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La yihad mediática, el éxito de los terroristas del 17-A
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pasados unos días DE LOS ATENTADOS DE CATALUÑA

La yihad mediática, el éxito de los terroristas del 17-A

Los dos puntales de la estrategia del yihadismo transnacional son el frente armado y el de la comunicación. Sus mensajes son cada vez más virales y mantienen muy viva la llama de la yihad

Foto: Fotograma del vídeo llamado "La conquista de Barcelona" del ISIS. (EFE TV)
Fotograma del vídeo llamado "La conquista de Barcelona" del ISIS. (EFE TV)

Los yihadistas de Ripoll llegaron al minuto 89 con la victoria en las manos. Solo su impericia en el manejo de los explosivos y la muerte del líder operativo frustró sus planes, unos planes muy ambiciosos. Una célula de no menos de 12 terroristas pretendía cometer un atentado descomunal al estilo de los que se vienen ejecutando en Irak. Ni más ni menos, era el grupo yihadista más numeroso que ha operado en Europa desde el del 11-M e intentaba superar la cantidad de víctimas de los ataques de Madrid en 2004.

Pero la macabra improvisación posterior a la explosión de Alcanar está lejos de suponer un fracaso para los yihadistas. El atropello en las Ramblas y algunos apuñalamientos que acabaron con la vida de 15 personas hasta el momento representan un triunfo para quienes idearon los atentados. En la búsqueda de mantener viva la llama de la yihad, no solo ha sido un éxito para la célula de Ripoll haber urdido los ataques al margen del conocimiento de las fuerzas policiales del Estado, sino que la cobertura mediática global, el eco frenético de las redes sociales y el vídeo de propagandístico del ISIS han servido como altavoces a la misión del yihadismo.

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Esa misión esencial del yihadismo es ideológica y está relacionada con la creación de una conciencia islámica transnacional, también entre los musulmanes de Europa, que comulgue con el mensaje que se quiere comunicar.

La propaganda yihadista se amplifica por una simbiosis involuntaria entre las productoras de los grupos terroristas, las redes sociales y los medios

En el seno del islam político actual y desde los años ochenta hay una corriente de contestación política y cultural que usa las armas para lograr sus objetivos. Si no fuera violencia política, el yihadismo no sería terrorismo. Y todo movimiento ideológico necesita su propaganda. En este caso, esa propaganda se amplifica por una simbiosis involuntaria entre las productoras de los grupos terroristas, las redes sociales y los medios. Es lo que su literatura llama ‘yihad mediática’. Este fundamento les resulta básico para reclutar nuevos adeptos y para provocar el terror a los ellos consideran sus enemigos.

placeholder 'Nueva arma de Al Qaeda', Amyad Rasmi, diario Asharq al Awsat, 06/05/2006.
'Nueva arma de Al Qaeda', Amyad Rasmi, diario Asharq al Awsat, 06/05/2006.

Un vídeo modélico de propaganda

El aluvión de memes en Twitter con la imagen del yihadista nacido en Córdoba y emigrado a Siria, Muhammad Yasin Ahram Pérez, no solo sirve a la ciudadanía de catarsis escapatoria de una cruda realidad, sino que también da fe de cómo esos vídeos se hacen virales en cuestión de horas y llegan de forma masiva a los que se suponen “aterrorizados”.

Sin embargo, el problema medular radica en que esas imágenes son también vistas por potenciales adeptos a su causa política. Así, consiguen un efecto propagandístico muy resonante a través de un lenguaje que apela a unos códigos del acervo cultural islámico que cualquier musulmán del mundo puede comprender. Por esta razón, en el vídeo en el que ISIS se atribuye la autoría del 17-A , Abu Leiz al Qurtubi, el joven nacido en Córdoba, habla de la reconquista de Al Andalus, la Inquisición o los cruzados.

“Ese vídeo es un ejercicio de comunicación brutal, donde se habla en español, francés y árabe, está protagonizado por un muchacho cordobés con una larga huella de actividades en redes sociales y tiene un acabado muy profesional”, explica Chema Gil, codirector del Observatorio Internacional de Seguridad. Añade este experto: “Las imágenes ofrecen una muestra clara de que el terrorismo yihadista es una amenaza poliédrica y líquida que no solo se debe combatir militar y policialmente, sino también en el terreno de las ideas y, por tanto, en la narrativa de los medios de comunicación”.

“Mantener el clima yihadista”

La pervivencia de la llama yihadista se sustenta en ejecutar acciones terroristas espectaculares y en provocar la difusión de amenazas creíbles que tengan un gran impacto, principalmente en Occidente. Así lo escribió uno de sus principales teóricos y estrategas, el español de origen sirio Mustafa Setmariam, en su ‘Llamamiento a la resistencia islámica mundial’. Es lo que él denominó como "yihad mediática" (‘al yihad al ilami’), fundamento básico para aterrorizar a los enemigos y mantener y fortalecer un "clima yihadista" (‘al manaj al yihadi’) entre los musulmanes y así alimentar el espíritu de lucha.

En uno de sus extractos, le decía Al Zawahiri a Al Zarqawi: "Libramos una batalla y más de la mitad de esta se desarrolla en los medios de comunicación"

Así, desde los orígenes del movimiento yihadista en el Afganistán de la década de 1980, los líderes del yihadismo han estado ávidos de tener las cámaras cerca de sus labios y su subfusil. Durante varios años, Osama bin Laden se sintió cómodo al conceder entrevistas a medios de gran influencia hasta que las condiciones de seguridad se lo impidieron, entre otras a: 'The Independent' en 1996, CNN en 1997, ABC News en 1998 o al canal de TV catarí Al Jazeera en octubre de 2001, tan solo un mes después de los atentados del 11-S.

placeholder Osama bin Laden usaba los vídeos para expandir su mensaje.
Osama bin Laden usaba los vídeos para expandir su mensaje.

En julio de 2005, Aiman al Zawahiri, número dos de Al Qaeda, remitió una carta a Abu Musaab al Zarqawi, entonces al mando de la filial de esa organización en Irak y ahora ya fallecido, en cuyo texto le reprochaba su violencia operativa (decapitaciones de extranjeros, masacres de chiíes) y la difusión de contenidos audiovisuales de tal crueldad que no beneficiaban a la imagen de la yihad. En uno de sus extractos, le decía Al Zawahiri a Al Zarqawi: “Libramos una batalla y más de la mitad de esa batalla se desarrolla en los medios de comunicación. Estamos involucrados en la batalla mediática para conquistar los corazones y conciencia de la gente de nuestra ‘umma’. Podemos matar a los cautivos simplemente con balas”.

Pero esa contención de la Al Qaeda de comienzos de siglo ha sido ampliamente superada por la violencia desmesurada de los nuevos yihadistas que actúan en Oriente Próximo, Europa o África. Los vídeos propagandísticos del ISIS dan buena cuenta de ello. Después de las guerras de Afganistán, Irak y Siria, lejos de menguar la llama del islamismo extremista, se mantiene muy viva, especialmente en Europa.

Los yihadistas de Ripoll llegaron al minuto 89 con la victoria en las manos. Solo su impericia en el manejo de los explosivos y la muerte del líder operativo frustró sus planes, unos planes muy ambiciosos. Una célula de no menos de 12 terroristas pretendía cometer un atentado descomunal al estilo de los que se vienen ejecutando en Irak. Ni más ni menos, era el grupo yihadista más numeroso que ha operado en Europa desde el del 11-M e intentaba superar la cantidad de víctimas de los ataques de Madrid en 2004.

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