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Podemos controla su acento republicano en plena crisis por el regreso del emérito
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CAMBIO DE PRIORIDADES

Podemos controla su acento republicano en plena crisis por el regreso del emérito

Fuentes socialistas del Gobierno señalan la bajada de decibelios en momento crítico, valorando que sus socios prioricen la estabilidad de la coalición a marcar perfil en un asunto de Estado

Foto: El rey Felipe VI y la vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. (EFE/Emilio Naranjo)
El rey Felipe VI y la vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. (EFE/Emilio Naranjo)

La principal bronca entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias durante la etapa de este último como vicepresidente del Gobierno se produjo tras la salida de España del Rey emérito. Una "discusión fuerte", según revelaría posteriormente el exlíder de Podemos, por no haber sido informado de la situación. El republicanismo del socio minoritario del Ejecutivo se acentuó entonces con una ofensiva parlamentaria y comunicativa contra la monarquía en los meses posteriores a la salida de Juan Carlos I. Llegado el ecuador de la legislatura y en plena crisis por el regreso del emérito, los morados han suavizado sus posiciones con Yolanda Díaz al frente, combinando su tendencia republicana con la lealtad dentro del Consejo de Ministros. Fuentes socialistas del Gobierno reconocen la bajada de decibelios, valorando que sus socios estén priorizando la estabilidad de la coalición a marcar perfil en un asunto de Estado.

Podemos ha optado por reducir el ruido y ni siquiera durante el último aniversario de la Constitución aprovechó para reivindicar una reforma de la carta magna en clave republicana. Ni siquiera para eliminar la inviolabilidad del rey, como sí ha pedido en los últimos días la ministra de Derechos Sociales y líder de Podemos, Ione Belarra. Se optó por el silencio en esta señalada fecha, dejando todo el foco a los comunes, su confluencia catalana, que a través de su portavoz y presidente del grupo parlamentario, Jaume Asens, reclamó un referéndum sobre monarquía o república. Misma estrategia a la hora de valorar el discurso de Nochebuena de este año por parte de Felipe VI, que se encargará de realizar la dirigente morada Isa Serra, una voz alejada de las instituciones.

Foto: Felipe VI recibe en audiencia al líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias (i), en el marco de la ronda de consultas para la investidura. (EFE)

El debate sobre "la utilidad de la monarquía" no ha sido rescatado por Podemos aprovechando la ventana de oportunidad generada por la polémica vuelta del Rey emérito. Lejos quedan algunas de las manifestaciones del por entonces vicepresidente segundo, asegurando que "tarde o temprano los jóvenes en nuestro país impulsarán una república en España y creo que es perfectamente legítimo que ese debate se dé y que nosotros debemos ser sensibles a él". Los socialistas, sin embargo, mantienen la guardia. Se está evitando cualquier posición proactiva de la Moncloa en estas gestiones, que dejan en manos de la Casa Real intentando desentenderse, para no frustrar a sus socios. Se rehúye así de debates que desgasten al Gobierno y desvíen la atención sobre su hoja de ruta para la recuperación económica.

Pedro Sánchez, incluso, ha elevado el tono con el Rey emérito. Este miércoles, en la sesión de control al Gobierno, aseguraba que Juan Carlos I había hecho "daño" a la Casa Real. Aprovechando una pregunta de la portavoz de la CUP, Mireia Vehí, sobre el papel del Gobierno en la vuelta del Rey emérito, lanzaba este dardo en sede parlamentaria al mismo tiempo que pedía respetar la presunción de inocencia y separar las conductas personales de la institución monárquica en su conjunto. En esta línea, subrayó "los esfuerzos en transparencia y ejemplaridad" del actual jefe de Estado y destacó el "compromiso" del Gobierno con la institución.

Foto: Pedro Sánchez y Yolanda Díaz en el Congreso. (EFE/Rodrigo Jiménez)

La posición de Unidas Podemos sobre la monarquía ha sido ambivalente desde su surgimiento, con momentos en los que se intensificaba su identidad republicana y otros en los que se suavizaba. Una flexibilidad con la que los morados se han ido moviendo. En algunas ocasiones centrando en su agenda el cambio de modelo de Estado y en otras reculando hacia posiciones más equidistantes para relegar este debate a un plano secundario. La pulsión social del momento también interfiere en estas decisiones. El contexto de pandemia y recuperación económica supone un cambio de prioridades.

El liderazgo de Yolanda Díaz que pretende construir con una estrategia transversal, incluso superando la dicotomía de izquierda y derecha para no quedarse arrinconada en un extremo del tablero, coincide con el punto de partida de Podemos en 2014. Entonces, el debate sobre el cambio en la jefatura del Estado se zanjaba asegurando que no se trataba de "un asunto que interese ahora mismo a la ciudadanía española". La abdicación del Rey, después de su irrupción electoral en las europeas, supuso un punto de inflexión e Iglesias pidió públicamente la convocatoria de un referéndum sobre el modelo de Estado.

Foto: La líder de Podemos y ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra (i), y el exsecretario general de la formación, Pablo Iglesias (d), durante la clausura de la Universidad de Otoño de Unidas Podemos, este domingo. (EFE)

Una posición que se intensificó durante la crisis territorial por el referéndum del 1-O y, principalmente, por el discurso como respuesta a ello que dio Felipe VI. Iglesias dejó escrito que aquel discurso "supuso un antes y un después en el papel de la monarquía en este país. Aquel día, el jefe del Estado pronunció el discurso del PP, lo hizo suyo y llamó a cerrar filas; y, desde entonces, existe un bloque monárquico que se articuló en torno a ese discurso". Entonces comenzó a alimentarse la polarización frente al denominado "bloque monárquico", en el que se incluía a los socialistas, y el discurso republicano se construyó de forma acelerada y sin apenas concesiones.

Antes de entrar a formar parte del Gobierno de coalición, tras sellar el acuerdo de Gobierno con Sánchez, el exlíder morado volvía a hacer un paréntesis: "La monarquía no está en crisis, y esto lo dice un republicano". En la misma intervención elogiaba el discurso de la infanta Leonor unas semanas antes, durante la entrega de los premios Princesa de Girona, porque "sentó bien en Cataluña, aunque no todos lo reconozcan, escuchar a Leonor, que aspira a ser jefa del Estado, hablando en perfecto catalán". Luego vendría el discurso del Rey en el acto de apertura de las Cortes donde, por primera vez, un Iglesias ya vicepresidente segundo del Gobierno se levantó y lo aplaudió.

Ya un año antes de que se fraguase el acuerdo de coalición, el discurso de Felipe VI en la Nochebuena de 2018 fue bien recibido en el centro de mando de Podemos. Iglesias le reconoció "aciertos" al monarca, dentro de la crítica, y celebró en especial la mención a las mujeres y el "cambio de tono respecto a la cuestión territorial". La beligerancia contra la Corona vuelve a estar en horas bajas. La transversalidad de Díaz y su laboralismo no casa con un perfil duro contra la monarquía, situándola en el centro de sus ataques, pero el efecto social que suponga la vuelta del emérito determinará en buena medida su reacción.

La principal bronca entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias durante la etapa de este último como vicepresidente del Gobierno se produjo tras la salida de España del Rey emérito. Una "discusión fuerte", según revelaría posteriormente el exlíder de Podemos, por no haber sido informado de la situación. El republicanismo del socio minoritario del Ejecutivo se acentuó entonces con una ofensiva parlamentaria y comunicativa contra la monarquía en los meses posteriores a la salida de Juan Carlos I. Llegado el ecuador de la legislatura y en plena crisis por el regreso del emérito, los morados han suavizado sus posiciones con Yolanda Díaz al frente, combinando su tendencia republicana con la lealtad dentro del Consejo de Ministros. Fuentes socialistas del Gobierno reconocen la bajada de decibelios, valorando que sus socios estén priorizando la estabilidad de la coalición a marcar perfil en un asunto de Estado.

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