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2020 'congela' el sorteo de la Lotería de Navidad: aplausos tímidos a los niños y fuera lágrimas
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un 22 de diciembre pandémico

2020 'congela' el sorteo de la Lotería de Navidad: aplausos tímidos a los niños y fuera lágrimas

Sin espacio para la emoción y la espontaneidad del público, el Teatro Real ha acogido este 22 de diciembre de 2020 un sorteo de Navidad igual de protocolario, pero distinto

Foto: Aya Ben Hamdouch, la niña de los "¡Mil euros!" de 2017, ha cantado el segundo premio (EFE)
Aya Ben Hamdouch, la niña de los "¡Mil euros!" de 2017, ha cantado el segundo premio (EFE)

Ni un alma en las calles aledañas al Teatro Real este 22 de diciembre, a excepción de dos valientes que ya están acostumbrados a madrugar como los que más cuando se acerca la jornada en la que se celebra tradicionalmente el sorteo de la Lotería de Navidad. Como bien han señalado a primera hora de la mañana efectivos de la Policía Nacional repartidos por la zona, en la que se han revisado alcantarillas por lo que pudiera pasar y se ha llevado a cabo un dispositivo similar al de otros años, los ciudadanos sabían que tocaba verlo en casa, desde la distancia, para evitar aglomeraciones. Los únicos dos fieles del sorteo extraordinario que se han presentado en esta ocasión sin invitación lo han hecho para respetar su pequeño ritual de Navidad y pasar un buen rato a las afueras del madrileño teatro emplazado en la parte oriental de la plaza de Oriente de la región de la capital.

Manoli Sevilla, una señora de más de 80 años que lleva asistiendo como público al sorteo desde 2008, ha recuperado este martes su disfraz de bombo de la suerte, un personaje que ya lució hace unos cuantos años en este día pero que había cambiado por otros en los últimos tiempos. Con un atuendo renovado, 'la otra Manolita' del sorteo atendía a la prensa, deseosa de hablar con alguien disfrazado para la ocasión a falta de público, con ilusión por hacer simplemente acto de presencia y con poca 'esperanza' de que le tocase premio, una impresión que ha cambiado a poco de comenzar el sorteo cuando ha celebrado ante las cámaras tener un boleto agraciado con el segundo quinto premio, el 37.023. "Me conformo con que me toque el reintegro, dos o tres por lo que llevo, en Navidad nunca me toca nada, sin embargo en el Niño siempre me toca más", decía Manoli antes de que abriesen las puertas del Teatro Real a los medios de comunicación. La mítica Manoli acumulaba varios décimos, con todas las terminaciones posibles, y ninguno relacionado con el 2020. "Aunque estoy aquí, me acuerdo de los que han muerto, de los que están ingresados y de los que hacen colas para recoger alimentos, ¡qué pena! Es el de arriba el que manda", explicaba también, mientras se le empañaban las gafas por culpa de la mascarilla.

placeholder Manoli Sevilla, disfrazada de bombo a las puertas del Real, antes de llevarse premio (SSG)
Manoli Sevilla, disfrazada de bombo a las puertas del Real, antes de llevarse premio (SSG)

El que tampoco ha podido acceder esta vez al Teatro Real, ya que el sorteo de la Lotería de Navidad no ha contado con público asistente por primera vez en la historia, es Juan López, conocido como el 'obispo de León' por el personaje al que 'interpreta' cada 22 de diciembre. El propietario del Café Azaila ya se había acercado antes de este martes a la cola de gente que esperaba en la administración de Doña Manolita, que ha cerrado a la hora de comer con decoración de globos y confeti dorado en el suelo tras repartir parte del Gordo, solo llevaba en esta ocasión unos "pocos" números, seis en total. "En mi caso, como tengo un bar, siempre cambias con los de alrededor y tienes más compromisos, pero este año como hemos estado todos cerrados, se ha jugado menos", especificaba el 'obispo'.

La venta cae en un mal año para el sorteo

Lo que ya se anticipaba con la previsión de gasto medio por habitante en Lotería de Navidad, un presupuesto que este 2020 ha caído en casi tres euros, se ha confirmado con el dato de facturación que ha hecho llegar la Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas del Estado a través de una nota de prensa antes de que se diese el pistoletazo de salida al sorteo. Al cierre de la campaña, aunque "en las últimas semanas de venta se atenuaron" los malos datos, se ha facturado un total de 2.582,7 millones de euros, un 11% menos que el dato conseguido en la Lotería de Navidad 2019. La compra 'online' de boletos ha solventado en parte la campaña, aunque no para todos por igual. "Las ventas se han resentido bastante. En mi caso, en el bar, la vendemos igual porque la gente me sigue en internet y el venir aquí, al Teatro Real, también te ayuda. La gente es un poco supersticiosa", concretaba también Juan López en conversación con El Confidencial. "El año que no vamos a entrar, va a ser el año que nos va a tocar", se adelantaba asimismo López antes del sorteo, en el que se ha alzado finalmente como agraciada su compañera de aventuras en un día sin disfraces.

Para la Taberna Basarri, situada en la esquina de la calle Felipe V con Arrieta, un punto estratégico al lado del Teatro Real, la pandemia ha hecho mella de forma diferente: ha vaciado el local de personas al eliminarse de la ecuación del sorteo el público asistente, que ocupó en 2019 un aforo limitado de más de 400 butacas. "Un día como hoy estaríamos repletos, pero en 2020 público cero. Te hablo de un 70% menos, tanto este 22 de diciembre como durante el puente de diciembre", cuenta uno de los trabajadores del local. "El año pasado estábamos, a esta hora, este y yo que no podíamos", rememora también haciendo referencia a la franja de 6:00 a 8:00 de la mañana, en la que en esta ocasión solo se podía ver a trabajadores de medios de comunicación, Policía, Protección Civil o cualquier otro sector que estuviera trabajando en el sorteo, más algún que otro parroquiano habitual. "No podíamos levantar la cabeza de servir cafés", completa la frase su compañero.

Dentro del recinto del madrileño Teatro Real, donde se acogen espectáculos de ópera y en septiembre se tuvo que suspender una función de 'Un baile de máscaras' ante las quejas del público por no respetarse la apropiada distancia entre espectadores, la jornada se ha desarollado como si la realidad del coronavirus hubiera 'congelado' en el tiempo las particularidades y la emoción que hacen destacar al histórico sorteo de Navidad, en activo desde 1812. Lo único que ha roto la calma en la cantinela de los niños y niñas de San Ildefonso han sido los nervios, que, a diferencia de otras ediciones anteriores, no han llegado en forma de lágrimas, sino que han sido los causantes de complicar en momentos puntuales la dicción de los números que se cantaban más allá de los grandes premios, agraciados con una de las bonificaciones que se reparten con 1.000 euros a la serie en forma de pedrea, el 'premio de consolación' del sorteo. Tímidamente, después de hacer un paseíllo diferente por el escenario del Real en el que se ha respetado la distancia de seguridad de dos metros que rige en plena pandemia del coronavirus SARS-CoV-2, razón por la cual los menores encargados de extraer las bolas de los bombos han llegado con un test de antígenos realizado previamente, las parejas de alumnos de la Residencia de San Ildefonso del Ayuntamiento de Madrid salían a las tablas del teatro para colocarse a los pies de los bombos y cantar, con suerte, premios.

La tensión por cumplir de forma estricta los protocolos de seguridad se palpaba en la manera de moverse encima del escenario de los niños de San Ildefonso, cuando, en el momento de retirar las mascarillas, muchos se mostraban un tanto desconcertados por cómo proceder y de forma cautelosa, pero sin querer demorarse demasiado, replegaban sus respectivos cubrebocas y se los guardaban en uno de los bolsillos delanteros de la chaqueta. Llegada incluso la tercera tabla, cuando se ha dado el relevo a Yanisse Alexandra Soto Rivera y a Aya Ben Hamdouch Chaaraqui, que en 2017 conquistó al público con su forma de cantar los "¡Miiiil euros!" que se llevan 1.794 números por la pedrea y anunció el Gordo en 2018, las niñas se han protegido de nuevo con la mascarilla tras completarse el primer alambre de la tabla, un acto que no han vuelto a repetir en lo que restaba de la misma. "Vale, pues para la siguiente", contestaba al operario de Loterías sentado en la mesa —que se desinfectaba con cada cambio, al igual que con los relevos de la mesa presidencial— una Aya que ya se ha hecho mayor y que ha llegado al sorteo de este 2020, igual de protocolario que siempre pero sin la emoción de otras veces al contar con una platea 'fantasma', con una voz cambiada que entonaba de forma mucho menos enérgica los premios que sacaba del bombo pequeño.

placeholder Nerea Pareja se emociona en el sorteo de 2019 (i); la niña canta el tercero este 2020 (d).
Nerea Pareja se emociona en el sorteo de 2019 (i); la niña canta el tercero este 2020 (d).

Ni siquiera Nerea Pareja, la niña que pasó a la fama por emocionarse al cantar un quinto premio y que fue bautizada como la 'niña de los premios', ha conseguido levantar el ánimo en el Teatro Real al nivel de lo que se viviría en un año corriente, sin covid-19 de por medio. Con aspecto cambiado, como es natural, a Pareja el azar le ha puesto en bandeja eso de cantar premio: con un quinto y el tercero, el primer premio de los grandes que se ha cantado en el ecuador de un sorteo extraordinario en el que parecía, por cómo han salido las bolas este 2020, que solo se cantaban quintos premios. Tras salir los dos primeros quintos de forma madrugadora y dejando poco margen entre ellos, ha pasado más de una hora hasta que se ha vuelto a repartir suerte entre los participantes del sorteo, lo que ha cortado de forma abrupta el ritmo que estaba cogiendo en su inicio la jornada.

La señal de vídeo en directo, que captaba absolutamente todas las reacciones de los niños, ha recogido alguna que otra interjección en forma de "¡no!" o "¡ay!", una expresión que ya prácticamente en el final del sorteo extraordinario ha pronunciado de forma tierna Arsalán Arrafi, que cantaba premio en la novena tabla, al equivocase y entonar inicialmente un "¡Sesenta mil euros!", cuando ya estaban todos los quintos premios cantados, en vez de los "¡Miiiil euros!" correspondientes a la pedrea. Sin ninguna salida inesperada de guion, salvo el retraso en el inicio del sorteo que ha provocado el atasco de una bola en una de las liras que conformaban el primer paraguas que ha trasladado las bolas hasta la tolva para descargarlas en el bombo más amplio, el sorteo de la Lotería de Navidad de la pandemia del coronavirus ha discurrido sin el calor que suele hacer destacable este 22 de diciembre dentro del recinto del Real. Muy diferente se ha vivido el sorteo, tanto por las circunstancias propias del covid-19 como por tener la ventaja de estar al aire libre, en las administraciones que han repartido los boletos agraciados. Ha habido de todo, un cuarto quinto premio que se ha repartido íntegramente en la localidad de Alcañiz (Teruel) y un premio gordo muy repartido por toda la geografía española, ya que se ha distribuido en 18 localidades. Además, ha terminado en siete, una de las terminaciones más habituales del primer premio.

A apenas unos metros del teatro que recoge el día del sorteo, en la céntrica calle Arenal —concretamente en el número 16—, empleados de la administración número 150 de Madrid, El Elefante de Arenal, celebraban durante toda la mañana el haber vendido décimos agraciados de un quinto premio y el segundo, el 06.905, que se vendió el pasado 5 de diciembre. "Ya habíamos vendido un quinto y ahora con el segundo...", contestaban eufóricos y posaban ante las cámaras los miembros de esta administración al cierre del sorteo. En el centro de Madrid, el segundo premio también se ha vendido en el punto de venta de lotería situado en la Puerta del Sol número 12.

Sigue siendo "un día importante"

A falta de público, los medios de comunicación presentes en el Real han sido los encargados de animar los grandes momentos de la 'gala' con tímidos aplausos, que llegaban en instantes en los que el público suele vitorear con ímpetu en la sala, como la descarga de bolas en el bombo, el paseíllo de los niños de San Ildefonso o la salida del Gordo, el premio por excelencia del sorteo extraordinario. Pero ni eso ha conseguido sacudir a los presentes de lo extraño que es celebrar un sorteo extraordinario de la Lotería de Navidad sin las costumbres habituales, como poder hablar, por ejemplo, con los niños y niñas de San Ildefonso que han cantado premio. Mientras que el sorteo de 2019 empezó con uno de los Gordos más madrugadores, este ha acabado prácticamente como empezó: con dos quintos.

No obstante, ya casi al final de la jornada, la chispa ha surgido por fin entre los comentarios que, por lo bajini, se hacían entre ellos los niños cuando sentían que podían salirse del marco establecido. En ese momento, Aya Ben Hamdouch y su compañero Roberto Constantinescu sacaban una sonrisa a todos tras cantarse el primer premio, que han anunciado Unai Barón Maldonado y Alexander René Herrera, encargados el año pasado de extraer número y premio, por lo que no tuvieron la suerte de cantar ninguno. "Por fin, ya era hora", soltaba al enseñar la bola del segundo a la mesa de presidencia de la octava tabla Constantinescu, mientras que Ben Hamdouch, precavida, le reprendía con la naturalidad de quien todavía no se ha hecho adulto: "Calla, que se eschucha todo". En algo coincidían al terminar de enseñar ese premio, el 22 de diciembre "es un día importante".

Ni un alma en las calles aledañas al Teatro Real este 22 de diciembre, a excepción de dos valientes que ya están acostumbrados a madrugar como los que más cuando se acerca la jornada en la que se celebra tradicionalmente el sorteo de la Lotería de Navidad. Como bien han señalado a primera hora de la mañana efectivos de la Policía Nacional repartidos por la zona, en la que se han revisado alcantarillas por lo que pudiera pasar y se ha llevado a cabo un dispositivo similar al de otros años, los ciudadanos sabían que tocaba verlo en casa, desde la distancia, para evitar aglomeraciones. Los únicos dos fieles del sorteo extraordinario que se han presentado en esta ocasión sin invitación lo han hecho para respetar su pequeño ritual de Navidad y pasar un buen rato a las afueras del madrileño teatro emplazado en la parte oriental de la plaza de Oriente de la región de la capital.

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