Casi medio millón de familias con niños ya no pueden pagar el comedor escolar

Vivienda, comida y transporte. Si hubiera una santísima trinidad de lo material, sería esta. Lo que se lleva un buen pellizco de lo que ingresamos. Son porcentajes que oscilan según la localidad donde vivamos y el número de personas con las que compartimos el gel de baño. Son porcentajes que se engrandecen mientras el bienestar de nuestras vidas se achica.

Y, aunque la inflación nos golpea a todos, hay un 31,5% de hogares en España que no cuentan con un presupuesto que garantice unas condiciones de vida dignas. Es solo una de las conclusiones del informe El coste de la vida y estrategias familiares para abordarlo que ha presentado este jueves Cáritas Española y la Fundación Foessa.

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La institución lleva años radiografiando la pobreza, que en España va camino de convertirse en crónica. Porque las familias vulnerables de ahora son un poco las de siempre. Las que tienen hijos menores a su cargo y/o personas dependientes, los hogares monoparentales, aquellas personas en situación irregular que no pueden acceder a ningún recurso público. Los que tienen trabajo y no les basta para salir de la pobreza.

Pero, ahora, con la inflación disparada desde hace meses, el coste de los precios de la energía y el de los alimentos, se detectan nuevas alarmas. Como esa que dice que casi medio millón de familias con niños han dejado de usar el comedor escolar por no poder costearlo. O que seis de cada 10 hogares vulnerables han reducido el consumo de electricidad, gas o agua. Que una tercera parte de los hogares con graves dificultades haya renunciado a una prótesis, unas gafas o un audífono por no poder costearlo, que el 14% dejó de comprar algún medicamento por lo mismo.

Y la vulnerabilidad, además, va por zonas. Si una pareja con dos hijos adolescentes que vive en Madrid no cuenta con 2.900 euros al mes es un hogar vulnerable. Si residieran en Ourense, necesitarían 500 euros menos. En el caso de un hogar unipersonal en Barcelona, el informe presenta como asfixiante la idea de vivir con menos de 1.400 euros mensuales. En Cáceres, son menos de 1.000 euros.

El estudio de Cáritas propone la construcción del Presupuesto de Referencia para unas Condiciones de Vida Dignas. Un sistema de medición complementario a los que hace Eurostat y el INE que aborda la pobreza no solo a partir de lo que ingresa cada hogar, sino a lo que se necesita desglosado en ocho partidas. “La pobreza es no tener libertad para poder elegir. Las políticas públicas son insuficientes, así que nos tememos que se convierta en algo persistente”, afirma Thomas Ubrich, miembro del equipo técnico de la Fundación Foessa.

Opinión

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A los asistentes se nos presentó el caso de Yolanda. Tiene 47 años y está en el paro. Lo que ingresa lo destina para pagar la vivienda en la que reside y el acceso a internet para que sus hijos puedan estudiar. Dos días a la semana, sus hijos comen pescado. Ella, ya se verá. El otro día su hija de siete años fue por primera vez al cine y a un McDonald’s después. Cuenta que alucinó con el plan. “No puedo volver a hacerlo, porque sale muy caro. Y, aun así, vamos tirando”, dice.

El informe radiografía, pero también propone. Entre las medidas, garantizar un parque suficiente de vivienda social en alquiler y de viviendas de emergencia y garantizar la gratuidad real de la educación en todos sus elementos (material, comedor, actividades extraescolares). “Dada la composición de los gastos de las familias, la vivienda social y una prestación universal durante los años de crianza son imprescindibles”, declaró Natalia Peiro, secretaria general de Cáritas España.