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A la España rural le sienta bien divorciarse: estos pueblos se separaron y salieron ganando
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El 'procés' de las colonias del franquismo

A la España rural le sienta bien divorciarse: estos pueblos se separaron y salieron ganando

Pese a los últimos ejemplos de municipios que se fusionan, lo cierto es que la historia reciente de nuestro país está plagada de nuevos pueblos que se separan de su matriz. Y no les va nada mal

Foto: Un trabajador, en un parque de Pueblonuevo de Miramontes, Cáceres. (S. B.)
Un trabajador, en un parque de Pueblonuevo de Miramontes, Cáceres. (S. B.)
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En abril de 1999, un grupo de vecinos de Tiétar, en Cáceres, decidieron poner una urna en la Casa de la Cultura del pueblo. Molestos por el trato que les ofrecía su municipio matriz, Talayuela, pensaron que era hora de votar por su independencia. Un pequeño acto, pero que acabaría siendo el origen de una dura pelea hasta conseguir la separación en 2013. "No fue fácil, algunos nos tildaban de separatistas, y cosas peores", comenta Luis Perona, el actual alcalde y uno de los impulsores de esta suerte de procés extremeño. "Pero pasado el tiempo, se ha visto que teníamos razón", añade.

El caso de este pequeño pueblo de colonización franquista a los pies de la sierra de Gredos es un ejemplo claro de la España rural que se divorcia. Buena parte de las zonas rurales del sur y el oeste español están salpicadas de nuevos municipios aparecidos en las últimas décadas como resultado de escisiones de municipios más grandes. Lo más curioso es que, como ocurre en esta comarca del noreste de Extremadura, donde se concentran muchos de los municipios divorciados del país, tras la dolorosa separación, a todos les va mejor. Según los datos que registran estos jóvenes municipios, el resultado está siendo beneficioso económicamente incluso para los que ven cómo parte de su territorio les desaparece de un plumazo.

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Perona, de 70 años, destaca esas mejoras mirando a su alrededor. Prácticamente, nada de lo que se ve en su ayuntamiento existía hace unos 10 años. Ni la sala de plenos, ni su cargo, ni los funcionarios que trabajan allí. "A nadie le gusta tener que tomar caminos separados, pero se ha visto que era necesario", detalla el edil. El camino fue largo. Se inició con aquella urna (un 82% de los que votaron lo hizo por la segregación), luego montaron un partido que les convirtió en concejales del pueblo del que se querían escindir y en 2006 se convirtieron en Entidad Local Menor. De ahí a una asociación para contabilizar los vecinos interesados en esta división y a esto le siguió un largo proceso de presión y negociación hasta conseguir la independencia total en 2013. No fueron los únicos, poco después les siguieron sus vecinos de Pueblonuevo de Miramontes.

En una Europa que aboga por la fusión de administraciones municipales, Tiétar y Pueblonuevo de Miramontes son solo dos ejemplos de un movimiento que va a contracorriente. Desde el año 2002 se han creado un total de 27 nuevos pueblos en España. Este procedimiento se puede llevar a cabo mediante la unión de dos municipios, como ocurrió recientemente con Don Benito y Villanueva de la Serena (Badajoz), o a través de la segregación de uno de los núcleos de población del núcleo principal. Del total de municipios creados en la última década, 25 fueron separaciones. ¿A qué se debe esta tendencia? Cada alcalde expone razones diferentes, pero hay puntos que coinciden: la mayoría son poblaciones rurales de Extremadura y Andalucía, cuentan con más de 500 habitantes y están muy alejadas del ayuntamiento matriz.

"Para entender el caso de esta zona, hay que conocer la evolución de la comarca. Todos somos pueblos de colonización, construidos durante el franquismo y con colonos que venían de todas partes para trabajar estas tierras. Eso hace que seamos poblaciones muy distantes. A nosotros, Talayuela nos pilla a 28 kilómetros. Es muy difícil gestionar dos entornos urbanos así como uno solo. Para el ciudadano es complicado porque cualquier papel, cualquier tema que tenga que tratar con la Administración, le pilla muy lejos. Y encima no somos poblaciones pequeñas", explica Julio Muñoz, alcalde de Pueblonuevo de Miramontes.

El asunto del número de habitantes es clave. De la cifra total de separaciones, 20 tuvieron lugar en Extremadura y Andalucía. En estas dos comunidades, el 62,7% de los municipios supera los 1.000 empadronados. En comparación con regiones de superficie similar, Castilla y León cuenta con 2.007 municipios de menos de 1.000 personas, lo que supone un 89,2% del total. "Los gobiernos piden que los municipios se concentren para ahorrar costes, pero no puedes comparar pedanías de 20 personas con sitios como este, que estamos por los 800", añade Muñoz. Tiétar llega a los 900 habitantes.

placeholder Dos personas cruzan la Plaza Mayor de Pueblonuevo de Miramontes. (S. B.)
Dos personas cruzan la Plaza Mayor de Pueblonuevo de Miramontes. (S. B.)

La pelea por los recursos

Las batallas de estas poblaciones por su independencia se asientan sobre dos variables que no paran de repetir tanto Perona como Muñoz. La primera es la gestión de los recursos y, unida a ella, el asunto de la población. Para estos regidores, la gestión de los recursos económicos propios es algo más que necesario para intentar frenar la pandemia que asola buena parte de la España rural: la despoblación.

"Nuestras zonas son comarcas agrícolas y, al igual que está pasando en todos los pueblos centrados en este tipo de actividades, la despoblación nos va ahogando. Estamos haciendo todo lo posible para evitar que las personas se sigan yendo, y para eso es clave manejar nuestros propios recursos", comenta Muñoz. "Si tienes recursos puedes ofrecer, por ejemplo, empleo. Si hay empleo, la gente se queda", añade.

Un paseo por ambos pueblos sirve para ver el impacto de la Administración local en el devenir del municipio. En la mañana de este martes, hay varios trabajadores municipales construyendo nuevos espacios o manteniendo las calles, y se multiplican las obras conmemorativas. "Tenemos consultorio médico, hemos peleado para tener aulas de Infantil y la idea es seguir invirtiendo", insiste el alcalde de Pueblonuevo. El siguiente paso en ambos municipios es el asunto industrial. "El último gran momento que vivimos fue con el cultivo del tabaco rubio, pero nada, hasta que los extremeños no entendamos que tenemos que tener aquí toda la cadena de producción, seguiremos igual".

Perona, por su parte, destaca cómo antes de la independencia Talayuela les dejaba en un segundo plano, muy por detrás de Tiétar. "De todo lo que Talayuela recibía, aquí nos llegaba muy poco, y yo lo entiendo. Ellos respondían a las peticiones de sus vecinos, y nosotros estamos muy alejados de su despacho. Por eso, en cuanto conseguimos la segregación, empezamos a realizar todo tipo de actuaciones en el municipio que puedes ver si te das un paseo por aquí. Y aún nos queda mucho por hacer".

La evolución en la población de los municipios divorciados, tanto antiguos como de nueva creación, ha tendido a la baja desde el momento de la segregación. Esto se debe principalmente a que se trata de pequeñas poblaciones de la España rural, donde la pérdida de habitantes ha sido lo habitual en los últimos años. Sin embargo, hay casos particulares en los que ese descenso ha sido más acuciado.

Talayuela contaba en 2012 con 9.269 habitantes. La escisión de las pedanías de Tiétar y de Pueblonuevo de Miramontes en 2013 y 2015, respectivamente, hizo que su población se redujese en un 20,4% en solo dos años. Aunque es quizás Arenas del Rey, en la provincia de Granada, el más destacable en los casos de divorcios dobles. En el año 2014, su población era de 1.913 personas. Cinco años más tarde, tras la segregación de Játar y Fornes, la cifra cayó un 65,1% y se situó en 666 habitantes.

Hay excepciones. Benicull de Xúquer, ubicado en Valencia, se separó de Polinyà de Xúquer en 2003. En ese momento, contaba con 784 habitantes. La cifra para el pasado año fue de 1.095 personas, un 39,67% más que hace 19 años, cuando tuvo lugar el divorcio.

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Un hombre conduce una furgoneta en Pueblonuevo de Miramontes. (S. B.)

El aspecto económico es diferente. La renta media, tanto de los nuevos municipios como de los antiguos, ha crecido en todos los casos desde el momento de la separación. El ejemplo de pueblo nuevo más destacable es Játar, municipio de la provincia de Granada que se independizó de Arenas del Rey en el año 2015. En los cinco años posteriores, vio cómo su renta media ascendió un 35,4%. En cifras absolutas, se pasó de 6.620 a 8.965 euros. Mientras tanto, el pueblo matriz solo lo hizo en un 8,3%.

Montecorto y Serrato, dos antiguas pedanías de Ronda (Málaga) que se independizaron de la ciudad en el año 2015, también vieron cómo su renta media aumentó un 26,8% y un 26,9% respectivamente, en los cinco años posteriores a la segregación. Para la ciudad principal, el incremento fue del 17,3%.

La deuda pública y la austeridad

En general, el resultado de las separaciones es bastante positivo para todas las partes. Con sus particularidades, la mayoría de los pueblos han mejorado su renta y bajado incluso su deuda pública. Aunque siempre hay matices. "Cada vez a los municipios se nos exige ofrecer más servicios, desde ayuda a domicilio a gimnasio. Y tenemos que ser proactivos si no queremos perder más población. Si lo piensas, la Administración no entraba antes en nada de eso. Y para poder seguir dando todas estas opciones y no caer en una gran deuda, hay que cobrar impuestos", señala Muñoz. Incluso están pidiendo a los pensionistas que viven a caballo entre el pueblo y otras ciudades, como Talavera de la Reina, que se empadronen allí para mejorar su situación .

placeholder El último 'boom' de la zona llegó con el cultivo del tabaco rubio. Aún quedan algunas plantaciones como esta entre Barquilla de Pinares y Pueblonuevo de Miramontes. (S. B.)
El último 'boom' de la zona llegó con el cultivo del tabaco rubio. Aún quedan algunas plantaciones como esta entre Barquilla de Pinares y Pueblonuevo de Miramontes. (S. B.)

Aunque los comienzos suelen ser difíciles, los años han demostrado que la independencia puede ayudar bastante a la Administración local: 10 de los 25 nuevos municipios arrancaron su independencia endeudados, pero solo tres de ellos la siguen manteniendo a día de hoy. Entre los que aún continúan en números rojos destaca Dehesas Viejas. Esta localidad, que anteriormente pertenecía a Iznalloz (Granada), solo ha conseguido reducir su deuda un 7,1%, hasta situarla en 132,8 euros por habitante.

Al municipio matriz le ocurre algo similar. Si en 2014, año en que se produjo la segregación, la deuda era de 226,71 euros por persona, en 2021 esta se había incrementado en 187,3 puntos y había alcanzado los 651,3 euros. En la misma línea, aunque aún más perjudicado, se encuentra Torrenueva Costa. Este pueblo del litoral granadino fue parte de Motril hasta el año 2017. Su deuda ha aumentado hasta los 345,7 euros desde entonces, aunque esta era inexistente en el momento de la segregación.

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Vista de una de las calles de Pueblonuevo de Miramontes. (S. B.)

Hay un caso, sin embargo, que desbanca a todos los anteriores y que sentó un precedente para todos estos nuevos municipios. Tres Cantos se independizó de Colmenar Viejo el 21 de marzo de 1991, cuando su planteamiento urbanístico se había llevado a cabo solo 20 años antes. Nacido como una barriada de Colmenar Viejo, aunque con la idea de que se convirtiese en una ciudad integral y autosuficiente, a día de hoy, es un polo industrial desarrollado. En él concurren empresas farmacéuticas y de entretenimiento, como Netflix o Movistar+. Además, se trata de una de las ciudades con mayor renta media por persona del país, con 19.863 euros al año, y aspira a convertirse en sede de la Agencia Espacial Española.

Todos estos casos de éxito espolean otras iniciativas segregacionistas, como la de La Moraleja, uno de los barrios más ricos del país, que lleva años intentando dejar de ser parte de Alcobendas. Pero si antes ya era complicado, las reformas instauradas tras la crisis de 2008 hacen aún más difícil los divorcios. La reforma de 2013 de la Ley de Bases de Régimen Local añade que para poder independizarse, una localidad debe tener al menos 5.000 habitantes y los municipios resultantes deben ser financieramente sostenibles. Y la decisión debe contar con el visto bueno de la comunidad autónoma a la que pertenezca el municipio y ser informado el Gobierno.

En abril de 1999, un grupo de vecinos de Tiétar, en Cáceres, decidieron poner una urna en la Casa de la Cultura del pueblo. Molestos por el trato que les ofrecía su municipio matriz, Talayuela, pensaron que era hora de votar por su independencia. Un pequeño acto, pero que acabaría siendo el origen de una dura pelea hasta conseguir la separación en 2013. "No fue fácil, algunos nos tildaban de separatistas, y cosas peores", comenta Luis Perona, el actual alcalde y uno de los impulsores de esta suerte de procés extremeño. "Pero pasado el tiempo, se ha visto que teníamos razón", añade.

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