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Un mando único sin músculo: Sanidad nota ahora la pérdida de atribuciones y personal
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EL FIASCO DE LOS TEST Y LA INFORMACIÓN

Un mando único sin músculo: Sanidad nota ahora la pérdida de atribuciones y personal

Empresarios critican que la burocracia del Ejecutivo y las comunidades impide acceder a un mercado de alta demanda y lleno de intermediarios. La falta de músculo de Sanidad es clave

Foto: Descarga de un avión A400M que aterrizó esta semana en Getafe. (EFE)
Descarga de un avión A400M que aterrizó esta semana en Getafe. (EFE)

En la peor epidemia en un siglo, en el momento clave, con los médicos usando protecciones caseras contra el coronavirus, el Gobierno y las comunidades se han perdido en el mercado chino de material sanitario. La burocracia y la falta de medios de la Administración española se ha mezclado en un mercado con la demanda disparada que aprovechan intermediarios y comisionistas no siempre limpios. Además, el sector privado ha dejado de importar por miedo a que el Gobierno les requise. Una tormenta perfecta que ayuda a explicar que 10.000 sanitarios estén infectados y que ha propiciado una carrera entre comunidades.

El pasado 14 de marzo, el Gobierno decretó el estado de alarma y Sánchez proclamó: "La autoridad competente en todo el territorio será el Gobierno". Dos días después, la Guardia Civil anunció que había requisado 150.000 mascarillas en una nave en Jaén y desencadenó un efecto dominó no deseado. Los importadores dejaron de traer material sanitario. "No hay seguridad jurídica y nadie quiere traer material por si se lo requisan", explica un distribuidor.

En ese momento, hace dos semanas, España tenía una oportunidad. El Covid-19 aún no había llegado a gigantes como EEUU o Brasil y la epidemia azotaba a Italia y España, países irrelevantes demográficamente. Pero la gestión cayó en un ministerio sin músculo. Sanidad lleva años bajo mínimos después de que hace 20 años, con el Gobierno de Aznar, terminase de transferir las competencias hospitalarias.

"En esta crisis se ve que los ministerios capaces de movilizar gente de un día para otro son los que han mantenido estructura: Defensa, Interior y Hacienda"


"Sanidad no tiene casi personal y se nota. No tiene ni una persona por provincia. En esta crisis se ve que los ministerios capaces de movilizar gente de un día para otro son los que han mantenido estructura: Defensa, Interior y Hacienda. Te pueden dar las competencias pero los gestores no se crean de un día para otro", explica un buen conocedor de la Administración con distintos Gobierno. Un exalto cargo de Sanidad coincide: "Siempre se ha visto como un ministerio pequeño, no se convocan oposiciones desde hace años. Muchos funcionarios se iban a ministerios con mejores sueldos. Allí queda un equipo de funcionarios buenísimos, que echan mil horas, pero muy pequeño".

Ese cascarón vacío se encontró con el mando único sanitario en la peor epidemia desde 1918 pero sin saber ni quién tenía los respiradores ni los medios. El mando único se dedicó a pedir colaboración a las comunidades. Por ejemplo, para movilizar respiradores que apoyen a Madrid, no ha sido Sanidad la que los ha movilizado sino que los ha pedido y las comunidades han ido haciendo sus anuncios. Así lo reveló el presidente gallego, el popular Alberto Núñez Feijóo, ex alto cargo del ministerio con Ana Pastor.

Tampoco ha trasladado pacientes de una comunidad a otra. Cada región asume sus pacientes. No existe más que sobre el papel un sistema sanitario único. "Hay que entender que en Sanidad no sabes ni cuántos hospitales tiene cada comunidad, ni los médicos ni si son fundaciones o privados. Vas a ciegas", explica un alto cargo con distintos Gobiernos. El ministerio da incluso datos no homogéneos que le pasan las comunidades y que no puede comprobar.

Sus tareas son de coordinación pero básicamente en productos farmacéuticos, sin apenas inversión. Cuando el Gobierno de Rajoy puso el copago hospitalario muchas comunidades decidieron no aplicarlo. Comunidades como Valencia, Madrid y Cataluña optaron por modelos público-privados sin que el Gobierno tuviera nada que decir.

En este entorno, Sanidad se encontró de la noche a la mañana con el encargo de comprar material a China. Todo el material posible. Equipos de protección, mascarillas, batas... Pero los distribuidores denuncian que la burocracia impide en la práctica traerlo. "Allí tienes que ir con el dinero por delante", sentencia un empresario que se dedica a la importación desde hace años y que censura también la burocracia que exige el Gobierno para conseguir los certificados. "Deberían estar firmándolos con mucha más agilidad".

Foto: Salvador Illa fue una de las sorpresas del último Gobierno de Pedro Sánchez. (EFE)


El Gobierno anunció la compra de más de 500 millones de euros en material tras una llamada entre Sánchez y el presidente Xi. Se trata de adquirir cadenas enteras de producción para los próximos meses. Pero el primer envío, anunciado durante días, dejó colorado al ministerio. Sanidad trajo 640.000 test rápidos —no la prueba de ADN que tarda un día en tener resultado— de China. Los test rápidos son clave. España realiza entre 100.000 y 140.00 test a la semana —según los números redondos que ofrece sin más precisión el ministerio— mientras que Alemania hace medio millón. Pero esos test apenas daban una fiabilidad del 30% y el Gobierno, tras ir elevando la cifra de test defectuosos, que pasó de 9.000 a la partida completa, acabó reconociendo que devolvería todos para que la misma empresa se los sirviera de nuevo. El Ejecutivo se ha negado a explicar a qué intermediario compró los test ni cuánto se gastó.

El Ministerio de Comercio de China ofreció a Sanidad una lista de proveedores clasificados en la que no estaba la mercantil Shenzen Bioeasy Biotechnology, que vendió los test fallidos y que por lo tanto no contaba con licencia para suministrar el material. Fuentes diplomáticas explican a El Confidencial que China ni siquiera fue consultada por el Gobierno español antes de reclamar los productos. El Ejecutivo argumenta que la partida de test devuelta "contaba con homologación europea" y no fue solicitada directamente a China, sino a través de un proveedor nacional "de confianza".

"Sabemos qué tecla tocar y podemos traer aquí millones de mascarillas en menos de una semana", explica otro distribuidor


"Las operaciones de adquisición de material son sencillas cuando las ponemos en marcha quienes tenemos ya las vías abiertas", afirma un empresario que lleva 20 años importando material de China. "Sabemos qué tecla tocar y podemos traer aquí millones de mascarillas en menos de una semana", explica otro distribuidor acostumbrado a tratar con Pekín. "Si vas allí sin saber nada, te atienden pero tardan un mes en llegar o pasan cosas como lo que ha ocurrido con los test", añade el mismo, que tiene claro que los productores chinos ya han trabado lazos de confianza con muchos empresarios españoles y confían en ellos. "El Gobierno no tenía vías abiertas y la rigidez demostrada y los test fallidos son prueba de ello", recalca el empresario, que critica igualmente la costumbre de la administración española de pagar 15 o 30 días después.

Hay importadores que han ofrecido al ministerio las partidas que tenían apalabradas pero no obtienen respuesta. "Tengo un contacto serio en China que me ofrece mascarillas y ya le compré antes. Yo no quiero traérmelas por si me las requisan porque pedí seguridad jurídica y no me contestan. Yo ya no quiero hacer negocio sino que lo traigan ellos pero solo me dieron un correo al que no responden", explica otro distribuidor. "Yo puedo firmar ahora mismo el contrato para traer aquí los equipos de protección y los test y que lleguen en una semana, pero no lo haré hasta que no esté seguro de que no me lo requisarán, de que irá a quien me los haya pedido y de que cobraré", afirma otro.

placeholder Fernando Simón, Pedro Sánchez y Salvador Illa. (Reuters)
Fernando Simón, Pedro Sánchez y Salvador Illa. (Reuters)

Las fuentes consultadas explican que están surgiendo ofertas muy dudosas. Un importador de fontanería recibe a menudo ofertas de material sanitario. "Me llaman y me dicen que tienen mascarillas a dos euros. Yo les pido la foto y entonces aclaran que no las tienen sino que las van a tener. Hay gente vendiendo el material que aún no ha recibido pero que coge el dinero", cuenta otro.

La ministra de Exteriores, Arancha González Laya, justificó que una Administración pique con estos intermediarios: "China es un mercado que no es un poquito desconocido entonces hay muchos intermediarios que se presentan, nos ofrecen gangas y luego resulta que eso no son gangas y que especulan los intermediarios y los productores". España no es un caso único. Holanda ha tenido que devolver 600.000 mascarillas que ya había repartido en los hospitales porque no tenían los mínimos de calidad y Alemania perdió seis millones de mascarillas.

España no es un caso único. Holanda ha tenido que devolver 600.000 mascarillas que ya había repartido en los hospitales


En ese "mercado superagresivo", como lo definió Sánchez, los precios se han disparado. En enero, España vendía termómetros de infrarrojas a China por 28 euros y ahora desde Pekín los ofrecen a 40 euros. El precio de las mascarillas y el coste del transporte aéreo se ha cuadruplicado en las últimas tres semanas. El primer concepto ha pasado de 0,20 a 0,70 euros. El del segundo, de 4 a 20 euros el kilo. "Esto es como la bolsa, ahora hay muchas peticiones por parte de un montón de países y por lo tanto el precio sube", explica el mencionado empresario, que advierte de que cuanto más tiempo pase más se encarecerá el producto. "Estamos perdiendo tiempo", asegura. Los otros países, además, adelantan el pago sin problema, como Estados Unidos, nombra a modo de ejemplo. "Hace diez días, el problema era que el precio estaba subiendo. Ahora ya es que es difícil encontrarlos", señala otro.

Pero no es solo el Gobierno el que ha caído en la red. Tras la primera incautación de Sanidad, el ministro Salvador Illa envió una nota a comunidades y distribuidores anunciando que no iba a requisar material y que las comunidades podían seguir comprando, que la actuación del Gobierno solo era complementaria. "Juntos somos más fuertes. No pretendemos usurpar las funciones de nadie, este es un Gobierno muy respetuoso con nuestro estado autonómico, y hemos tenido que tomar las riendas cuando los expertos nos han dicho que los territorios no podían hacer frente", declaró Sánchez el sábado.

Las comunidades volvieron entonces al mercado acuciadas por la alarmante subida de casos en los hospitales. Hace una semana, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, del PP y probablemente la responsable más crítica con el Ejecutivo, anunció: "La Comunidad de Madrid no puede seguir esperando. Vamos a traer esta semana dos aviones cargados con material sanitario. Dijeron públicamente que no había problema alguno en las aduanas. Es el momento de ayudarnos. Pido que no se bloqueen". Nadie lo bloqueó porque los aviones no llegaron. "Estamos comprando a través de proveedores en mercados que abren cada mañana y, si no tienes 'cash' en ese momento, pierdes la oportunidad de comprar y debes volver al día siguiente".

Ayuso insistió en culpar a Sanidad pero la llegada de un avión a Zaragoza con material sanitario de China gestionado por la Comunidad Valenciana y compartido con Castilla y León dejaba en evidencia que era un problema de gestión. El Gobierno de Ximo Puig, que ha abierto su ruta a otras comunidades, hizo la gestión a través de un empresario chino en Valencia. Castilla-La Mancha también se ha adelantado. El Gobierno que preside el socialista Emiliano García-Page anunció el sábado que ya tiene los primeros test rápidos validados.

En la peor epidemia en un siglo, en el momento clave, con los médicos usando protecciones caseras contra el coronavirus, el Gobierno y las comunidades se han perdido en el mercado chino de material sanitario. La burocracia y la falta de medios de la Administración española se ha mezclado en un mercado con la demanda disparada que aprovechan intermediarios y comisionistas no siempre limpios. Además, el sector privado ha dejado de importar por miedo a que el Gobierno les requise. Una tormenta perfecta que ayuda a explicar que 10.000 sanitarios estén infectados y que ha propiciado una carrera entre comunidades.

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