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Iglesias, Errejón, Bescansa o Colau: 'Juego de tronos' en Podemos (temporada III)
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GUÍA PARA NO PERDER LA PISTA A SUS DIRIGENTES

Iglesias, Errejón, Bescansa o Colau: 'Juego de tronos' en Podemos (temporada III)

La intensa vida orgánica y el afán por la estrategia hacen difícil seguirle la pista a los protagonistas de la formación morada. A modo de guía, tratamos de reubicarlos en el inicio del curso político

Foto: Pablo Iglesias, junto a Irene Montero, Íñigo Errejón, Carolina Bescansa, Ada Colau o Rafa Mayoral en el acto central de la campaña del 26-J. (EFE)
Pablo Iglesias, junto a Irene Montero, Íñigo Errejón, Carolina Bescansa, Ada Colau o Rafa Mayoral en el acto central de la campaña del 26-J. (EFE)

“Tres años en Podemos son como 10 en otra organización política, todo el mundo se implica mucho, tanto cargos orgánicos como gente de los círculos, dedicando horas y pasión hasta la saciedad”. Esta afirmación la realizaba hace escasos días un cargo orgánico del partido que, desde hace un par de meses, rema a contracorriente de la dirección. Y es que desde su surgimiento en 2014, Podemos ha modificado en multitud de ocasiones sus equilibrios internos, liderazgos y correlación de fuerzas. Una inestable evolución que ha generado cambios de alianzas, socios y sectores internos, incluida la conversión de los llamados oficialistas en críticos y viceversa.

La intensa vida orgánica y el desmedido afán por la estrategia, como no podía ser de otra forma en una organización surgida de un departamento universitario de ciencia política, tuvo su punto de inflexión en Vistalegre II, el pasado mes de febrero. No es difícil perderle la pista a los protagonistas de la formación que irrumpió hace poco más de año y medio en el Congreso de los Diputados con 71 diputados, por lo que una guía a modo de recordatorio de dónde se encuentran en el arranque del nuevo curso político permitirá reubicarlos, máxime tras la crisis catalana.

Íñigo Errejón, en la batalla contra Cifuentes

Tras su derrota contra Pablo Iglesias en la segunda asamblea ciudadana de Podemos, el que fuera cerebro electoral del partido se ha replegado con los afines a su sector para preparar el asalto a la Comunidad de Madrid. Un alto en el camino en la carrera de un joven político que todavía no ha cumplido los 34 años y una salida pactada con el secretario general como contrapartida a su cese en la portavocía parlamentaria. Durante los últimos meses, el discípulo aventajado del padre teórico del populismo 'del cambio', Ernesto Laclau, ha trabajado su perfil como candidatable en las autonómicas de 2019. El pistoletazo de salida fueron las fiestas de San Isidro, donde vestido de chulapo se prestó a bailar un chotis ante las cámaras.

placeholder El diputado de Podemos Íñigo Errejón. (EFE)
El diputado de Podemos Íñigo Errejón. (EFE)

Mientras espera el lanzamiento oficial de su candidatura, que según se alentó desde su entorno estaba programado para septiembre, sigue recorriendo los pueblos madrileños a modo de precampaña. Mejorada del Campo, Móstoles y Parla han sido sus últimas incursiones, aderezadas con una agenda centrada en la política madrileña y, principalmente, de oposición a su presidenta popular, Cristina Cifuentes. En el aire sigue la incógnita sobre su capacidad para elaborar la lista electoral que lo acompañe, sobre todo después de que la actual portavoz en la Asamblea de Madrid y perteneciente al sector Anticapitalistas, Lorena Ruiz-Huerta, calificase como un “error” anteponer las caras y candidaturas a la construcción de una alternativa programática.

Los objetivos a corto y medio plazo de Íñigo Errejón están en Madrid, un trampolín previo a su vuelta a la primera línea de Podemos, con la que sigue en contacto como miembro de la ejecutiva y del denominado 'Gobierno en la sombra'. Con el ayuntamiento de la capital en manos de Ahora Madrid, con un Gobierno de mayoría de afines al ex número dos, liderados por su portavoz, Rita Maestre, la comunidad se convertiría en el campo de ensayo de sus tesis, más transversales y orientadas a un pacto de gobierno con los socialistas que ya ha deslizado el propio José Manuel Franco, portavoz adjunto del PSOE en la Asamblea, al asegurar en una entrevista con 'El Mundo' que “Gabilondo-Errejón sería un buen tándem”.

Carolina Bescansa, relegada a la tercera fila

La fundadora de la formación es otra de las integrantes del clan de Somosaguas que, junto a otros destacados dirigentes como Luis Alegre o Sergio Pascual, han pasado a un segundo plano en la vida pública de Podemos y en el Congreso, donde ahora ocupa un escaño de la tercera fila fuera del tiro de cámara. Diputada sin apenas funciones tras ser apartada de la comisión Constitucional y la Diputación Permanente, Carolina Bescansa también fue sustituida de su cargo como secretaria general del grupo parlamentario tras amagar con liderar una tercera vía frente al pablismo y el errejonismo en Vistalegre II.

placeholder La diputada de Podemos y exsecretaria de Análisis Político del partido Carolina Bescansa. (EFE)
La diputada de Podemos y exsecretaria de Análisis Político del partido Carolina Bescansa. (EFE)

Su apuesta no acabó de consumarse y, pese a pedir el voto para el secretario general, se ha quedado fuera de la actual dirección. Al igual que Errejón, pero también que Juan Carlos Monedero, su enlace con la dirección se limita a su participación en el 'Gobierno en la sombra'.

Experta en demoscopia, sigue aportando sus conocimientos en este terreno para confeccionar las encuestas internas de Podemos. Su repliegue ha sido más orgánico, y en las últimas semanas ha irrumpido en los procesos asamblearios autonómicos al ofrecer su apoyo a una de las candidatas a liderar el partido en Baleares, la diputada Mae de la Concha. Se trata de una apuesta continuista con la del actual secretario general, Alberto Jarabo, afín a Pablo Iglesias, y que tendrá en frente a la actual portavoz en el Parlamento balear y perteneciente al sector anticapitalista.

Pablo Echenique, el desembarco en Madrid

La evolución del actual secretario de Organización en Podemos ha sido una de las más oscilantes, pasando de ser un 'outsider' a número dos de la dirección, y de rivalizar con Iglesias en Vistalegre I, junto al sector anticapitalista, a ser su principal aliado en Vistalegre II. Un camino que ha tenido su último capítulo hace escasos días, tras dejar su escaño en las Cortes de Aragón para trasladar la oficina de la secretaría a Madrid, dedicándose a tiempo completo a estas funciones hasta las próximas elecciones generales. Entre medias, tendrá un papel determinante a la hora de relanzar las estructuras municipales y autonómicas del partido de cara a la batalla electoral de 2019.

placeholder El secretario de Organización de Podemos, Pablo Echenique. (EFE)
El secretario de Organización de Podemos, Pablo Echenique. (EFE)

El nombramiento de Pablo Echenique como secretario de Organización se produjo tras constatarse la supuesta traición conspirativa que habría encabezado Sergio Pascual, anterior responsable en el cargo, con el conocimiento de Errejón. Todo cambió desde entonces. Las tropas de cada sector intercambiaron sus respectivas trincheras en la guerra interna, mientras Iglesias, con Echenique de consejero y brazo ejecutor, comenzó a dar pequeños giros en la singladura del partido hasta invertir el rumbo hacia los postulados rupturistas que encabezó en Vistalegre II.

Su principal cometido ahora en Podemos pasa por conquistar nuevas alcaldías y contar con representantes en el mayor número posible de municipios. De ahí que la secretaría de Organización esté inmersa desde principios de junio en un censo de militantes, y es que las elecciones generales tienen una parada previa en la que el partido focaliza ya una buena parte de sus esfuerzos, considerándola como el impulso imprescindible y termómetro de sus posibilidades para convertirse en alternativa: las elecciones municipales y autonómicas del año previo, en mayo de 2019.

Ada Colau y la pérdida de la transversalidad

La líder de los 'comuns', el partido “hermano” de Podemos en Cataluña, se enfrenta en el contexto del 1-O a uno de los principales retos de su carrera política. Los equilibrios que había hecho hasta el momento para evitar el marco identitario, “perdedor” frente al social y material que siempre pregonó, se han diluido tras decidir apostar por la participación en el referéndum unilateral. Su afán por la “transversalidad”, con unas tesis y afinidad más cercanas al errejonismo que al pablismo, ha girado 180 grados.

placeholder La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. (EFE)
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. (EFE)

Detrás de su decisión se dibuja la posibilidad de un pacto poselectoral con la izquierda independentista de ERC, cuestión puesta sobre la mesa de negociación abierta por ambas organizaciones, pero también punto de inflexión en Catalunya en Comú y en la propia Ada Colau. No solo porque el eje nacional comience a ganar terreno sobre el social, sino porque su liderazgo se ha visto resentido, en una organización prácticamente dividida en dos por el 1-O, y su salto a la política estatal abortado. El calendario para la sucesión de Pablo Iglesias dependerá de sus resultados en las próximas elecciones generales, pero en estos momentos las papeletas con las que podría contar Colau para una incursión de este tipo se han diluido.

Pablo Iglesias, ante la 'crisis de régimen'

Atrapado en la cuestión catalana, tanto a nivel orgánico con su marca catalana como a la hora de marcar un perfil alejado de la polarización actual, la salida diseñada por el líder de Podemos pasa por aglutinar en un “bloque democrático” una suerte de tercera vía. El amplio apoyo que recibió de las bases del partido para ser reelegido secretario general sigue contrastando con la baja valoración que recibe de la ciudadanía en las encuestas. Su perfil en la crisis territorial podría agudizar estos resultados fuera de Cataluña.

placeholder Pablo Iglesias (c) y Alberto Garzón (i), junto al diputado de ERC Gabriel Rufián.
Pablo Iglesias (c) y Alberto Garzón (i), junto al diputado de ERC Gabriel Rufián.

Su papel como candidato alternativo en la moción de censura contra Mariano Rajoy marcó un punto de inflexión. Desde entonces, ha tratado de construirse un nuevo perfil político, menos brusco y alejado de su imagen de 'enfant terrible', para adoptar un papel más sereno y propositivo. Esto es, un carácter presidenciable y pactista que ha acabo de intensificar con su acercamiento al PSOE tras la victoria de Pedro Sánchez en las primarias socialistas.

La agudización del conflicto en Cataluña ha provocado que vuelva a recuperar un tono más áspero para tratar de hacer de esta situación una oportunidad. Esto es, ampliar lo que en Vistalegre II teorizó como el “bloque histórico” para ensanchar las brechas abiertas en el régimen del 78. En esta línea, la pasada semana ya preparaba el terreno al último movimiento de Podemos vaticinando que "un jefe de Estado más cerca del PP que de la ciudadanía catalana no augura un futuro fácil para la monarquía". No en vano, sus lecturas veraniegas han estado centradas en estudiar la construcción de la cultura nacional española y los frenos a las 'pulsiones del cambio' que se dieron con la Restauración borbónica.

“Tres años en Podemos son como 10 en otra organización política, todo el mundo se implica mucho, tanto cargos orgánicos como gente de los círculos, dedicando horas y pasión hasta la saciedad”. Esta afirmación la realizaba hace escasos días un cargo orgánico del partido que, desde hace un par de meses, rema a contracorriente de la dirección. Y es que desde su surgimiento en 2014, Podemos ha modificado en multitud de ocasiones sus equilibrios internos, liderazgos y correlación de fuerzas. Una inestable evolución que ha generado cambios de alianzas, socios y sectores internos, incluida la conversión de los llamados oficialistas en críticos y viceversa.

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