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El Congreso deja solo a Sánchez por su inacción ante la crisis y el giro en el Sáhara
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Clamor en la calle y en la Cámara

El Congreso deja solo a Sánchez por su inacción ante la crisis y el giro en el Sáhara

El Gobierno se juega hoy en Bruselas su capacidad para presentar un plan de choque frente a la crisis entre críticas de socios y oposición por la falta de reacción. El Parlamento censura el volantazo con Marruecos

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, firma en el Libro de Honor del Palacio de la Asamblea de Ceuta. (EFE/La Moncloa/Fernando Calvo)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, firma en el Libro de Honor del Palacio de la Asamblea de Ceuta. (EFE/La Moncloa/Fernando Calvo)

El Gobierno agota los plazos, a la espera de que se reúnan hoy los países de la Unión Europea, para aprobar un plan de choque de medidas económicas frente a la guerra, mientras reclama a sus socios en el Gobierno y a los partidos de la oposición confianza ciega en su gestión para cerrar un gran pacto de Estado. Todos los grupos parlamentarios se quejaron de la falta de reacción del Gobierno para frenar el estallido social provocado por el alza de los precios y también censuraron su giro unilateral en Marruecos. La legislatura se le ha puesto del revés a Pedro Sánchez, quien ayer evitó dar mayores explicaciones ante el Parlamento por su volantazo en el Sáhara y optó por buscar sobre el terreno el respaldo de los presidentes de Ceuta y Melilla, sus únicos aliados estos días.

En una carrera contrarreloj, con las protestas en la calle y un deterioro social evidente, Sánchez ha quedado en manos del Consejo Europeo para concretar un plan de choque que el presidente presentará el lunes, su Gobierno aprobará el martes y para el que confían en contar con “un respaldo mayoritario”. Tanto la oposición como los socios habituales del Ejecutivo muestran su desconcierto por la falta de propuestas concretas e insisten en la desconexión del Gobierno con la calle, en un contexto de creciente contestación social, y en su “opacidad”.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, es recibido por el presidente de Ceuta, Juan Jesús Vivas a su llegada a la visita que ha realizado este miércoles. (EFE/LA MONCLOA Fernando Calvo)

Los paros de los transportistas, que hacen mella ya en la distribución de suministros básicos y afectan a diversos sectores económicos, obligaron en el décimo día de huelga a mover ficha y adelantar a mañana la reunión que el Ministerio de Transportes había convocado con el Comité Nacional del Transporte por Carretera. Sánchez confió desde la tribuna del Congreso en que se cierre de forma inminente un acuerdo para la bajada del gasóleo que permita que el paro del transporte se desconvoque antes de que acabe esta semana. No se levantarán de la mesa, aseguró, hasta que haya un acuerdo. La ministra prometió concretar las medidas de los 500 millones que el lunes pusieron sobre la mesa a las patronales del transporte y que, lejos de templar los ánimos, agravaron el malestar por la falta de concreción.

Tras pasar por el Congreso, el presidente se marchó a Ceuta, donde recibió los parabienes del presidente de la ciudad autónoma y el apoyo al acuerdo sellado con Marruecos sobre el Sáhara. La bronca de la oposición se la dejó al ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, que recibió, en una comparecencia en comisión, no solo los reproches de los grupos por las formas del giro en las relaciones bilaterales con el reino marroquí, sino también por el escapismo del presidente y su ausencia para dar explicaciones en la Cámara Baja en un asunto de calado en la política exterior del país. Todos los grupos parlamentarios, salvo el PSOE, desaprobaron el volantazo diplomático con Marruecos.

Este miércoles, dos realidades convivían en los pasillos del Congreso de los Diputados. Por un lado, los miembros del Gobierno trasladaban que están trabajando a un ritmo frenético y multiplicados en muchos frentes, con todas las mesas de negociación abiertas, volcados en Bruselas, preparando las medidas que irán en el decreto-ley que presentará Pedro Sánchez este lunes en una conferencia y aprobará el Consejo de Ministros el martes 29 de marzo, con intención de que entre en vigor el 1 de abril. Pedían “altura de miras” y “responsabilidad”.

Mucha retórica, poca acción

Esta versión del Gobierno convivía con el desconcierto y la indignación de los partidos de la oposición y los socios habituales del Ejecutivo, que aseguran que sí hay reuniones y “buenas palabras”, pero ninguna concreción. Mucha retórica y poca acción, describían. Un Gobierno “desbordado” y “desnortado”, según la oposición, que no ha entendido la necesidad de mayor celeridad en las medidas ante el vertiginoso deterioro social y el sufrimiento económico, sobre todo de autónomos y pymes. El gran pacto de la guerra tendrá un peaje alto y los negociadores deberán fajarse como nunca. El Gobierno tiene mucho interés en implicar a la oposición cuando el malestar social crece. No será nada fácil cuando en la antesala lo que más hay es desconfianza y malestar por la falta de transparencia desde Moncloa.

“Esperamos lo mejor, pero estamos preparados para lo peor”, señalaban en la dirección de ERC en el Congreso. El PNV ha trasladado un paquete de medidas y ha elevado el tono de las críticas por la falta de urgencia a la hora de implantar medidas, diciendo que, de no cambiar el rumbo, se hará realidad la frase de que "la mejor industria es la que no existe". El cabreo entre los nacionalistas vascos lo expresaba de forma notoria su portavoz, Aitor Esteban, siempre comedido y que estuvo a punto de ser expulsado de la Comisión de Exteriores, donde mostró su rotundo rechazo al giro en política exterior sobre el Sáhara.

La intención del Gobierno de cerrar un acuerdo con el Partido Popular siembra de desconfianza no solo a los socios de la coalición de Unidas Podemos, sino también a ERC o Más País. Sin propuestas sobre la mesa, ningún partido es capaz de posicionarse, pero mientras que el relato del Gobierno es de diálogo y mano tendida, el resto de partidos muestra asombro porque desde el Ejecutivo se les exija un acto de fe. Desde Más País, Íñigo Errejón insistió en la idea de que la legislatura vive un punto de inflexión o un momento de “bifurcación”, subrayando que el Gobierno debe decidir sobre qué hombros cargar los costes de la invasión de Ucrania.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (EFE)

Desde Unidas Podemos, Pablo Echenique también coincidió en insistir en que “no nos están concretando qué medidas están dispuestos a llevar a cabo, a la espera del Consejo Europeo”. El portavoz de los morados en el Congreso recordó que “otros países han tomado medidas antes”, aunque respeta la estrategia de los socialistas si la UE “ofrece un paraguas y puedes ir más lejos, con mayor seguridad jurídica”.

El plan del Gobierno para que se permita intervenir el mercado eléctrico en España y Portugal para bajar los precios, aunque el resto de los Veintisiete no adopte esta medida, ha sido aplaudido por el socio minoritario al ver con ello respaldada una de sus propuestas. Unidas Podemos mantiene una “mesa técnica” de negociación con los gabinetes de los ministerios socialistas. Por la parte morada, está coordinando estas negociaciones el número dos de Yolanda Díaz, el secretario de Estado de Empleo, Joaquín Pérez Rey.

Foto: El portavoz político de Vox, Jorge Buxadé.

La idea de que este no es un acuerdo más y el momento es muy delicado está instalada, pero desde el PP insisten en que el Gobierno no les ha puesto ni una sola medida sobre la mesa y lo que se conoce es que el principal paquete demandado por el partido, la bajada de impuestos, ni está ni se contempla como solución eficaz para atajar los precios de los combustibles y la electricidad. Las posiciones están en las antípodas. "Son ustedes insensibles", bramó ayer su portavoz, Cuca Gamarra. Tampoco las comunidades del PP tienen información sobre el plan de choque frente a la guerra. No van a tragar, avisan, con cualquier plan.

Una parte del Gobierno está convencida de que el PP no tendrá más remedio que sumarse al acuerdo porque el líder ‘in pectore’, Alberto Núñez Feijóo, no puede estrenarse con un portazo. Sin embargo, conforme avanza el reloj se impone la tesis de que hay que amarrar los apoyos de los socios tradicionales y convencerse de que el PP “ni está ni va a estar”. Los socios parlamentarios del Gobierno están presionando en este sentido, así como el socio minoritario del Ejecutivo, que rehúye el fantasma de una gran coalición blanda. Los grupos confían en tener información sobre las medidas que integrarán el plan de choque antes de que se apruebe en decreto-ley en Consejo de Ministros, tras haber trasladado sus propuestas por escrito.

El presidente del Gobierno se lo ha jugado todo a la carta del Consejo Europeo que arranca hoy en Bruselas y donde Sánchez presiona para buscar vías alternativas a su propuesta de reforma del mercado energético que Alemania y Países Bajos bloquearon antes de que llegara a la mesa. El equipo de Sánchez busca la salida en propuestas como la que hoy defenderá en la Comisión Europea y que pide la autonomía de los países para 'topar' el precio de gas, lo que permitiría a España y Portugal actuar por su cuenta.

No se sabe con qué margen saldrá el Gobierno de Bruselas. Sí que este jueves libra un asalto fundamental para frenar un paro del transporte que tiene ya consecuencias en toda la cadena productiva y que el viernes entrará en una intensa cuenta atrás para tratar de sumar al resto de partidos a sus posiciones. Este miércoles, los grandes sindicatos lanzaron un primer aviso al Gobierno saliendo a la calle para reclamar “contener los precios” y “proteger el empleo”. CCOO y UGT también esperan un plan de choque que colme sus expectativas, amenazando también con dejar solo a Sánchez tras una legislatura cargada de pactos en el diálogo social. El Consejo de Europa y las decisiones que tome el Ejecutivo el próximo martes serán cruciales para determinar el camino que seguirá la legislatura y los compañeros de viaje de Sánchez.

El Gobierno agota los plazos, a la espera de que se reúnan hoy los países de la Unión Europea, para aprobar un plan de choque de medidas económicas frente a la guerra, mientras reclama a sus socios en el Gobierno y a los partidos de la oposición confianza ciega en su gestión para cerrar un gran pacto de Estado. Todos los grupos parlamentarios se quejaron de la falta de reacción del Gobierno para frenar el estallido social provocado por el alza de los precios y también censuraron su giro unilateral en Marruecos. La legislatura se le ha puesto del revés a Pedro Sánchez, quien ayer evitó dar mayores explicaciones ante el Parlamento por su volantazo en el Sáhara y optó por buscar sobre el terreno el respaldo de los presidentes de Ceuta y Melilla, sus únicos aliados estos días.

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