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"Lo que diga Salvador": Illa, el señor Lobo de Iceta en el ojo de la tormenta del virus
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Estrella inesperada en el gabinete de Sánchez

"Lo que diga Salvador": Illa, el señor Lobo de Iceta en el ojo de la tormenta del virus

Salvador Illa siempre llega a los cargos por sorpresa y cuando nadie lo esperaba. Y siempre son puestos muy incómodos. El destino le ha puesto al frente de una crisis de salud pública

Foto: Salvador Illa fue una de las sorpresas del último Gobierno de Pedro Sánchez. (EFE)
Salvador Illa fue una de las sorpresas del último Gobierno de Pedro Sánchez. (EFE)

En las últimas elecciones generales, Miquel Iceta tenía un mantra. A cualquier cuestión que le hacían los cuadros del PSC, la respuesta era siempre la misma: "Lo que diga Salvador". Tanto fue así que el equipo de campaña hizo unas chapas con las que se presentaron un día en el despacho de Miquel como broma colectiva sobre el latiguillo. La anécdota demuestra la fuerte influencia que tenían entonces el actual ministro de Sanidad, Salvador Illa, en el aparato del partido del que era secretario de organización. Y cómo el mismo mantra está siendo asumido por el Gobierno español.

Otras fuentes del PSC describen la carrera de Salvador Illa (La Roca del Vallès, 1966) no solo como meteórica, sino también como inesperada y sobre todo construida desde la periferia. Igual que ahora, Illa llegó desde Cataluña para convertirse en el ministro estrella de Pedro Sánchez, ya había hecho esta ruta cuando ocupó cargos claves de la administración en la capital catalana pese a no haber pertenecido nunca a élite barcelonesa de los socialistas catalanes, tal y como marca la tradición de un partido con el toque aristocrático de los Maragall. Así, desempeñó cargos para los que en principio no estaba destinado, al venir de ser alcalde de un pequeño municipio como La Roca del Vallès. Fue gerente de Empresa, Cultura e Innovación del Ayuntamiento de Barcelona (2016), director de Gestión Económica del Ayuntamiento de Barcelona (2010-2011) o director general de Gestión de Infraestructuras del Departamento de Justicia de la Generalitat de Cataluña (2005-2009).

placeholder Foto de las chapas del PSC con la coletilla de Salvador Illa que repetía Miquel Iceta.
Foto de las chapas del PSC con la coletilla de Salvador Illa que repetía Miquel Iceta.

Aparentemente, Illa iba a tener un ministerio relajado, como Sanidad. Pero la crisis del coronavirus le ha colocado en el ojo del huracán. Y de relajado nada. Como explica su equipo de colaboradores, Salvador Illa es de esa Cataluña que abandera Pep Guardiola, la que madruga mucho para que todo les vaya bien. No es extraño intercambiar WhatsApps con él a las siete de la mañana. También tiene fama de contestar muy rápido los mensajes.

De modo que "lo que diga Salvador" ha pasado de lema de chapas y broma privada en el PSC al principio que rige a todo el gabinete de Pedro Sánchez. Hasta ahora se elogia su gestión. Illa ha orillado las tensiones con algunas CCAA —Cataluña, Madrid— con una muy buena coordinación a nivel de 'sottogoverno'. Por ejemplo, Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, mantiene una gran relación con Joan Guix, secretario general de Salut de la Generalitat. Al mismo tiempo, aplica un respeto estricto a las competencias de las administraciones locales. La declaración del estado de alarma no ha supuesto el fin de las competencias autonómicas.

A principios de marzo, Salvador Illa cometió su primer error cuando dejó que la política se impusiese al criterio técnico —y al sentido común— y no recomendó no acudir a las manifestaciones feministas del 8 de marzo. Pero salvo ese punto, la gestión de la crisis ha resultado impecable, teniendo en cuenta que estamos en un caso sin precedentes.

Cierre de colegios

El cierre de colegios en Madrid se llevó a cabo intentando no polemizar con la Comunidad de Madrid de Isabel Díaz Ayuso. Aquí la coordinación fue más forzada que real, pero en la práctica se salvaron los muebles. Porque Díaz Ayuso tenía razón.

El problema es que la crisis ya no va de días, sino de horas. El crecimiento de los contagios de coronavirus crecerá en los próximos días y las medidas se precipitan. Se trata de medidas políticas que se basan en principios técnicos y cuyo éxito dependerá en buena medida de que la población colabore.

Como le pasó en Cataluña, a Madrid Salvador Illa ha llegado desde la periferia a afrontar el tema más delicado de la legislatura. La parte buena es que es el especialista en gestionar temas espinosos. Es un buen conocedor de la administración y la respeta, algo raro en la política catalana. Pero, además, es que por un destino fatal siempre le toca bailar con la más fea. Le pasó en el partido, cuando el PSC lo nombró secretario de organización en el peor momento, con la formación de los socialistas catalanes en horas muy bajas. Y le está ocurriendo ahora con el coronavirus.

El único problema en la coordinación con las CCAA fue el cierre de los colegios de Madrid que ahí el Gobierno fue más a rebufo de los de Díaz Ayuso

Cataluña en un segundo término

Pedro Sánchez lo quería a su lado para que se encargase de otro marrón: el diálogo con Cataluña. Este era el tema crucial porque de él dependían los Presupuestos y la continuidad de la legislatura. Por eso está en la mesa de diálogo representando a esa Cataluña que quiere seguir siendo española. Ahora todo eso ha pasado a un segundo plano desde que el virus llegado de China empezó a cebarse en España.

En términos comunicativos, Salvador Illa ha optado por un segundo plano. Muy centrado en la coordinación con las CCAA. Ante los medios de comunicación ha estado mucho más presente el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias, Fernando Simón. España afronta el mayor reto de salud pública de su historia. En Cataluña mucha gente piensa que ha sido una suerte que sea él el hombre que se encuentra al timón en un momento tan crítico.

Como cuando llegó a alcalde de La Roca o a la secretaría de organización del PSC también fue un poco por sorpresa. En principio no iba a ser él. Ahora ha pasado lo mismo, nadie le esperaba, pero Salvador Illa vuelve a ser el hombre del momento... del momento crítico.

En las últimas elecciones generales, Miquel Iceta tenía un mantra. A cualquier cuestión que le hacían los cuadros del PSC, la respuesta era siempre la misma: "Lo que diga Salvador". Tanto fue así que el equipo de campaña hizo unas chapas con las que se presentaron un día en el despacho de Miquel como broma colectiva sobre el latiguillo. La anécdota demuestra la fuerte influencia que tenían entonces el actual ministro de Sanidad, Salvador Illa, en el aparato del partido del que era secretario de organización. Y cómo el mismo mantra está siendo asumido por el Gobierno español.

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