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El Gobierno renunciará al electoralismo de unos cuartos PGE "por cortesía parlamentaria"
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LOS FÍA AL ARRANQUE DE LA PRÓXIMA LEGISLATURA

El Gobierno renunciará al electoralismo de unos cuartos PGE "por cortesía parlamentaria"

Fuentes cercanas a la titular de Hacienda avanzan que las actuales cuentas están diseñadas para prorrogarse, aunque su intención, de revalidar Gobierno, sería extenderlas solo un trimestre

Foto:  Pedro Sánchez y la ministra de Hacienda María Jesús Montero. (EFE/Javier Lizón)
Pedro Sánchez y la ministra de Hacienda María Jesús Montero. (EFE/Javier Lizón)

El Gobierno tuvo sobre la mesa el debate sobre si elaborar el proyecto de presupuestos de 2024. Un debate más político que técnico, por la posibilidad de utilizarlos como arma electoral. Una forma de marcar programa electoral e, incluso, afianzar la estrategia de desmarcarse en plena precampaña de sus socios independentistas, ante su previsible rechazo de las cuentas. Un ánimo de distanciamiento que ya se ha comenzado a producir artificiosamente, alejando la mesa de diálogo y elevando el tono contra ERC, para reducir el coste en las urnas de estas alianzas, principalmente en las comunidades del interior. Este debate ha tenido poco recorrido, y desde el Ministerio de Hacienda, que dirige María Jesús Montero, ya se ha descartado de plano esta posibilidad. Se alude a la "cortesía parlamentaria" y se rechaza seguir la denominada vía Rajoy.

Fuentes cercanas a la titular de Hacienda avanzan que las actuales cuentas están diseñadas para prorrogarse, aunque su intención, de revalidar Gobierno, sería extenderlas solo un trimestre. Si ganan las elecciones previstas para finales de año, según aseguran estas mismas fuentes, arrancarían la próxima legislatura poniendo en marcha la elaboración de los presupuestos de 2024 con el objetivo, dicen, de poder tramitarlos alrededor del mes de marzo de ese año. Recuerdan, en este sentido, que el primer Gobierno de Pedro Sánchez ya presentó un proyecto de presupuestos con este mismo calendario en 2019, tras ganar la moción de censura, aunque finalmente las cuentas fueron tumbadas por la mayoría de la Cámara, precipitando la convocatoria de elecciones.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, interviene durante la última sesión de control al Gobierno en el Congreso. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Los socialistas y el resto de la oposición criticaron con dureza que el anterior presidente popular, Mariano Rajoy, utilizase su mayoría absoluta para sacar adelante unos presupuestos en plena campaña preelectoral, a escasos meses de las generales. Además de electoralismo, se puso en duda su falta de legitimidad democrática. Un proceso que, además, se tramitó en pleno mes de agosto y que se justificó como factor de "estabilidad" frente a la incertidumbre que podría abrirse en la siguiente legislatura ante hipotéticos acuerdos entre socialistas y morados. Rajoy fijó entonces el eje de su campaña electoral, confrontando un modelo sobre "la estabilidad y la recuperación económica que ofrece el PP", según se trasladó, con otro de incertidumbre de una posible coalición de Sánchez-Podemos.

Desde el PSOE, rechazan utilizar la presentación de los presupuestos, que serían los cuartos de la legislatura, para hacer electoralismo, aunque los riesgos de la confrontación con sus socios tampoco serían menores. Rajoy tenía mayoría absoluta, mientras que Sánchez cuenta con un Gobierno de coalición y en minoría parlamentaria.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Si bien la estrategia electoral del PSOE se está centrando en subir el tono contra sus socios independentistas, para marcar distancias ante la batalla electoral, sus posibilidades de seguir en la Moncloa tras las generales pasan por reeditar esta entente. Unos acuerdos que, pese al ruido de los últimos días, quedaron blindados con la aprobación de los actuales presupuestos y los acuerdos con ERC para la denominada "desjudicialización" del procés, con la supresión del delito de sedición y la reforma de la malversación para beneficiar a los líderes independentistas condenados.

La legislatura arrancó así con una frágil unión temporal de intereses entre diferentes grupos parlamentarios en torno a la investidura de Pedro Sánchez que, ley tras ley y presupuesto tras presupuesto, ha ido cohesionándose hasta llegar al último año de mandato en forma de entente. Los propios socios se encargaron de recordar a Sánchez durante el debate que su reelección en los próximos comicios depende de mantener estos apoyos, y las encuestas son claras al respecto.

Desmarque mutuo de PSOE e independentistas

Con el arranque del ciclo electoral, sin embargo, se está pasando a un mayor tono de confrontación por la necesidad de marcar distancias con los rivales y afianzar un perfil propio. Vuelven las reivindicaciones de máximos de cada formación y se sube el precio para los acuerdos, dejando la actividad legislativa en barrena y convirtiendo la posibilidad de debatir unos cuartos presupuestos en una quimera.

PSOE y ERC, Gobierno y Generalitat, están escenificando una ruptura controlada ante la contienda electoral. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ya aprovechó el balance político de final de año para alejarse de ERC e inaugurar el tono de confrontación. Antes de ello, Pere Aragonès había vuelto a poner sobre la mesa la celebración de un referéndum para este 2023. Los socialistas tratan de volver a movilizar a los votantes desencantados con estas políticas de alianzas, mientras que ERC busca no perder terreno frente a sus rivales de JxCAT. La participación de ERC en las manifestaciones convocadas por el independentismo contra la cumbre hispano-francesa que se celebrará el próximo jueves en Barcelona, al mismo tiempo que Aragonès participará en los actos institucionales, da cuenta de cómo se intenta controlar la deflagración.

El Gobierno tuvo sobre la mesa el debate sobre si elaborar el proyecto de presupuestos de 2024. Un debate más político que técnico, por la posibilidad de utilizarlos como arma electoral. Una forma de marcar programa electoral e, incluso, afianzar la estrategia de desmarcarse en plena precampaña de sus socios independentistas, ante su previsible rechazo de las cuentas. Un ánimo de distanciamiento que ya se ha comenzado a producir artificiosamente, alejando la mesa de diálogo y elevando el tono contra ERC, para reducir el coste en las urnas de estas alianzas, principalmente en las comunidades del interior. Este debate ha tenido poco recorrido, y desde el Ministerio de Hacienda, que dirige María Jesús Montero, ya se ha descartado de plano esta posibilidad. Se alude a la "cortesía parlamentaria" y se rechaza seguir la denominada vía Rajoy.

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