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PSOE y Podemos se enclaustran para cerrar un acuerdo y se ordenan total hermetismo
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PSOE y Podemos se enclaustran para cerrar un acuerdo y se ordenan total hermetismo

Las dos partes culminan con éxito la fase de tanteo y abordan la negociación definitiva este domingo. Los dos partidos se conjuran para que no trasciendan detalles que hagan descarrilar el pacto

Foto: Pedro Sánchez y la vicepresidenta, Carmen Calvo, con Pablo Iglesias en el Congreso el pasado 19 de septiembre. (EFE)
Pedro Sánchez y la vicepresidenta, Carmen Calvo, con Pablo Iglesias en el Congreso el pasado 19 de septiembre. (EFE)

Toda la maquinaria se puso en marcha después de la conversación telefónica que mantuvieron el viernes Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. El presidente ordenó a su número dos en el Ejecutivo, Carmen Calvo, que hablara con el secretario de Acción de Gobierno de Podemos, Pablo Echenique, para iniciar formalmente las negociaciones y posibilitar su investidura la próxima semana. Y a partir de ahí, las dos partes se pusieron a trabajar "sin parar".

Pocos detalles se conocen de unos contactos que, forzosamente, por la premura de los tiempos, tienen que ser ágiles y continuos para cerrar un acuerdo cuanto antes. Pero también porque las dos partes se han conjurado para evitar que trasciendan detalles de los avances hasta culminar el pacto, si es que finalmente este se materializa, como tanto PSOE como Podemos dan por seguro. Las dos direcciones no quieren que cualquier filtración ponga en peligro unas negociaciones que han tardado casi tres meses en arrancar y que ahora llegan con muy poco margen. El lunes, a las 12 horas, el candidato socialista subirá a la tribuna del Congreso para exponer su programa político para la legislatura y para entonces ya tiene que tener al menos hilvanado un acuerdo con Iglesias. No obstante, aún habría espacio hasta la segunda votación, la del jueves, la definitiva, para cerrar los flecos restantes.

Desde el viernes por la tarde, como además confirmó Calvo en 'La Sexta Noche', se han sucedido los contactos telefónicos e incluso las reuniones físicas. Pero han sido contactos de tanteo, "para empezar a avanzar", porque la negociación real comenzará este domingo. La vicepresidenta en funciones, mujer de la máxima confianza de Sánchez, la miembro de su dirección en el partido que más ha ganado peso desde el congreso de 2017, dirige las conversaciones por el PSOE, como Echenique lo hace desde Podemos. "Llevan hablando todo el día ambos", indicaron este sábado a este diario fuentes conocedoras de las negociaciones.

Calvo y Echenique pilotan las conversaciones por ambos partidos. La vicepresidenta se ayudará de la ministra Montero y de la portavoz, Adriana Lastra


Calvo tutela el proceso junto a la vicesecretaria general y portavoz parlamentaria, Adriana Lastra, y la ministra de Hacienda, María Jesús Montero. Echenique, a su vez, se ayuda de Pablo Gentili, director de Gabinete de Iglesias, aunque IU y las confluencias —Jaume Asens (En Comú Podem) y Yolanda Díaz (Galicia en Común)— están informados de los movimientos. El jefe de Gabinete de Sánchez, su asesor áulico, Iván Redondo, no se sentará a la mesa porque la ejecutiva socialista nunca previó que se incorporara al comité de interlocución con UP, pese a que su influencia en la Moncloa es creciente y es quien diseña la estrategia. Que no esté en los órganos no quiere decir que haya perdido peso. Su papel siempre es crucial al lado del presidente, pero ahora toca el diálogo entre las direcciones de los dos partidos, y él no es miembro de la ejecutiva porque ni siquiera tiene carné del PSOE.

Foto: La vicepresidenta en funciones, Carmen Calvo, el pasado 14 de julio en Madrid. (EFE)

¿Qué parte del total?

Los socialistas no se cansan de repetir que primero ha de entrarse en el programa para la legislatura para después abordar la composición del Ejecutivo. Sin embargo, Calvo ni siquiera hizo hincapié en esa ordenación, consciente de que el escollo no se sitúa en las medidas, en las que ambas formaciones se hallan próximas —firmaron en octubre un acuerdo presupuestario que las dos consideran una buena base—, sino en la participación de Unidas Podemos en el Gobierno. Los ministros.

La cuestión más delicada es la de los ministros. Podemos sitúa como línea roja que su portavoz, Irene Montero, ocupe una vicepresidencia

Los morados, tras la retirada de Iglesias, advierten de que no tolerarán más "vetos". Para ellos, según fuentes conocedoras de las negociaciones, es una línea roja que, apartado el líder, entre en el Gabinete su portavoz en el Congreso, Irene Montero, y al mando de una vicepresidencia. UP también reclama un peso en el Ejecutivo "proporcional" a su representación. Eso significa que, si se atiende a su número de escaños (42 frente a los 123 del PSOE, 165 entre los dos), le correspondería dirigir una cuarta parte de los departamentos. Si se mira en votos (11,2 millones entres los dos grupos el 28-A: 3,7 los morados y 7,5 los socialistas), UP tendría acceso a un tercio del Gobierno. Cinco de un total de 15, si esa fuera la estructura diseñada por el presidente. El Gabinete saliente tiene 17 áreas.

Los de Iglesias quieren preservar los nombres que serán manejados durante las negociaciones, precisamente para no quemarlos, aunque varios han estado en las quinielas, como Montero y Echenique, o el responsable de Movimientos Sociales de la dirección, Rafael Mayoral, al igual que Alberto Garzón por IU o Yolanda Díaz por Galicia en Común. Unidas Podemos querría ocupar ministerios como Asuntos Sociales —podría ser una vicepresidencia, a cargo de Montero—, Hacienda, Trabajo, Medio Ambiente o Memoria Histórica.

Calvo: "Sánchez me dijo que había hablado con Iglesias y que yo hablara con Echenique"

Sánchez y su equipo prefieren no entrar por ahora ni en nombres ni en carteras. Calvo insistía este sábado en que Unidas Podemos tendrá que hacer "las propuestas" de ministros —y no "la propuesta" cerrada, como dijo Iglesias—, y con ellas en la mano el presidente decidirá, porque esa es la prerrogativa constitucional de la que no quiere prescindir. Se abre a "consensuar" nombres, no a las "imposiciones", como él mismo avisó el pasado jueves en La Sexta.

Foto: Adriana Lastra, vicesecretaria general y portavoz parlamentaria del PSOE, este 20 de julio en Oviedo. (EFE)

Un 'mix' para el Ejecutivo

La vicepresidenta reconoció que el jefe del Ejecutivo ya no veta a miembros de la cúpula morada, aunque sí demanda "cualificación" para los cargos que ocupen. Término que puede ser interpretado, añadió, en un doble sentido, como experiencia de gestión o como trayectoria y formación profesional. Subrayó que los gobiernos socialistas siempre han tenido "un 'mix" de ambas, han integrado a veteranos y a expertos en sus áreas, y Sánchez desea esa misma combinación para el futuro Gabinete, el primero de coalición que tendrá España en 40 años de democracia, si las conversaciones llegan a buen puerto.

Sánchez no veta a dirigentes de Podemos y solo demanda que estén "cualificados" para el cargo, bien por experiencia o bien por trayectoria

Calvo remarcó que ambas partes habían acordado conducir el proceso "con diligencia" y "eficacia", pero también con mucha "prudencia" y "cautela". De ahí que no afloraran avances concretos, aunque los dos partidos comenzarán a hilar fino este domingo, con muy pocas horas antes del arranque del debate de investidura. Que se hayan impuesto el hermetismo total —muchos dirigentes de primer nivel no atendían mensajes ni llamadas, o lo hacían para disculparse por no poder proporcionar información— también es síntoma de que, esta vez sí, la negociación sí va en serio y está en marcha, después de semanas de idas y venidas y de intercambio de durísimos reproches de Sánchez e Iglesias a través de los medios.

Calvo: Unidas Podemos tiene que hacer "propuestas de nombres" para ministros

Dirigentes al tanto de los contactos inciden en que estos primeros intercambios de impresiones y documentos están yendo bien. En Podemos, incluso, tienen la percepción de que el PSOE no pondrá demasiados problemas y que el papel de Montero será "muy destacado". Sánchez no puede poner demasiados obstáculos porque fue él quien señaló como "principal escollo" a Iglesias. Materializada su renuncia, se ha quedado más desnudo de argumentos para vetar las propuestas que le entreguen los morados. No tiene margen de maniobra. No por ahora. La vicepresidenta intentó esquivar el recordatorio de que también Montero había hablado de "presos políticos" para referirse a los dirigentes soberanistas encarcelados, enfatizando el acierto de Sánchez al no asumir que esas expresiones las diga el líder de la fuerza que va a entrar en el Ejecutivo.

Alberto Garzón: "La posibilidad de un Gobierno de coalición ya no es remota sino posible"

El margen hasta el jueves

El núcleo duro del presidente sí se afanó este sábado por lanzar mensajes más positivos después de que su primera reacción, tras el paso al lado de Iglesias, sonara algo más fría o falta de entusiasmo. Lastra apuntaló desde primera hora de la mañana, en declaraciones a los medios en Oviedo, que el PSOE está "convencido" de que llegará a un acuerdo con Unidas Podemos y de que podrá haber un Gobierno "a pleno rendimiento" en una semana. Se abría "una oportunidad" tras la salida en escena de Iglesias que convenía aprovechar. Un juicio simétrico al que expresó Calvo en la tele. Ambas quisieron, pues, trasladar optimismo. Rebajaron por descontado el nivel de tensión de los últimos días y destacaron la disposición de los dos socios en alcanzar un consenso.

El acuerdo en torno a las medidas es más sencillo, porque PSOE y Podemos no "parten de cero": ya firmaron en otoño un pacto presupuestario

El acuerdo sobre el proyecto político de la legislatura se presume más sencillo. Lastra y Calvo recordaron que PSOE y Unidas Podemos no parten "de cero" porque hace menos de un año trenzaron un documento presupuestario que tenía luces más largas. Y han sido compañeros de viaje imprescindible en estos meses de Gobierno en solitario de Sánchez. Las dinámicas en ese punto están más ensayadas. La ejecutiva socialista aprobó el pasado jueves un texto de 51 páginas [aquí en PDF] que vendió como algo más ambicioso que el anterior, de diez días antes, porque reflejaba puntos de ese pacto presupuestario. Tanto Sánchez como Iglesias han venido reconociendo que los programas de ambas formaciones están próximos. Les separan, eso sí, las cuestiones de Estado, como el abordaje del conflicto en Cataluña, materia en la que Iglesias ya asumió que el "liderazgo" correspondería al PSOE.

El PSOE, convencido de llegar a un acuerdo de Gobierno con Unidas Podemos

El tiempo es muy corto para negociar el primer Gobierno de coalición en el ámbito estatal, pero ambas partes son conscientes de que tienen que acomodarse a esa estrechez. Si descarrilasen las conversaciones, que ninguno desea, la investidura de Sánchez podría complicarse. Más si se acerca a septiembre, al límite del plazo de los dos meses, porque la convulsión en la que vivirá Cataluña entonces, con el prólogo de la Diada y el plato fuerte de la sentencia del 'procés', puede hacer que la abstención de ERC, necesaria para el candidato, se evapore. PSOE y Unidas Podemos tienen el domingo para encauzar su pacto —a falta de escenificación y cierre posterior por parte de los dos líderes—, pero podrían rematar las cuestiones pendientes hasta el jueves, en la segunda votación de investidura. En cualquier caso, la ventana es pequeña, aunque los dos aliados preferentes dicen querer aprovecharla al máximo. Esta vez sí.

Toda la maquinaria se puso en marcha después de la conversación telefónica que mantuvieron el viernes Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. El presidente ordenó a su número dos en el Ejecutivo, Carmen Calvo, que hablara con el secretario de Acción de Gobierno de Podemos, Pablo Echenique, para iniciar formalmente las negociaciones y posibilitar su investidura la próxima semana. Y a partir de ahí, las dos partes se pusieron a trabajar "sin parar".

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