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Un partido islamista echa raíces en España y capta a jóvenes para que sean "soldados de Alá"
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Tras el movimiento Hizb ut Tahrir (I)

Un partido islamista echa raíces en España y capta a jóvenes para que sean "soldados de Alá"

La organización lleva años en el radar de las fuerzas de seguridad y tiene su epicentro en Barcelona. Está detrás del envío de terroristas para hacer la yihad en Siria. En Alemania, fueron ilegalizados

Foto: Acto de la organización islámica Hizb ut Tharir en Copenhague, Dinamarca, en 2019. (Getty/Ole Jensen)
Acto de la organización islámica Hizb ut Tharir en Copenhague, Dinamarca, en 2019. (Getty/Ole Jensen)
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Un partido político radical llamado Hizb Ut Tahrir (Partido de Liberación Islámica) ha echado raíces en España y preocupa a las fuerzas de seguridad del Estado. Es un movimiento que se ha extendido por diversas partes del mundo, especialmente tras la guerra en Siria, y los expertos en la lucha antiterrorista lo acusan de estar detrás de la captación y el envío de múltiples jóvenes a combatir como terroristas a lugares en conflicto. Su objetivo es establecer un califato mundial bajo el mandato de la 'sharia'. Su presencia ha provocado ya intensos debates en países como Reino Unido o Dinamarca y en Alemania ha sido ilegalizado.

“Hizb Ut Tahrir promueve con sus mensajes un fuerte sectarismo antioccidental que genera intolerancia y odio hacia los que señalan como los enemigos del islam y alienta a la comisión de comportamientos violentos”, advierte la Fiscalía en un escrito remitido a la Audiencia Nacional. Tuvieron una participación activa en el conflicto sirio, que comenzó con un movimiento para derrocar al presidente Bashar al Asad y terminó conformando un avispero de grupos radicales. La marca con la que combatió este partido se llamó Brigada Ansar al-Khilafah y estableció conexiones con grupos yihadistas de la contienda como el Frente Al Nusra, la filial de Al Qaeda.

El Partido de Liberación Islámica tiene una fuerte presencia, especialmente en Barcelona, donde se han detectado integrantes dedicados a captar y adoctrinar adeptos con los que nutrir grupos terroristas. El perfil de los nuevos miembros es de jóvenes musulmanes vulnerables relacionados con la delincuencia común o pertenecientes a familias desestructuradas. “Una vez seleccionados los candidatos, les ofrecen su ayuda y comienzan a controlar su modo de vida. En un primer momento, les inculcan un odio visceral hacia la sociedad occidental, a la que culpabilizan de todos sus problemas, y poco a poco les van introduciendo en su versión totalitaria de la religión islámica”, sostiene la Fiscalía. Su organización y comportamiento son como los de un partido, si bien no participan en elecciones. Sus objetivos son más a largo plazo. En algunos países como Reino Unido ya han hecho concentraciones y actos de cierta envergadura.

"Hizb ut Tahrir tiene como objetivo restaurar el Estado islámico para que regrese el gobierno de lo que Alá reveló"

Fuentes policiales cifran en torno a 150 los miembros activos del partido en España, aunque advierten de que alrededor suyo hay más gente que simpatiza con ellos. Todavía no tienen la misma implantación que en Reino Unido, donde tienen su base de operaciones europea y han llegado a realizar manifestaciones. "El estado mayor, por así decirlo, son casi todos palestinos o sirios, pero luego la infantería media son la mayoría marroquíes en España, porque es el principal foco de migración, igual que en Reino Unido son pakistaníes", describen desde la Comisaría General de Información de la Policía Nacional.

"No tienen un carné de partido —explican las mismas fuentes policiales—, pero forman células independientes de entre cinco y siete personas para no llamar la atención". Celebran reuniones y estudian los textos de su fundador, un erudito palestino que contemplaba la yihad violenta como herramienta válida para conseguir el califato. Están considerados un eslabón más del movimiento yihadista global y su principal peligro son los mensajes de odio que se comparten en sus reuniones para las que captan a posibles nuevos miembros.

Foto: Ilustración: Learte.
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Cuentan con una página web en la que no esconden su objetivo de “revivir” los tiempos gloriosos del califato y despertarlo del “severo declive que había alcanzado”. Defienden la obligación de liberar a la comunidad musulmana de “las leyes de los infieles y la dominación de los Estados”. “Hizb ut Tahrir también tiene como objetivo restaurar el Estado islámico para que regrese el gobierno de lo que Alá reveló”. “El partido tiene como objetivo el renacimiento correcto de la Ummah [comunidad musulmana] a través del pensamiento ilustrado. También se esfuerza por devolverla a su poder y gloria anteriores, de modo que arrebate las riendas de la iniciativa de otros Estados y naciones, y regrese al lugar que le corresponde como el primer Estado del mundo, como lo fue en el pasado”, añaden.

Infraestructura mediática

Las fuerzas de seguridad tienen acreditadas esas reuniones periódicas en España en que se comparten libros o vídeos con una narrativa atractiva. Poco a poco les acaban convenciendo de que la violencia es un recurso legítimo y les presentan las bondades de convertirse en 'soldados de Alá' para recuperar los territorios que “históricamente les pertenecen”. La página web ofrece contenidos en inglés, turco, urdu (Pakistán e India), farsi (idioma persa) y alemán. Además, cuenta con enlaces a sucursales mediáticas del partido en 32 países de todo el mundo, donde se centran en temáticas de interés local. Se dividen entre países musulmanes y occidentales.

placeholder Seguidores de Hizb ut Tahrir protestan contra la revista satírica 'Charlie Hebdo' tras la publicación de una imagen de Mahoma, en 2015. (Reuters/Mohamad Torokman)
Seguidores de Hizb ut Tahrir protestan contra la revista satírica 'Charlie Hebdo' tras la publicación de una imagen de Mahoma, en 2015. (Reuters/Mohamad Torokman)

Algunos de sus miembros ya han pasado por la Audiencia Nacional para ser juzgados por terrorismo. El caso más reciente es el de tres hermanos que se sentaron en el banquillo el mes pasado acusados de un delito de integración en organización terrorista por el que les piden nueve años de cárcel. Son los hermanos Khalid, Ben Gacem y Hicham Lamghari. Tienen 48, 60 y 46 años, respectivamente. Los tres nacieron en Marruecos, pero se trasladaron a vivir a Barcelona. Allí fueron detenidos el 5 de julio de 2020. Se encuentran a la espera de sentencia. Ante los jueces negaron ser terroristas, pero reconocieron las reuniones clandestinas en Barcelona.

A uno de esos encuentros acudió un joven marroquí llamado Mohamed Kaouch, vecino suyo que comenzó a radicalizarse en 2008 tras un paso por la cárcel Modelo. Le permitieron seguir cumpliendo condena en régimen abierto y ahí fue cuando conoció a los hermanos Lamghari, con los que se citaba en lugares de la ciudad junto a otros jóvenes. En 2014 viajó hasta Marruecos en coche junto a otro habitual de los encuentros llamado Yaseen Tauil. Desde su país natal se desplazó a Turquía y de ahí pasó a Siria para unirse a las filas de Estado Islámico. Kaouch siguió manteniendo contacto telefónico con España y en 2018 fue procesado en la Audiencia Nacional al conocer su situación. Para entonces llevaba un año y medio muerto, fruto de un bombardeo. La familia fue avisada por el joven que se marchó con él en coche desde Barcelona.

Enviados a hacer la yihad desde España

Las fuerzas de seguridad españolas arrestaron en marzo de 2015 a dos hermanos menores de edad llamados Chakir y Chakib Achataoui cuando estaban iniciando el viaje a Siria para hacer la yihad. Residentes en Barcelona, ellos y su familia también eran del partido. Fueron condenados un año después por el Juzgado de Menores de la Audiencia Nacional. En este mismo tribunal fue juzgada y condenada en 2017 su madre, Rihmouy. Los hermanos Zakaria Ben Fatina y Hamza Ben Fatina también marcharon a Siria junto al joven Bilal Chaoui. Del primero no se sabe nada, el segundo murió en junio de 2016 combatiendo, el tercero fue arrestado en Marruecos tras dejar Siria. También están vinculados a Hizb ut Tahrir, como Axharaf Jouied, en paradero desconocido. Desde 2016, al menos 21 individuos relacionados con este movimiento han sido investigados, juzgados o condenados por su relación con el yihadismo.

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En julio del año pasado, el Tribunal Supremo confirmó la condena contra otros dos por adoctrinamiento. Se llaman Anouar Bensaddik y Abdelmounaim Bennassar. El primero de ellos llegó a emprender también el viaje a Siria, pero se tuvo que volver antes de llegar por falta de financiación. El alto tribunal confirmó la sentencia de la Audiencia Nacional y relató los contactos que el grupo tenía entre sus miembros y su manera de retroalimentarse a través de las redes sociales. En sus recursos, ambos denunciaron que se había vulnerado su libertad religiosa. “Cuando sobre la base de esta creencia se camina hacia el denominado fenómeno yihadista, se produce un cambio cualitativo relevante que es lo que justifica la acción penal”, contestaron los jueces del Supremo.

Estas investigaciones y condenas recientes han confirmado las teorías de expertos en la materia como los investigadores Javier Jordán y Sol Tarrés, profesores de la Universidad de Granada y Huelva respectivamente. En 2007 ya advertían de la presencia de esta corriente en España y del riesgo de ir a más en los años siguientes. Las fuentes de la lucha antiterrorista destacan su impulso tras la guerra siria, pero el año de su fundación fue 1953 en Jerusalén, por Muhammad Taqi al-Din. Su líder actual se llama Ata Abu Rashta, quien se cree vive en Líbano.

placeholder Operación antiyihadista de la Policía Nacional. (EFE)
Operación antiyihadista de la Policía Nacional. (EFE)

Un movimiento político

En Alemania, en cambio, el Ministerio del Interior prohíbe las actividades del grupo desde 2008, a partir de una reforma para ello de la Ley de Asociaciones. Para justificar la ilegalización se alegaba que las actividades de esta organización atentaban contra la idea del entendimiento entre los pueblos y que con ellas se defendía la utilización de la fuerza como medio para lograr objetivos políticos.

No es fácil descifrar este movimiento. La Justicia española vincula a sus seguidores con el terrorismo yihadista, pero estudios sobre Hizbt ut Tahrir apuntaban más a un grupo político contrario al concepto de estado-nación, según advierte otro estudio del doctor en Ciencia Política y profesor de la Universidad CEU San Pablo Antonio Alonso. Este experto analizó en 2008 sus discursos y llegó a la conclusión de que, al menos en ese momento, se debería calificar como un movimiento social islamista revolucionario, con más de medio siglo de historia y con una estructura de mando piramidal. Coincide Antonio Alonso con la peligrosa ambigüedad de sus mensajes ante la violencia o las relaciones con grupos yihadistas. El Ministerio de Defensa, en un informe de 2009, también señaló al Partido de la Liberación como un movimiento en auge en España y “puerta de entrada” hacia la radicalización.

Un partido político radical llamado Hizb Ut Tahrir (Partido de Liberación Islámica) ha echado raíces en España y preocupa a las fuerzas de seguridad del Estado. Es un movimiento que se ha extendido por diversas partes del mundo, especialmente tras la guerra en Siria, y los expertos en la lucha antiterrorista lo acusan de estar detrás de la captación y el envío de múltiples jóvenes a combatir como terroristas a lugares en conflicto. Su objetivo es establecer un califato mundial bajo el mandato de la 'sharia'. Su presencia ha provocado ya intensos debates en países como Reino Unido o Dinamarca y en Alemania ha sido ilegalizado.

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