La extraña muerte de 'Paula' alarma a las trabajadoras de la noche de Ibiza

La última noche que salió a trabajar, 'Paula' envío un mensaje premonitorio a su mejor amiga. “Estoy muerta. Literal”.

Ingrid K., una mujer de 30 años que en Ibiza usaba el pseudónimo de Paula, era conocida por sus amigas como la Gocha (gentilicio popular de los nacidos en los Andes venezolanos). Trabajaba en fiestas privadas como “chica de imagen” o “acompañante”.

La medianoche del sábado 15 de octubre le escribió a su amiga que el hombre que la acompañaba quería consumir drogas, pero ella estaba demasiado cansada. “Mk: ando muerta y este hombre quiere fiesta”, dijo desde su perfil de WhatsApp donde usaba la imagen de la Virgen de Guadalupe como imagen de perfil. Fiesta, en el mundo nocturno de Ibiza, no significa sexo, sino consumo de drogas.

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Tres horas después, a las tres de la madrugada, el mensaje de Paula era aún más inquietante. Una imagen con su ubicación, sin ningún texto. “Estoy convencida de que me estaba enviando un mensaje de auxilio. ¿Por qué me manda una ubicación sin nada más? Es porque algo malo le estaba pasando. Lamentablemente, estaba dormida y no lo vi hasta el día siguiente, cuando ya no sabíamos nada de ella”, explica una de sus mejores amigas, que vive en Madrid, y que pidió completo anonimato.

Paula había hablado durante todo el día con su amiga. Estaba preocupada porque se vería con un hombre al que tenía cierta desconfianza. “Me dijo que a ese hombre ‘se le iba la olla’. Ella viajó desde Madrid hasta Ibiza para verse con él porque le iba a pagar 2.000 dólares para acompañarlo todo el día. Ya lo conocía, porque había estado con él antes, pero no se sentía cómoda con él”.

A las siete y media de la tarde, Paula había enviado un mensaje íntimo que denotaba cierto grado de preocupación. “Tengo la regla y él no lo sabe”.

La mujer, de origen venezolano, formaba parte de un negocio en el que también participan jóvenes latinoamericanos: choferes que llevan a las chicas a fiestas privadas o domicilios, agencias de contactos, DJ…

Algunos de ellos se refieren al negocio como “la cooperativa”, cuyos integrantes son aliados en el negocio de la noche de Ibiza. Son conscientes del peligro de ese tipo de oficio y han comenzado a activarse para recabar datos y exigir una investigación que esclarezca la muerte de Paula. Todos mantienen una única preocupación: que se cierre la investigación sin que se conozcan detalles de lo sucedido el 15 de octubre.

Cuando dejó de contestar los mensajes, sus amigos activaron una búsqueda desde el sábado 15 hasta el lunes 17 de octubre. Finalmente, supieron que había fallecido en el Hospital de Can Misses.

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Cuando recibieron las primeras explicaciones, sus amigas se llenaron de dudas. No se sabe quién o quiénes la acompañaban la noche de su muerte y se desconoce si se recogieron muestras o se realizó algún tipo de pruebas periciales en el lugar de los hechos.

La Guardia Civil informó que la causa de su muerte fue “una caída”, tal como reseñaron los diarios de Ibiza. Pero hasta ahora no se ha informado en qué condiciones sucedieron los hechos.

Llamadas desde la Guardia Civil

Aunque la causa oficial de la muerte señala una posible caída, sus amigas comenzaron a organizarse a través de grupos de WhatsApp para recabar los últimos mensajes de Paula y obtener más datos.

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El día de su fallecimiento, envió una foto en la que aparece con un acompañante, un hombre de unos 50 años, en un auto descapotable. Y la conclusión, en el grupo, fue generalizada: ese hombre debe ser investigado.

Cuando esa foto comenzó a llegar a otros grupos de WhatsApp, dos amigas de la Gocha recibieron una llamada. “Me llamaron desde la Guardia Civil para decirme que no enviara fotos de nadie en las redes sociales, porque acusar a un hombre de asesinato, sin pruebas, podía ser un delito. Yo sentí que me estaban intimidando. El agente que me llamaba se negó a identificarse, pero comprobé que el teléfono desde donde me llamaban era de la centralita de la Guardia Civil en Ibiza”, explica su amiga Carolina (nombre ficticio).

“A mí también me llamaron desde la Guardia Civil para decirme que dejara de enviar la foto de Paula y su acompañante por WhatsApp. Lo más intrigante es que yo nunca pertenecí a ese grupo de WhatsApp ni he enviado ninguna foto a nadie”, explica otra de sus amigas, que también vive en Madrid.

La Guardia Civil ha explicado que las mujeres deben denunciar en sede policial si tienen sospechas o pruebas de un posible asesinato

La Guardia Civil de Baleares explica que no parece extraño que algún agente de ese cuerpo haya llamado a las amigas de Paula para advertirle que distribuir la foto de un acompañante de la fallecida podría ser delito.

Pero esas llamadas fueron interpretadas en otra dirección. Una de las amigas de Paula, que grabó el contenido de la conversación, asegura que ahora están más intranquilas y asustadas.

La Guardia Civil en Baleares también ha explicado a este diario que las mujeres deben denunciar en sede policial si tienen sospechas o pruebas de un posible asesinato y no solo compartir pruebas y documentos en redes sociales.

Armas y cuchillos

La red de chicas de la noche de Ibiza, ahora unidas en WhatsApp, también dio con un testimonio clave. La ubicación en la que se encontraba Paula en el momento de su fallecimiento fue compartida en varios grupos. Y, pocos días después, una escort pudo reconocer ese domicilio. El Confidencial ha tenido acceso a los últimos mensajes enviados por Paula desde su teléfono, así como a la localización exacta desde la que los habría enviado.

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“Yo he estado en ese domicilio con un cliente. Es una casa enorme. Está llena de fotografías en todas las paredes, en todos los rincones. Al salir del baño, tenía en una mesa pistolas y cuchillos puestos a propósito para que los viera. Llamé de inmediato a la agencia para que me viniesen a buscar. Temí por mi vida, pero finalmente me buscaron y me salí corriendo”, explica la mujer, que también pidió mantener su identidad en el anonimato.

En su momento no denunció, pero ahora asegura que estaría dispuesta a hacerlo para contribuir con el esclarecimiento de la extraña muerte de Ingrid. El dato ha sembrado pánico en el grupo y ahora las chicas de la noche se mandan mensajes constantemente entre ellas para que conozcan su ubicación cuando están en el domicilio de algún cliente.

Uno de los grandes misterios de la muerte de Paula es quién la acompañaba en el momento de su fallecimiento. La familia no ha podido acceder a ningún informe policial, pero el informe forense arroja un dato adicional: se encontraba en un domicilio en Santa Gertrudis, donde había varias personas.

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Sus acompañantes declararon que la mujer había consumido cocaína y tusi (una costosa droga conocida como la cocaína rosa), y se precipitó desde una altura de dos metros, según recoge el informe forense. Nunca perdió la consciencia y “recuperó la actividad”. Posteriormente, fue trasladada al hospital en ambulancia. Pero en el informe forense tampoco se especifica si hubo consumo de drogas.

“Un agente me dijo por teléfono que había tenido una caída, se dañó el tobillo y posteriormente falleció. Pero ella no tenía ninguna lesión ni herida en el tobillo. Creo que es poco creíble que una persona con la mandíbula rota y tres dientes partidos llegue al hospital y lo primero que diga es que su caída fue accidental y que ninguno de los que la acompañaban tiene ninguna responsabilidad en ello”, explica una de sus mejores amigas.

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El informe forense, al que ha tenido acceso este diario, explica que la mujer murió producto de una hemorragia interna. Tenía una vena seccionada y perdió demasiada sangre. Pero no detalla si la muerte pudo haber sido accidental o violenta, una de las grandes incógnitas del caso.

La familia, que vive en Venezuela, no ha podido tener acceso a ningún dato de la investigación policial. Ha designado a un abogado penalista para representarlos y pedir una investigación en profundidad para aclarar qué fue lo que ocurrió con la mujer y quién o quiénes la acompañaban en el momento de su muerte.

Su cuerpo todavía no ha sido enterrado ni incinerado y sus amigas se han negado a recibir sus pertenencias por el temor de que se quiera cerrar el caso de forma precipitada. Ahora, la decisión de si se debe investigar a fondo la muerte de Ingrid K. queda en manos del Juzgado de Instrucción Número 2 de Ibiza.