La bronca del TC aúpa a Feijóo tras acusar la campaña de desprestigio del Gobierno

"¿Lo suyo es insolvencia o mala fe?". Así se despachó Pedro Sánchez con Alberto Núñez Feijóo en el cara a cara que ambos mantuvieron en septiembre en el Senado, esos cruces que miden la temperatura del intercambio que mantienen desde el pasado mes de abril el presidente del Gobierno y el líder de la oposición. Fue precisamente en el barómetro del CIS de septiembre cuando la valoración del líder del PP comenzó a caer, justo cuando los distintos portavoces del Ejecutivo y el PSOE comenzaron a poner en duda la figura del político gallego y su talla como contrincante de Sánchez.

En este contexto, la puntuación que los ciudadanos dan al jefe de los populares sufrió una bajada paulatina desde el 4,89 que Feijóo logró en julio al 4,25 que tenía en el sondeo del pasado noviembre. Solo en diciembre la imagen del presidente del PP se recuperó algo, para subir al 4,39. Este cambio de tendencia permite además al gallego colocarse por encima de Pedro Sánchez en valoración después de dos meses por debajo.

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Ángeles Caballero

Verónica Fumanal, experta en comunicación política, separa los insultos de otros ataques o acusaciones relacionados con la solvencia de Feijóo. Pero sí admite la influencia que tienen estas prácticas en la conformación de la imagen pública de los líderes políticos. "Esto se les ha hecho a todos los líderes de la oposición", rememora la consultora, que recuerda cómo se comparaba a Sánchez con Rubalcaba o cómo se llamaba bambi a José Luis Rodríguez Zapatero para "dejar claro que no tenía mimbres" para ser presidente del Gobierno. Fumanal explica además que este tipo de campañas generan dos procesos paralelos, ya que provocan "un cierre de filas" entre los afines, pero también sirven para sembrar dudas dentro del partido del afectado.

La campaña del Gobierno y el PSOE para poner en duda la solvencia de Alberto Núñez Feijóo no ha hecho especial mella entre los votantes del PP, al menos hasta el pasado noviembre. Su puntuación entre los suyos ha oscilado entre el 7 y el 7,2 desde que se convirtió en líder del partido, el pasado mes de abril en el congreso de Sevilla. En noviembre, cuando la negociación entre Gobierno y PP para desbloquear el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) saltó por los aires, sí bajó hasta el 6,8, la misma nota que ha recibido el gallego entre sus votantes en el CIS de diciembre.

Con los votantes socialistas, la situación es distinta. Feijóo irrumpió en los barómetros del organismo que dirige José Félix Tezanos en abril y quienes apoyan al PSOE llegaron a aprobar al gallego en la encuesta, con un 5,1. Desde entonces, la reputación del líder popular ha ido malográndose y llegó en noviembre a su mínimo (3,6 puntos), ya que en el sondeo de diciembre ha mejorado levemente su puntuación entre quienes votaron al PSOE en las generales de 2019.

La recuperación de la imagen pública de Feijóo coincide con la crisis institucional por el bloqueo del Tribunal Constitucional a la reforma del Código Penal y la forma de elección de los propios jueces. Hay quien piensa en el PP que la apuesta de Pedro Sánchez por acercarse a ERC provoca en la población una sensación "de que se está jugando con España", apunta, en privado, un dirigente popular. "La música que le llega a la gente no le agrada", insiste este alto cargo popular, que además descarta que el acercamiento del PSOE al independentismo pueda provocar una fuga de votos desde el PP a Vox.

A este desgaste no forzado del líder socialista hay que sumar el cambio de estrategia que puso en marcha la dirección de Génova. El gallego ha dejado ver su versión más agresiva, aprovechando las apuestas arriesgadas de Sánchez con el Código Penal y fallos como el goteo de rebajas de penas a agresores sexuales tras la entrada en vigor de la ley del solo sí es sí. Queda por ver qué ocurrirá a partir de enero, ya que las prisas de Sánchez por sacar adelante todas las propuestas espinosas antes de fin de año buscan precisamente que 2023 comience como una suerte de año en blanco y preparar su ofensiva para el ciclo electoral, que comenzará con las municipales de mayo y acabará con las generales.

"Ahora mismo, hay una situación muy similar en el PP y el PSOE respecto a los suyos", explica Fumanal. En el CIS de diciembre, los votantes populares dan a Feijóo un 6,8, mientras que los socialistas otorgan a Sánchez un 6,4. Sí hay un mayor desequilibrio en otra de las preguntas del sondeo, la que indaga sobre la preferencia de los ciudadanos por la persona que ocupa la presidencia del Gobierno. En el último sondeo del organismo que dirige José Félix Tezanos, el líder socialista es el preferido para el 21,8%. En los últimos seis meses, el porcentaje ha oscilado entre el 21,3% y el 22,9%.

La preferencia de los ciudadanos por Sánchez para ser presidente es estable desde hace meses, las opciones de Feijóo han ido cayendo en el CIS

En cambio, el presidente del PP también ha sufrido aquí una caída paulatina desde que los socialistas comenzaron a atizar al jefe de la oposición. En julio, la diferencia entre ambos no llegaba a los dos puntos, con Sánchez preferido para el 22,1% de los votantes y Feijóo como el mejor posicionado para el 20,8%. Frente a la estabilidad del mandatario socialista, el gallego ha ido perdiendo apoyos y ahora solo el 15,8% de los participantes en el sondeo piensa en él para ocupar el sillón de la Moncloa.

Fumanal encuentra la explicación a esta diferencia en "el plus de la presidencia" que le aporta a Sánchez ser el jefe del Ejecutivo, pero también en los buenos datos que recibe entre los votantes de los partidos que forman la mayoría parlamentaria. Y esta consultora pone el foco especialmente en lo que ocurre con los afines al PNV. Los votantes jeltzales son los segundos más propicios a que el líder del PSOE sea presidente del Gobierno, ya que el 50,6% así lo opina en el último CIS. Solo los socialistas tienen un porcentaje más alto (54,8%). Y, por contra, entre los votantes del PNV solo hay un 6,6% que prefiere que el líder del PP llegue a la Moncloa, algo que, si lo tienen en cuenta en la cúpula de la formación vasca, puede tener influencia en la política de alianzas que se active después de las generales.