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Cuando Yolanda Díaz desafió a su padre porque "con el PSOE era imposible gobernar"
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El alcalde socialista de Ferrol la expulsó

Cuando Yolanda Díaz desafió a su padre porque "con el PSOE era imposible gobernar"

Rivales y camaradas de Díaz en sus inicios políticos relatan la transformación de la vicepresidenta y líder de Sumar, a la que recuerdan como "impulsiva e intransigente, pero muy prometedora"

Foto: Xosé Manuel Beiras y Yolanda Díaz durante el inicio de la campaña electoral gallega de 2012. (EFE/Xoan Rey)
Xosé Manuel Beiras y Yolanda Díaz durante el inicio de la campaña electoral gallega de 2012. (EFE/Xoan Rey)
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En octubre de 2008, cuando se cumplían 16 meses de alianza en Ferrol, Yolanda Díaz y el resto de sus concejales eran expulsados del gobierno local por el alcalde, Vicente Irisarri. Acababa así la primera experiencia de coalición con el PSOE de la ahora impulsora del movimiento Sumar: restada de sus funciones por un regidor al que días antes había tachado de "autoritario" e "irreflexivo". Aquella edil que no hacía prisioneros ya era vista por rivales y camaradas como "impulsiva e intransigente, pero muy prometedora", mucho más radical que la que se inclinaría ante el Papa 13 años después. En los años siguientes acabaría a la gresca con otro "socio", el histórico dirigente del nacionalismo gallego Xosé Manuel Beiras, y batallaría a cara de perro a Alberto Núñez Feijóo, antes de convertirse en la vicepresidenta 'tranquila' que ahora es de Pedro Sánchez.

"El alcalde no está acostumbrado a negociar ni con los suyos", afirmó en la entrevista que hizo saltar por los aires la efímera coalición ferrolana, un episodio que sirvió de lección para la actual vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo. Eso al menos es lo que opina quien entonces empuñaba el bastón de mando. "Como es inteligente, ha tomado buena nota de aquello, pero, viéndola ahora, también se la reconoce perfectamente: hay perfiles básicos que no cambian con los años", sostiene un allegado de Irisarri.

placeholder Yolanda Díaz interviene en el Consejo Político Nacional de IU en 2013. (EFE/Xoan Rey)
Yolanda Díaz interviene en el Consejo Político Nacional de IU en 2013. (EFE/Xoan Rey)

"¿Las razones de la crisis? Allí hubo sobre todo una descarnada lucha de egos", afirma una periodista local que siguió de cerca el enfrentamiento. Era el alcalde una persona de tanta personalidad como Díaz. Y el pacto, un pacto difícil, como todos en una ciudad en la que jamás un regidor ha logrado repetir mandato. Ella lideraba al grupo de Esquerda Unida, la versión gallega de IU. La gota que colmó su paciencia fue una subida de sueldo de Irisarri que consideró inaceptable en plena crisis. Seis días después de despacharse contra él, ella y todo su grupo estaban de patitas en la calle.

Díaz desafió a su padre, líder sindicalista y del PCE, al defender una Esquerda Unida menos dialogante con el PSOE, con quien consideraba "imposible gobernar"

No fue el primer golpe en la mesa de Yolanda Díaz en sus primeros pasos políticos. Se había puesto enfrente incluso de su propio padre, el líder sindicalista Suso Díaz, también del PCE, cuando ella defendía una Esquerda Unida menos dialogante con el PSOE, partido con el que, todavía en 2014, consideraba que era "imposible gobernar". Esto último fue en la época en la que embarcó a Esquerda Unida en la nave de Podemos para crear En Marea, el partido con el que hizo la travesía a Madrid. No sin resistencia de gran parte de la militancia de EU.

En lo del acercamiento a Pablo Iglesias, algún antiguo rival encuentra un patrón de comportamiento. "Siempre supo acercarse a gente con tirón para conseguir sus objetivos", sostiene un exconcejal del PP en Ferrol. Según esa teoría, tras una primera decepción en las municipales de 2003, en las que no logró ningún acta de concejal, en 2007 recurrió a un histórico del PC, Fernando Miramontes, como número dos. Y, después de fallar en las autonómicas de 2005 y 2009, repitió en 2011 de la mano del histórico dirigente nacionalista Xosé Manuel Beiras. "Y lo volvió a hacer con Pablo Iglesias: fue de su mano para lograr sentarse en el Congreso", le acusa el mismo adversario.

placeholder Gaspar Llamazares y Yolanda Díaz al inicio de una reunión del Consejo Político de Izquierda Unida en 2009. (EFE/Chema Moya)
Gaspar Llamazares y Yolanda Díaz al inicio de una reunión del Consejo Político de Izquierda Unida en 2009. (EFE/Chema Moya)

El pacto ferrolano con el PSOE de 2007 le brindó su primera —aunque breve— experiencia de gobierno. Se convirtió en primera teniente de alcalde y responsable de Cultura y Fiestas, tras una alianza que precisó del apoyo del BNG. Suya fue, por ejemplo, la idea de Las Meninas de Canido, una intervención artística que eclosionó como Itinerario de Interés Turístico Europeo. "Como concejala, dejó buen recuerdo, pero sus relaciones con el alcalde y su tendencia a estar en todas las protestas callejeras la desgastaron", apunta un edil de la época. De ella se recuerda también "una notable habilidad buscando los temas de impacto social", como la crisis de Navantia, un polémico pregón de Semana Santa o la oposición a la regasificadora de Mugardos. "Estaba en el Gobierno y en la calle, y eso es delicado".

En el Parlamento regional sacó de sus casillas a Feijóo, al que llamó "macarra" o "mafioso", aunque después se les pudo ver compartiendo café o del brazo por los pasillos

Otros concejales alaban sin tapujos su buen hacer en el Ayuntamiento, pese a militar en el bando que acabaría expulsándola. "Fueron 16 meses de gobierno, hubo discrepancias y se rompió, pero en muchos casos llegamos a acuerdos, en el fondo teníamos similitudes en el proyecto, a pesar de que las cuestiones del día a día nos fueran desgastando un poco", recuerda el actual alcalde, el socialista Ángel Mato, que entonces tenía competencias en Urbanismo. "Todos evolucionamos, pero seguimos siendo los mismos, con más experiencia, con más conocimiento de gestión pública, pero Yolanda sigue siendo la misma. Hablé con ella no hace mucho y pude comprobarlo".

placeholder Yolanda Díaz y el presidente del comité de empresa de Navantia en Ferrol, Ignacio Naveiras (2i), durante una contracción en Madrid. (EFE/Lavandeira Jr)
Yolanda Díaz y el presidente del comité de empresa de Navantia en Ferrol, Ignacio Naveiras (2i), durante una contracción en Madrid. (EFE/Lavandeira Jr)

De esa facilidad para el trato personal pueden dar cuenta todos sus rivales políticos, que han trabado una relación más o menos estrecha con ella a pesar de sus diferencias, con la excepción de Beiras. Se la podía ver por el Parlamento con el mismísimo Feijóo, compartiendo café o caminando del ganchete por los pasillos, después de despacharlo en un pleno con epítetos como "macarra" o "mafioso". Y en su círculo más próximo mantienen que el distanciamiento que ahora puede apreciarse con Pablo Iglesias no afecta a una relación de amistad que se remonta a 2012. Como es sabido, ese año, un Iglesias al que había conocido en 2001 en unas jornadas del PCE fue enviado por Izquierda Unida como asesor de la exitosa campaña en la que concurrió con los nacionalistas de Beiras, que acababa de romper con el BNG. Con 15-M muy reciente, en Galicia ya germinaba el embrión de Podemos.

A Pablo Iglesias le conoció en 2001 en unas jornadas del PCE, a donde él fue enviado por Izquierda Unida como asesor. Son amigos desde 2012

La Alternativa Galega de Esquerdas (AGE) fue un éxito electoral. Irrumpió como tercera fuerza política de Galicia con nueve diputados (cinco de EU y cuatro de Anova) y el 14% de los votos, pero pronto se comprobó que el sustrato comunista de la formación de Díaz no mezclaba con el anticapitalismo teórico de Beiras, con quien compartía el cargo de portavoz del grupo. Su distanciamiento fue tan progresivo como imparable, sobre todo a partir de que, en las siguientes autonómicas, maniobrara para impedir la candidatura del veterano nacionalista a presidir la Xunta. "Yolanda Díaz es la primera persona que me traicionó", la acusó Beiras.

placeholder Xosé Manuel Beiras y Yolanda Díaz durante el inicio de la campaña electoral gallega de 2012. (EFE/Xoan Rey)
Xosé Manuel Beiras y Yolanda Díaz durante el inicio de la campaña electoral gallega de 2012. (EFE/Xoan Rey)

Antes de eso, la entrada de AGE revolucionó a la Policía en el Parlamento gallego, que vivió una tensión que no se recordaban desde las primeras legislaturas, cuando los diputados nacionalistas eran expulsados por negarse a jurar la Constitución, o un Beiras no tan veterano golpeaba su zapato contra el escaño para oponerse a la reforma electoral de Fraga de 1983. De nuevo con el nacionalista como protagonista, pero con Yolanda Díaz igualmente lanzada contra el PP y contra Feijóo. Sin tregua, lo tachó de "machista", le afeó su amistad con el narco Marcial Dorado o se refirió a él como "el Padrino". "AGE ejerce la mayor violencia en 30 años de democracia", le replicaba el entonces presidente de la Xunta.

Pasada casi una década, Díaz ha escalado en el Gobierno y se presenta como alternativa a la izquierda del PSOE, al tiempo que su antiguo rival gallego, hoy presidente del PP, hace lo propio a su derecha. El destino parece tenerles reservado un segundo asalto de sus broncas en la Cámara autonómica, trasladadas al Congreso de los Diputados. Lo que es seguro es que, por muy duros que sean sus enfrentamientos, seguirán charlando amigablemente en cuanto las cámaras los dejen de enfocar.

En octubre de 2008, cuando se cumplían 16 meses de alianza en Ferrol, Yolanda Díaz y el resto de sus concejales eran expulsados del gobierno local por el alcalde, Vicente Irisarri. Acababa así la primera experiencia de coalición con el PSOE de la ahora impulsora del movimiento Sumar: restada de sus funciones por un regidor al que días antes había tachado de "autoritario" e "irreflexivo". Aquella edil que no hacía prisioneros ya era vista por rivales y camaradas como "impulsiva e intransigente, pero muy prometedora", mucho más radical que la que se inclinaría ante el Papa 13 años después. En los años siguientes acabaría a la gresca con otro "socio", el histórico dirigente del nacionalismo gallego Xosé Manuel Beiras, y batallaría a cara de perro a Alberto Núñez Feijóo, antes de convertirse en la vicepresidenta 'tranquila' que ahora es de Pedro Sánchez.

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