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Feijóo deja fuera de su agenda la investidura de Mañueco para no coincidir con Abascal
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Vox retrasa los plazos

Feijóo deja fuera de su agenda la investidura de Mañueco para no coincidir con Abascal

En el equipo del gallego, justifican que no hay nada en el calendario más allá del congreso del PP y que priorizará los actos de la Xunta frente al partido mientras siga en el cargo

Foto: Alfonso Fernández Mañueco y (i) y Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Nacho Gallego)
Alfonso Fernández Mañueco y (i) y Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Nacho Gallego)

El presidente de las Cortes de Castilla y León, Carlos Pollán, tendría que convocar hoy la investidura de Alfonso Fernández Mañueco para que pueda celebrarse antes del congreso del PP que este fin de semana encumbrará a Alberto Núñez Feijóo como líder. Vox es quien maneja los tiempos, ya que dentro del acuerdo firmado con los populares se hizo con la presidencia de la Cámara: “No hay que precipitarse, lo importante es hacer las cosas bien”. Los de Santiago Abascal han dilatado los plazos y aumentado sus exigencias para votar sí, pese a que cerraron un documento donde se recogían el programa y un reparto de carteras de igual proporción al que se selló con Ciudadanos. Ante este calendario, Feijóo tendrá entre sus primeras citas como presidente del PP la puesta de largo de uno de sus barones. Desde el equipo del gallego, aseguran que “aún no tienen agendado” nada más allá del cónclave de Sevilla del 1 y 2 de abril. Las mismas fuentes hacen hincapié en que mientras siga al frente de la Xunta, la prioridad serán las obligaciones institucionales tanto en el Gobierno como en la actividad del parlamento gallego. Es decir, no tiene especial interés en acudir a Castilla y León y que su imagen aparezca ligada al primer pacto que se firma con la ultraderecha.

Desde el PP, ya aventuran que la relación con el partido verde estará siempre basada en la ambigüedad. “El presidente buscará una fórmula para dar su apoyo a Mañueco sin tener que darle el gusto a Abascal de hacerse la fotografía juntos”, asegura un veterano parlamentario. Tradicionalmente, el presidente del partido ha estado en las tomas de posesión de sus líderes territoriales. Pablo Casado sí estuvo con Mañueco en la anterior legislatura. Incluso acompañó al propio Feijóo junto a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el expresidente Mariano Rajoy. También hizo despliegue la dirección nacional en Andalucía ante el hito histórico que supuso que Juanma Moreno lograse desbancar al PSOE de la Junta casi 40 años después.

Foto: Santiago Abascal, durante una sesión en el Congreso. (EFE/Javier Lizón)

Entre los populares, no hay dudas de que Vox ha retrasado la investidura a la espera de que el nuevo líder del PP oficialice su cargo para que se “retrate”. Si finalmente Feijóo no acude bajo la justificación de sus tareas como gestor, tendrá que mandar una delegación para arropar a uno de los barones clave en el giro que le permitió llegar a lo más alto del partido y que a futuro tiene también mucho que decir dentro de la cuota de territorios. A la espera de conocer quién será el secretario o la secretaria general, con Esteban González Pons y Fátima Báñez a la cabeza, es seguro que se buscará una representación de nivel.

Aunque hasta que no se conozca la fecha de manera oficial desde la Comunidad de Madrid no confirmarán la asistencia, Isabel Díaz Ayuso es una de las que suenan como fijas. Mantiene una excelente relación con Mañueco y participó activamente en la campaña electoral, pero sin lugar a dudas lo más determinante es que apuesta por las alianzas con Vox sin complejos. Aún resuena, para bien o para mal, aquella declaración durante uno de los actos previos al 13-F, donde aseguró: “Prefiero pactar con el partido de Ortega Lara que con los que pactan con quienes lo secuestraron”. En el caso contrario está el barón andaluz, al que ante su próxima cita en las urnas una imagen bendiciendo una coalición con Vox puede lastrarle. El mantra desde Andalucía es y será que “cada territorio es diferente”.

Foto: El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Lavandeira jr)

Los de Abascal niegan que haya estrategia política en los plazos. A nadie se le escapa que teniendo el control de los tiempos desde la presidencia de la Cámara y tratándose de su bautismo como parte de un Gobierno, la presencia de Abascal está más que garantizada, salvo causa mayor, aunque oficialmente la dejan en el aire. En Vox, siguen manteniendo que la única causa para no promover ya la presidencia de Mañueco es la necesidad de “limar” cuestiones programáticas que con la premura de la constitución de las Cortes, el 10 de marzo, quedaron bajo su punto de vista “abiertas” y que en el futuro pueden provocar choques en el día a día del Ejecutivo.

El PP ya ha advertido de que no traspasará ninguna de sus líneas rojas en cuestiones como lo que afecta a las políticas de violencia de género y achaca la demora a la falta de personal en Vox para cubrir los puestos en la Junta. El entorno de Mañueco reconoce que el presidente vive con cierta “perplejidad” cómo están manejando sus socios esta etapa. Él tiene experiencia y ya está preparando su discurso.

El presidente de las Cortes de Castilla y León, Carlos Pollán, tendría que convocar hoy la investidura de Alfonso Fernández Mañueco para que pueda celebrarse antes del congreso del PP que este fin de semana encumbrará a Alberto Núñez Feijóo como líder. Vox es quien maneja los tiempos, ya que dentro del acuerdo firmado con los populares se hizo con la presidencia de la Cámara: “No hay que precipitarse, lo importante es hacer las cosas bien”. Los de Santiago Abascal han dilatado los plazos y aumentado sus exigencias para votar sí, pese a que cerraron un documento donde se recogían el programa y un reparto de carteras de igual proporción al que se selló con Ciudadanos. Ante este calendario, Feijóo tendrá entre sus primeras citas como presidente del PP la puesta de largo de uno de sus barones. Desde el equipo del gallego, aseguran que “aún no tienen agendado” nada más allá del cónclave de Sevilla del 1 y 2 de abril. Las mismas fuentes hacen hincapié en que mientras siga al frente de la Xunta, la prioridad serán las obligaciones institucionales tanto en el Gobierno como en la actividad del parlamento gallego. Es decir, no tiene especial interés en acudir a Castilla y León y que su imagen aparezca ligada al primer pacto que se firma con la ultraderecha.

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