Diputados y senadores del PP apuestan por una abstención ante el decreto
Feijóo tendrá la última palabra tras las negociaciones que se están manteniendo con Moncloa. El partido considera que hay que romper con la oposición de Casado de "no a todo"
El PP afronta la primera votación importante en el Congreso de la era Feijóo. El Gobierno busca su apoyo para sacar adelante el decreto de medidas para hacer frente a la escalada de precios. Moncloa está negociando a varias bandas. La crisis con sus socios de legislatura por el espionaje a líderes independentistas ha obligado al ministro de Presidencia, Félix Bolaños, a acercarse a los populares. La primera opción sigue siendo la 'mayoría Frankenstein'. Si finalmente se sacase el plan económico con la derecha, la brecha con ERC y Bildu se agrandará y debilitaría a Sánchez. Génova se dejará querer, pero insisten en que Moncloa debe incluir alguna de las propuestas.
En el documento que envió a la Moncloa, están, por ejemplo, la rebaja del IVA de la luz y el gas al 4 por ciento, deflactar el IRPF para quienes declaren ingresos por debajo de 40.000 euros o ayudas directas para rentas menores a 17.000 euros.
Entre los populares hay debate sobre el sentido del voto que ordenará Feijóo a sus diputados mañana. En las bancadas de Congreso y Senado son muchos los que apuestan por que se opte por una abstención, aunque finalmente el Gobierno no sea generoso. El argumento es que hay que marcar distancias con la oposición del “todo no” que impuso Pablo Casado. Precisamente el propio Feijóo fue uno de los barones que rechazaba el no a la reforma laboral que acabó con el escándalo del fallo en el voto del diputado del PP, Alberto Casero, y el cambio de voto de última hora de los dos diputados de Unión del Pueblo Navarro. El presidente de la Xunta, que dejará de serlo en las próximas horas, según anunció hoy en el Parlamento gallego, era de los que defendía apoyar el texto acordado con la patronal y sindicatos al entender que, pese a las modificaciones, se mantenía el espíritu de la reforma de Fátima Báez que aprobó el Gobierno de Mariano Rajoy en 2012.
“Hay que presionar hasta el último minuto para que Moncloa incluya alguna de nuestras medidas y, si no se logra, abstenernos”, asegura un veterano del PP. Hay cuórum en que sería muy difícil explicar a los ciudadanos que se vota en contra de propuestas que incluyen decretos como mantener los descuentos en el precio de la gasolina. En los territorios también se espera que finalmente se opte como mal menor por una abstención. A esta hora solo Feijóo lo sabe. El nuevo líder del PP ha manifestado desde su llegada que su intención es llegar a grandes pactos de Estado con el PSOE. Considera que es necesario dar estabilidad al sistema, pero, según reconocen en su equipo, las primeras impresiones sobre el diálogo con el sanchismo no son buenas.
Feijóo se sintió engañado tras el incumplimiento de Sánchez en el primer acuerdo que se selló en la Conferencia de Presidentes celebrada en La Palma. El popular movilizó a todos sus barones para pactar una declaración conjunta. A cambio, el Gobierno se comprometió a bajar los impuestos y no lo ha hecho. La preparación de la visita a Moncloa también acabó en fricciones. Presidencia filtró a la prensa los puntos de su orden del día para el encuentro tras negárselo a Génova. Ya en harina, el presidente, según relataron fuentes populares, no se interesó por debatir medidas económicas a las que habría dedicado apenas 15 minutos.
Hoy esperará a que su hombre para las cuestiones económicas, Juan Bravo, le reporte el estado de la cuestión con el ministro Bolaños. “Es imposible que no les sirva ninguna de nuestras medidas”, insisten en las filas de los populares. Sánchez, que ha cancelado su viaje a Moldavia y Polonia para estar presente en el Congreso por lo ajustado de los números, ya ha lanzado públicamente en la sesión de control el señuelo. Ha pedido formalmente al PP que se sume a su propuesta. No ha ofrecido nada más allá de la estrategia política de situar a los populares una vez más como una oposición “irresponsable” que hace seguidismo de Vox.
Feijóo tendrá que argumentar muy bien su posición sea cual sea. Un no daría alas al discurso de la izquierda y no se entendería en buena parte del partido. En la planta noble de Génova, recuerdan que el PSOE quiere un acuerdo para desbloquear el Consejo del Poder Judicial. Para los socialistas es urgente porque quieren tomar el control del Tribunal Constitucional que próximamente cambiará a cuatro de sus magistrados. Feijóo ya ha advertido de que para su partido lo urgente es aliviar los efectos de la inflación. Las negociaciones en lo económico y judicial son diferentes, pero no se descarta que unas favorezcan las otras. El PP no quiere dar la imagen de que solo pacta con el PSOE para repartirse jueces.
El PP afronta la primera votación importante en el Congreso de la era Feijóo. El Gobierno busca su apoyo para sacar adelante el decreto de medidas para hacer frente a la escalada de precios. Moncloa está negociando a varias bandas. La crisis con sus socios de legislatura por el espionaje a líderes independentistas ha obligado al ministro de Presidencia, Félix Bolaños, a acercarse a los populares. La primera opción sigue siendo la 'mayoría Frankenstein'. Si finalmente se sacase el plan económico con la derecha, la brecha con ERC y Bildu se agrandará y debilitaría a Sánchez. Génova se dejará querer, pero insisten en que Moncloa debe incluir alguna de las propuestas.
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