la denuncia como golpe de efecto? "Yo ya no estoy para esas cosas. Capaces son de quemarme la casa".

En Numancia de la Sagra (Toledo) todos coinciden. Si al pueblo le cambian el nombre se va a armar una buena. "Aquí va a tener que venir la Guardia Civil a disolver manifestaciones", "habrá más de una pelea", "le van a tirar piedras al ayuntamiento", dicen los vecinos sondeados en las calles del municipio. Solo alguno le quita hierro al asunto. "A mí no me importa, que hagan lo que quieran", "nos adaptaremos y ya está". Así discurre el debate sobre si Numancia de la Sagra debe o no recuperar su antiguo nombre, el que tuvo desde por lo menos el año 1154 hasta 1936, y ese nombre no es otro que el de Azaña.

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