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Gansos del Nilo atacando a patos en Madrid: hay una nueva especie invasora conquistando España
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"De momento no hay ningún plan"

Gansos del Nilo atacando a patos en Madrid: hay una nueva especie invasora conquistando España

La población de esta anátida ya llena Extremadura y gran parte de la Comunidad de Madrid. Según denuncian los expertos, el gran peligro es que acaben expulsando a especies autóctonas, como ya ocurre en puntos de la capital

Foto: Ganso del Nilo con sus crías. (Reuters)
Ganso del Nilo con sus crías. (Reuters)

Son las 19.10 y el agua discurre con calma por Madrid Río. El espacio renaturalizado del Manzanares a su paso por el puente del Rey es un vergel lleno de vida. Sin embargo, entre sus vecinos no parecen estar muy cómodos. En esta tarde de miércoles de abril, un pato azulón nada río abajo hasta que un colorido ganso lo ataca y lo arrincona. El pato huye, mientras que el agresor vuelve junto a su pareja y varias crías. Todo se queda en una imagen más de la vida silvestre que se ha recuperado en el río, salvo porque esa escena no debería estar ocurriendo.

La vistosa anátida es un Alopochen aegyptiaca o ganso del Nilo, una especie exótica invasora originaria de África que en las últimas décadas está conquistando España. En especial, se extiende sin parar por Cataluña, Extremadura y la Comunidad de Madrid. Su nombre se incluyó en el listado de especies invasoras de nuestro país en 2013, pero desde entonces no se ha llevado a cabo ningún plan coordinado para intentar acabar con su expansión. Ahora, con la población asentada en buena parte de la geografía y sin censo oficial que muestre un número aproximado de ejemplares, su situación empieza a asemejarse a la de otros animales que nutren esos informes, como las cotorras. Los expertos ya avisan sobre el peligro que puede suponer su presencia para los animales locales y de que, cuanto más tiempo pase sin actuaciones, más dura será la posible solución.

Foto: Una cotorra de Kramer ataca a un nóctulo en Sevilla. (Dailos Hernández Brito)

"El problema con estos gansos es que son muy territoriales. Se les ha visto atacar a otras especies, incluso matar a algunos polluelos, y al final expulsan a los animales autóctonos de los lugares en los que viven y anidan. Es algo que denuncian muchos vecinos en zonas como Madrid, que los patos reales, por ejemplo, que vivían en su lago o estanque, ya no están o no crían, han desaparecido con la llegada de los gansos", explica Álvaro Luna, doctor en Biología y coordinador del área de Ciencias Ambientales de la Universidad Europea de Madrid. Luna, que también confiesa tener la sensación de haber visto muchos más gansos egipcios este año por la capital, ve en la proliferación de estas aves un problema claro. "Son especies foráneas que, además, se están asentando en núcleos urbanos, por lo que es aún más difícil que tengan depredadores y que su población se autocontrole".

Pese a que sus números crecen y se habla de que ya rondan los 1.000 en algunas zonas Extremadura, Madrid se ha convertido en el gran punto de debate sobre el ganso del Nilo. Avistados por primera vez en la región en 1992, ha sido en la última década cuando sus cifras se han disparado. Tanto que, desde el año pasado, el Gobierno de la Comunidad de Madrid permite a los cazadores abatir ejemplares de esta especie que ya llena la mayoría de los lagos de la región. De momento, según explican expertos y vecinos de las zonas donde se ha asentado la especie, la población no ha parado de multiplicarse. De unas pocas parejas se ha pasado a decenas. Y, viendo las crías que sacan adelante, todo apunta a que su cifra seguirá subiendo.

En la capital, estos animales ya están presentes y criando en Madrid Río, pero también en el parque de Valdebernardo, puede que este año lo hagan en la Casa de Campo e, incluso, se han visto parejas con crías en el Retiro. Allí, los vecinos los han fotografiado incluso subidos en las azoteas de varios edificios de la plaza de Niño Jesús. "Empezó una pareja en el Palacio de Cristal y desde ahí se han expandido a Cecilio Rodríguez y este año a Herrero Palacios", explica Félix Sánchez, un biólogo que vive por la zona. "Desde la Asociación Vecinal Retiro Norte y la Asociación Amigos del Retiro llevamos cuatro años pidiendo que haya en el Retiro un gestor de fauna que se ocupe de estas cosas", añade.

Las nuevas cotorras

El estudio más detallado sobre la situación de este animal en Madrid lo hizo la ONG Seo/BirdLife, que en mayo de 2019 publicó un censo de la población en Madrid Río. Contaron unos 62 ejemplares en seis kilómetros de río, pero añadieron que podrían ser más. En aquel momento, ya hablaban de un crecimiento continuo, que había pasado de un primer avistamiento en la zona en 2013 a tener unas ocho parejas reproductoras, y de problemas con la fauna autóctona. "Ya en Madrid Río se han observado molestias a gallinetas comunes (Gallinula chloropus), ánades azulones (Anas platyrhynchos), cormoranes grandes (Phalacrocorax carbo) e, incluso, gaviotas sombrías (Larus fuscus), y en zonas cercanas se ha visto a gansos del Nilo depredando huevos de otras especies".

No hay muchas más cifras sobre la mesa. El Centro de Información y Educación Ambiental Casa de Campo (CIEACC), cuenta a este periódico que no tienen constancia de que hayan criado dentro del Parque. "Aunque este año puede ser que lo hagan por primera vez, porque se ha visto alguna pareja que parecía estar formándose en el lago. En Casa de Campo nos suelen venir al lago al principio del verano y se quedan hasta el otoño. El verano de 2022 se contaron hasta 30 ejemplares, cuando hace pocos años no había ni uno. Es un dato no oficial", detallan.

Blas Molina, técnico de SEO, confiesa que han intentado hacer un censo general, pero a día de hoy resulta una tarea muy compleja. Asegura, además, que lo que ocurre con esta especie cada vez se parece más al caso de las cotorras argentinas y las cotorras de Kramer. Aunque se sabía desde hace años de su peligrosidad y de su expansión en nuestro territorio, no se llevó a cabo ningún plan para evitar que siguieran progresando. Ahora es un problema de primera índole difícil de atajar tanto financieramente como a nivel práctico. "Son especies invasoras y, en cuanto son capaces de criar, es casi imposible pararlas. Se adaptan al entorno, por ejemplo, las cotorras aprendieron que podrían sobrevivir comiendo como las palomas, y no tienen depredadores", detalla.

Su explicación es similar a la que da Luna. El ganso del Nilo en un animal anseriforme, bastante más grande que otros con los que convive y ataca de forma clara, "incluso yo los he visto encararse con personas", añade Molina. "Crían mucho y sacan a la mayoría de polluelos adelante. Es normal que la gente que viva por zonas donde llevan unos años hayan visto crecimientos exponenciales, nosotros ya lo avisamos en todos los estudios que hacemos sobre especies exóticas".

De todos modos, para estos expertos, la parte más delicada de este problema no está tanto en las ciudades, sino en humedales de regiones como Extremadura. Allí se cuentan por miles los ejemplares y se han establecido sin nada que los frene. "Es difícil saber qué pasará en el futuro, pero incluso el cambio climático juega a su favor. Ya se han visto parejas en el norte de España, lugares más fríos, pero que, con la subida de las temperaturas, ya son viables para esta especie. Que, además, está presente en la mayor parte del centro de Europa". En Reino Unido, por ejemplo, las cuentas de las organizaciones hablan de una población de cerca de 5.600 ejemplares y casi 1.900 parejas.

¿Qué hacemos ahora?

La propia Unión Europea colocó al ganso del Nilo en su lista de especies invasoras en 2017. Así, esta acción acarrea "la prohibición de ventas, eliminación gradual de zoológicos, colecciones y cualquier otra propiedad y la erradicación rápida de cualquier población emergente". El texto es tajante, sin embargo, se ha visto que, ante la falta de voluntad y fondos, es muy difícil batallar con estos problemas. "Nosotros intentamos simplemente hacer un censo general y vimos que era casi imposible, se necesitaba una cantidad de recursos tal que nos obligaba a tener gente en cada zona húmeda del país, porque podría haber una pareja allí. Ahora estamos intentando ver alguna estrategia alternativa", detalla Molina.

placeholder Foto: EFE.
Foto: EFE.

Lo que ya es bastante claro es que, si se quiere atajar la expansión de este animal, se deberán llevar a cabo medidas drásticas, y eso puede acabar provocando algún choque social. "Ya lo hemos visto con las cotorras, la gente las tiene cariño y, aunque saben que son invasoras, no quieren que se erradiquen. Hay personas que simplemente ven la belleza de los animales y les da igual todo lo demás. Y con el ganso del Nilo no sería extraño que ocurriese algo parecido porque es un animal vistoso", comenta Luna.

De momento, la aprobación de la caza de este animal puede ayudar a controlar algo su progresión, pero ni es algo permitido en todas las zonas ni es una medida coordinada entre regiones, por eso los expertos son escépticos. La falta de movimiento por parte de las instituciones para intentar controlar la situación hace que duden mucho de si en el futuro cambiará la suerte para este ganso en nuestro territorio. "Estos problemas hay que atajarlos antes incluso de que la especie llegue al territorio. En ese momento, es fácil y barato. Ahora será todo lo contrario", termina Molina.

Son las 19.10 y el agua discurre con calma por Madrid Río. El espacio renaturalizado del Manzanares a su paso por el puente del Rey es un vergel lleno de vida. Sin embargo, entre sus vecinos no parecen estar muy cómodos. En esta tarde de miércoles de abril, un pato azulón nada río abajo hasta que un colorido ganso lo ataca y lo arrincona. El pato huye, mientras que el agresor vuelve junto a su pareja y varias crías. Todo se queda en una imagen más de la vida silvestre que se ha recuperado en el río, salvo porque esa escena no debería estar ocurriendo.

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