Díaz salva a los presidentes de diputaciones en un pacto clave con Sánchez para su futuro
La dirección andaluza amarra la continuidad del jefe de la entidad sevillana, Fernando Rodríguez Villalobos, mentor político de la baronesa, aunque los sanchistas dicen que será solo por un año
Cerca de las cinco de la tarde, tras un almuerzo juntos, entraban en Ferraz el número dos de Susana Díaz y la mano derecha del secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán. Rostros relajados. Contentos. Ambos, las direcciones federal y andaluza, habían llegado a un acuerdo clave. La exjefa de la Junta lograba la continuidad de los seis presidentes de las diputaciones provinciales. Incluido su padrino político, Fernando Rodríguez Villalobos. Su permanencia en el poder, al frente de la institución supramunicipal de Sevilla, puede ser decisiva para amarrar el futuro político de Díaz. Porque ella quiere repetir como líder del PSOE-A y como próxima candidata.
Resultaba difícil de creer que, después de la tensión que siguió a la pérdida de la Junta y que escaló con la confección de las listas de las generales, Díaz y Sánchez pudieran llegar a un acuerdo. Pero ahora ambos viven en una especie de paz forzada y forzosa y evitan la agresión del otro. La de las diputaciones era la última prueba para su complicada relación. Ferraz tenía la intención de controlarlas, consciente de que es el foco de poder más importante que le queda a Díaz. Desmontar el engranaje institucional en torno a ella, como si fuera un mecano, ayudaría a que más cargos se fueran alejando de ella, y así acabaría progresivamente más aislada. Era la vía para hacerla caer, a la vista de que la expresidenta no cedía y no daba un paso atrás.
Díaz y Sánchez ya intentaron desactivar una nueva guerra justo después del 26-M. El pasado 27 de mayo el presidente en funciones recibió en la Moncloa a la baronesa andaluza y a su número dos, Juan Cornejo. Los sanchistas tenían en el punto de mira a Fernando Rodríguez Villalobos y a Irene García, presidentes de las diputaciones de Sevilla y Cádiz. Pero en el entorno de Díaz tenían la plena confianza en que no habría "ningún problema" con ambos. Y así ha sido. Este lunes se solemnizó el acuerdo entre las dos direcciones. Pasadas las siete de la tarde, el PSOE-A envió un comunicado en el que subrayaba la "coincidencia total" entre Ferraz y el PSOE-A: los dos acordaron así la continuidad de los seis presidentes de diputación actuales: Villalobos y García en Sevilla y Cádiz, y también Paco Reyes (Jaén), Antonio Ruiz (Córdoba), Pepe Entrena (Granada) e Ignacio Caraballo (Huelva). Asimismo, amarraron la representación socialista en las ocho instituciones provinciales.
El pacto lo cierran Cornejo y Cerdán después de conversaciones entre Sánchez y Díaz. El encuentro se produce en un clima de "máxima colaboración"
El pacto llegó tras un encuentro de trabajo en Ferraz entre Cornejo y el secretario de Coordinación Territorial de la dirección federal, Santos Cerdán, el máximo colaborador del número tres, José Luis Ábalos. La cita transcurrió en un "clima de máxima colaboración". "Se ha reforzado el compromiso común de seguir profundizando en el trabajo conjunto y coordinado. En este sentido, tanto la ejecutiva federal como andaluza han compartido la necesidad de seguir avanzando codo con codo en la formación de los órganos supramunicipales, muy especialmente en las diputaciones", que se constituirán, en principio, a finales de mes.
"Luna de miel total"
Fuentes del PSOE-A indicaron a este diario que se trata de un acuerdo de las dos partes para dejar las guerras aparte y remarcaron que hay "integración" en las listas a las entidades provinciales. Es decir, que los afines a Sánchez estarán en las diputaciones, pese a que las seis que se llevará el PSOE —todas, menos las de Málaga y Almería, que pilotará el PP— seguirán presididas por dirigentes fieles a Díaz. Por ejemplo, en el caso de Sevilla sí se incluirá a un elegido por el alcalde de Dos Hermanas, Quico Toscano, presidente del comité federal del PSOE, quien ofreció a Villalobos "una salida digna" si aceptaba marcharse. Pero este rechazó airado una propuesta que no venía teóricamente avalada por Ferraz.
Díaz logra mantener a sus seis presidentes, pero a cambio procede a la "integración" de los sanchistas en las seis diputaciones provinciales
Desde el PSOE-A subrayan que Sánchez y Díaz y sus respectivos equipos viven un momento de "luna de miel total", al que ha ayudado la sintonía que ahora han alcanzado los dos secretarios generales. "Pedro ha ayudado mucho a que el acuerdo llegara", valoraban desde el entorno de la baronesa. Insistían en que el pacto cuaja tras muchas conversaciones en medio de la "lealtad" y con plena "coincidencia de objetivos", entre los cuales figura "recuperar la Junta y que nadie queda descabalgado". En la cúpula andaluza reconocían que no querían que se repitieran los "errores" que presidieron la negociación de las listas generales, cuando Ferraz y San Vicente —la sede regional— chocaron en cuatro provincias: Sevilla, Cádiz, Córdoba y Almería. Al final, ante la falta de acuerdo y tras un tenso tira y afloja, la dirección de Sánchez impuso su criterio y colocó a los suyos, porque le facultaban los estatutos. "Tomo nota", respondió Díaz en aquel momento. Sánchez no estaba dispuesto a que se repitiera lo sucedido con las candidaturas autonómicas andaluzas, en las que ninguno de los suyos entró y no planteó batalla.
"Entonces no se hizo bien y ahora sí. Se trata de que estén ahora las personas que tienen que estar y que tienen valía. Lo importante es que se formen los mejores equipos y que todos miremos hacia el futuro", indicaban fuentes próximas a la expresidenta.
"Lo saben ellos dos"
Ferraz, desde las elecciones del pasado 2 de diciembre, las que supusieron el desalojo del PSOE del poder tras 36 años y la llegada de un bipartito de PP y Ciudadanos con el apoyo de Vox, ha intentado minar el poder de Díaz. Primero esperaba que ella misma cedería, que caería como "fruta madura". Pero la secretaria general se ha atrincherado en Andalucía, confiada en que el cogobierno de populares y naranjas se derrumbará más pronto que tarde. De ahí que la siguiente estrategia pensada fuera el desmontaje progresivo de la maquinaria susanista. Y en esa maniobra era fundamental controlar las diputaciones, los principales nodos de poder que quedan al PSOE-A, fuera ya de la Junta.
La baronesa retiene así el principal aparato de poder orgánico e institucional, una fuente de apoyos en caso de una eventual reelección
La operación no era sencilla, no obstante. Cinco de los seis presidentes —todos menos Villalobos— son a su vez secretarios generales del PSOE en sus provincias, por lo que no son fácilmente removibles, ya que fueron avalados por las bases en sus respectivos congresos.
El caso del máximo mandatario de Sevilla es peculiar: él no es líder provincial del partido, pero sí está al frente de la entidad supramunicipal andaluza más importante. Es considerado como el padrino político de Díaz, y un hombre muy cercano a la jefa del poderoso PSOE sevillano, Verónica Pérez, también fiel lugarteniente de la baronesa. Sánchez, al dejar a Villalobos como titular de la diputación de mayor peso, permite a Díaz que disponga del aparato orgánico e institucional más importante. Y esa red es vital para que ella pueda aspirar a repetir al frente del partido y como candidata. El líder socialista manda el mensaje de que no quiere pasar a cuchillo, al menos por ahora, a quien fuera su rival en las primarias de 2017.
¿Ministra Díaz?
Dirigentes sanchistas señalaban, no obstante, que lo más probable es que Villalobos no acabe su mandato, y que quizá deje la diputación el próximo año. Desde el PSOE-A no confirmaban ese extremo y añadían que "lo que hablen los dos secretarios generales" está en ese ámbito privado. Y si los contrarios a Díaz intuyen que hay un "pacto secreto" que quizá desemboque en que Sánchez la integre en su Gobierno para proceder a la renovación del partido en Andalucía, en la ejecutiva regional subrayan que "no hay novedades" y que ella quiere seguir al pie del cañón en su tierra. "No hay nada del futuro, pero si hubiera algo lo saben ellos dos", conceden las mismas fuentes. La expresidenta ya rechazó una oferta para convertirse en jefa del Senado. ¿Pero esta vez puede convertirse en ministra?
Díaz, desde luego, no entra en los planes de futuro que Sánchez tiene para el PSOE-A. La señalada por todos es la ministra de Hacienda en funciones, María Jesús Montero. El peso de los susanistas ha ido decreciendo y, ahora mismo, no existe en la ejecutiva federal ni en las instituciones estatales. En las Mesas de Congreso y Senado, renovadas tras las generales del 28 de abril, se sientan dirigentes andaluces cercanos al presidente. Y entre ellos figura, como vicepresidente segundo del órgano rector de la Cámara, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, exdelegado del Gobierno en la comunidad y uno de los llamados a preparar y protagonizar la transición en la federación más poderosa del PSOE.
Cerca de las cinco de la tarde, tras un almuerzo juntos, entraban en Ferraz el número dos de Susana Díaz y la mano derecha del secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán. Rostros relajados. Contentos. Ambos, las direcciones federal y andaluza, habían llegado a un acuerdo clave. La exjefa de la Junta lograba la continuidad de los seis presidentes de las diputaciones provinciales. Incluido su padrino político, Fernando Rodríguez Villalobos. Su permanencia en el poder, al frente de la institución supramunicipal de Sevilla, puede ser decisiva para amarrar el futuro político de Díaz. Porque ella quiere repetir como líder del PSOE-A y como próxima candidata.
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