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Yolanda Díaz pasa al ataque y estos son sus tres frentes en un otoño caliente
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Una relación ambigua con Pedro Sánchez

Yolanda Díaz pasa al ataque y estos son sus tres frentes en un otoño caliente

La ministra de Trabajo priorizará la acción institucional para recuperar protagonismo. Necesita nuevos éxitos para impulsar su candidatura, pero los enemigos se le acumulan a izquierda y derecha

Foto: Yolanda Díaz se reúne con responsables de la Asamblea Ciudadana por el Clima. (EFE/Luca Piergiovanni)
Yolanda Díaz se reúne con responsables de la Asamblea Ciudadana por el Clima. (EFE/Luca Piergiovanni)
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Yolanda Díaz prosigue su 'proceso de escucha'. Este jueves estuvo en Galicia, en la sierra de O Courel (Lugo), y la próxima semana seguirá el 'road show' en Bilbao. Las diferentes reuniones con colectivos ciudadanos, con expertos y con asociaciones irán dando forma a una opción política: una vez finalizado el proceso se darán a conocer la extensión real del proyecto Sumar, sus ideas clave y sus candidatos. O esa es la teoría, porque la realidad es muy distinta: las opciones de éxito de su candidatura se están jugando en un plano muy alejado de esos actos públicos.

Díaz vive momentos complicados tanto en lo interno, por las presiones de Podemos y las dificultades con Izquierda Unida, como por la rebaja de las expectativas que generó su confirmación como candidata. Necesita un revulsivo que será difícil de encontrar en la campaña de comunicación pública que es el ‘proceso de escucha’. Díaz se ganó un espacio político como la ministra de Trabajo de los ERTE y de la subida del Salario Mínimo Interprofesional. Es un capital simbólico que quedó disminuido tras la guerra de Ucrania: en un contexto de inflación elevada y con un humor social que anticipa una crisis dura, ese caudal ya no le es suficiente.

Las tres medidas

Necesita recuperar el protagonismo que le generó una diferencia, tanto en su espacio político como en el gobierno. Y en ese contexto cabe interpretar las tensiones de esta semana, con sus afirmaciones sobre la negativa a incrementar el gasto en defensa vía Presupuestos o con las apelaciones a la responsabilidad de la patronal. Debe volver a marcar un terreno propio y la acción institucional va a ser prioritaria para ese objetivo, porque es la que más réditos le puede conceder, aunque sea a costa de generar hostilidad con sus socios en el Ejecutivo.

"Debemos seguir actuando sobre los márgenes empresariales de sectores oligopolísticos. Habrá novedades en breve"

La subida del salario mínimo al 60% del salario medio será uno de sus principales objetivos, "ya que es una medida acordada en el programa de gobierno, que cobra aún más importancia en un contexto de escalada de precios", señalan fuentes de su equipo. Creen que no estamos ante un problema de demanda, sino de oferta, y que, por lo tanto, "la negociación colectiva debe desbloquearse y los salarios deben subir para proteger el poder adquisitivo de las familias ante la escalada de precios".

En segunda instancia, tratarán de actuar sobre los precios de los productos que están en la base de la alta inflación, como la energía y los alimentos: "Los salarios no son los causantes, sino las víctimas. Debemos seguir actuando sobre los márgenes empresariales de estos sectores que funcionan como auténticos oligopolios". Fuentes de su equipo advierten de que "habrá más novedades en breve" en ese campo.

La tercera línea de acción será "la ley de alquileres que hay que aprobar este otoño, y que servirá para regular el mercado de una manera más justa y racional, además del tope a la revalorización de los precios".

Recuperar el protagonismo

El éxito, aunque sea parcial, en esos tres campos permitiría a la ministra de Trabajo reactivar sus posibilidades electorales, porque le devolvería a la situación preeminente que tuvo. Sería de nuevo esa figura que es capaz de arrancar concesiones del Gobierno, que exhibe sensibilidad social y que sabe negociar con distintos actores sociales.

Al menos, eso es lo que piensan quienes la aconsejan. Los triunfos institucionales le granjearían aprecio entre los posibles votantes, así como una clara ventaja sobre otros líderes de su mismo espacio político, lo que permitiría seguir la hoja de ruta anterior a la guerra de Ucrania: su popularidad personal más las alianzas con partidos como Más País o los comunes bastarían para contar con un peso electoral suficiente.

La ambigua relación con Sánchez

Este programa, no obstante, se enfrenta a varias dificultades. Por una parte, los logros que consiga dependerán de las concesiones que Sánchez y el PSOE estén dispuestos a realizar. Díaz es la parte minoritaria del Gobierno, lo que significa que cualquier logro posible pasa por el visto bueno de Sánchez. Hasta ahora, esa relación ha sido ambigua, pero positiva: el presidente no ha obstaculizado el protagonismo de Díaz cuando esta se atribuía algún éxito. Ha habido enfrentamientos y también muchas cesiones. Si bien las circunstancias presentes, y más con los presupuestos en el horizonte, garantizan cierta continuidad en la coalición de Gobierno, puede ser de manera distinta en el futuro y más cuando las elecciones se acerquen.

Si las encuestas son poco favorables a Sumar, la tentación del PSOE de ir a por toda la izquierda será difícil de evitar

La futura relación electoral entre Díaz y el PSOE tiene un recorrido complicado. Si las encuestas son poco favorables a Sumar, la tentación del PSOE de ir a por toda la izquierda será difícil de evitar; si Díaz está fuerte, los socialistas tendrían que reaccionar de forma hostil para evitar pérdida de voto. Ese equilibrio improbable condicionará también el margen de maniobra que se le deje en el Gobierno.

Los problemas con la izquierda

Por otra parte, el intento de Díaz de recuperar protagonismo generará animadversión entre sus filas si su propósito, como parece, es lanzar una candidatura personalista. Según afirman desde UP, "Díaz no es Iglesias ni debe serlo. La fórmula de los liderazgos únicos no es buena idea. Díaz ha de rodearse, en su lugar, de gente que tenga peso político y voz y ser un 'primus inter pares'". Si la ministra recobra la popularidad electoral gracias a éxitos institucionales, esa posibilidad tendrá menos recorrido.

En segundo lugar, ha emergido un importante componente ideológico, ya que el complemento por la izquierda del PSOE que pretende ser Díaz resulta cada vez menos simpático a buena parte de su espectro político. Incluso los sindicatos han negado su participación activa en Sumar, lo que es natural, y en especial en un momento que se prevé de tensión con el Gobierno.

"El camino de Yolanda no nos conduce a una buena posición electoral en un tiempo político que es diferente"

La guerra de Ucrania está cambiando la política internacional y el mismo hecho de que Mélenchon haya avanzado en Francia hace pensar que una izquierda diferente puede tener recorrido electoral: una formación que no se limite a las clases jóvenes, urbanas y profesionales y que apueste por dar respuesta a los grandes problemas de la época es también una aspiración creciente. En parte, aseguran desde UP, porque "el camino de Yolanda no nos conduce a una buena posición electoral en un tiempo que es diferente".

En todo caso, Díaz parece abocada a una situación complicada en la que debe librar varias guerras a la vez: contra el PSOE para encontrar de nuevo un lugar propio, contra UP para ganar el margen de maniobra que desea y contra los actores sociales que se negarán a aceptar muchas de sus propuestas. Pero, con todo, quizá lo más complicado no sea su papel en el Gobierno o sus dificultades para dar forma a Sumar, sino la dificultad para leer un momento político distinto: vienen otros tiempos, y quizá las fórmulas pensadas para el pasado ya no tengan la misma validez y eficacia.

Yolanda Díaz prosigue su 'proceso de escucha'. Este jueves estuvo en Galicia, en la sierra de O Courel (Lugo), y la próxima semana seguirá el 'road show' en Bilbao. Las diferentes reuniones con colectivos ciudadanos, con expertos y con asociaciones irán dando forma a una opción política: una vez finalizado el proceso se darán a conocer la extensión real del proyecto Sumar, sus ideas clave y sus candidatos. O esa es la teoría, porque la realidad es muy distinta: las opciones de éxito de su candidatura se están jugando en un plano muy alejado de esos actos públicos.

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